inmunológicamente lo suficiente para desarrollarlas. (8)
Cuando una persona llega a etapa SIDA debe de comenzar con la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), antes de que le sobrevenga, las enfermedades oportunistas mayores y menores, y dentro de ellas están estas oftalmopatías que están muy relacionadas con el deterioro inmunológico del paciente y tener una Carga Viral (CV) elevada.
Se observa en el cuadro # 5 que la totalidad de los pacientes fueron diagnosticados en la Atención Secundaria de Salud (ASS) y, de ellos la mayoría tuvo un diagnóstico tardío. No se encontraron bibliografías que midan estas variables, por lo que no se pudieron establecer comparaciones; sin embargo reiteradas bibliografías (10) hacen referencia a la importancia de un diagnóstico precoz, para la conservación de la función visual, y además evitar complicaciones como la ceguera en estos pacientes.
El SIDA pasa de ser una enfermedad mortal, donde lo fundamental para el oftalmólogo era preservar la función visual y retrasar la progresión de la retinitis por citomegalovirus (RCMV) hasta la muerte del paciente; o detectar un foco de toxoplasmosis ocular activa, antes que aparecieran los síntomas de enfermedad neurológicamente grave.(10)
Con el uso más extendido del terapia de combinación altamente activa (HAART), que aumenta el recuento de CD4+ y disminuye la CV a valores indetectables mejorando la función inmunológica, se logra una estabilización y disminución de las infecciones oportunistas y menor número de muertes por SIDA.
La gran preocupación es la durabilidad de esta respuesta, que es incompleta y diferente en cada paciente, además del riesgo de resistencia e intolerancia a la terapia ARV.
El examen oftalmológico de rutina se debe realizar a todos los pacientes HIV-1+, a su diagnóstico, al comenzar la terapia ARV, tengan o no signos y/o síntomas de enfermedad ocular, teniendo presente las características individuales de cada paciente. (10)
En los países subdesarrollados el estudio de las complicaciones oculares recién está comenzando y prácticamente muy pocos tienen acceso al terapia de combinación altamente activa (HAART). Por lo tanto las infecciones oculares son frecuentes, pero con un patrón alterado, donde la retinitis por citomegalovirus (RCMV), es menos frecuente que en los países desarrollados, en contraste con mayor frecuencia de Retinitis Toxoplásmica y Coroiditis Tuberculosa; debido a factores endémicos y socioeconómicos que hacen difícil el acceso de estos pacientes a los centros de atención de la Salud, donde generalmente mueren de enfermedades endémicas, antes de alcanzar niveles de inmunodepresión marcada para tener retinitis por citomegalovirus (RCMV). En estos casos la prevención sigue siendo el mejor tratamiento al que pueden acceder. (10)
La tarea de la oftalmología es encontrar métodos de estudio oculares más accesibles y económicos para ofrecer a estos pacientes. En nuestro país tenemos pacientes con diferentes situaciones que concurren al examen oftalmológico, lo que hace más difícil el diagnóstico y representan un permanente desafíos para cuidar los ojos de los pacientes VIH/ SIDA. (10)
En nuestro estudio se pudo comprobar con los resultados obtenidos, que la incidencia en oftalmopatías, si nos fijamos en los números, es baja, pero en términos de la repercusión que tiene esta patología en la salud ocular y general de estos pacientes, no deja de ser un tema preocupante para el oftalmólogo, el clínico, el epidemiólogo, Médico de Familia, el Psicólogo, en fin todo el equipo multidisciplinario responsable de la salud de estas personas, por el sin número de complicaciones que pueden aparecer ante una oftalmopatía por VIH-SIDA, no diagnosticada.
También es preocupante que casi la totalidad de nuestra muestra, se les realizó un diagnóstico tardío, además que el nivel de atención donde se les hizo el diagnóstico en la totalidad de la muestra fue en ASS, esto es alarmante teniendo en cuenta que a estos pacientes se les realiza una consulta multidisciplinaria mensual en su área de salud, y la vital importancia que reviste hacer un diagnóstico precoz, para aminorara los daños para su salud ocular en estos pacientes.
Los resultados obtenidos en esta tabla, muestran la necesidad imperiosa de crear una herramienta que incluya la capacitación a los médicos de la APS para ante una persona con VIH con síntomas oculares, siempre pensar en una oftalmopatía de la propia enfermedad, esto llevaría a realizar un diagnóstico precoz y reduciría complicaciones, en estos pacientes, al llegar a la ASS.
Se muestra en el cuadro # 6 que la ceguera es la complicación más frecuente dentro de los pacientes con oftalmopatías por VIH-SIDA en nuestro estudio.
Según la Dra. Fariel Camacho y col, las complicaciones más frecuentes son las alteraciones microvasculares retinianas no infecciosas. Incluyen exudados algodonosos, presentes en más del 50% de los pacientes con SIDA, en el polo posterior a lo largo de las grandes arcadas vasculares o cerca de la papila. Las hemorragias intrarretinianas se presentan en aproximadamente 15% de los casos. Ambos trastornos suelen desaparecer en un período de 6 a 8 semanas lo que permite diferenciarlas de aquellas que acompañan a las retinitis infecciosas.(29)
Es necesario decir que estas complicaciones pueden aparecer debido a la acción de muchos factores, entre ellos los más notables están: el estado inmunológico del paciente, el tipo de diagnóstico realizado (precoz o tardío), la estructura del ojo dañada y el agente causal entre otras.
El cuadro # 7 refleja que hay que administrarles a los enfermos tratamiento oftalmológico combinado, debido a que la multiterapia, reduce la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones. Además, no se puede olvidar que son casi siempre pacientes que reciben tratamiento con terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA).
Con todo lo anteriormente explicado se le da respuestas a las preguntas científicas planteadas en la introducción de nuestra investigación.
Conclusiones
- La morbilidad de oftalmopatías por VIH-SIDA en la provincia, estadísticamente es baja.
- Prevaleció el grupo etáreo entre 28 a 38 años de edad, seguido del comprendido entre 17 a 27 años de edad.
- El sexo que predominó fue el masculino.
- La mayoría de la muestra presentó más afectación en el segmento posterior del ojo.
- Casi la totalidad de la muestra se encontraban en la etapa SIDA.
- En cuanto al tipo de diagnóstico, se les realizó a la mayoría un