Osteoporosis y nutrición: revisión bibliográfica
Autora principal: Lucía Rodríguez Andión
Vol. XX; nº 07; 281
Osteoporosis and nutrition: literature review
Fecha de recepción: 24 de febrero de 2025
Fecha de aceptación: 1 de abril de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 07 Primera quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 07; 281
Autores:
Lucía Rodríguez Andión, dietista-nutricionista, Centro de Salud Corgo-Meira, Lugo, Galicia, España
Mónica Pérez Fernández, dietista-nutricionista, Centro de Salud Ribadeo-Mondoñedo, Lugo, Galicia, España
Cristina Isabel García Pena, odontóloga, Centro de Salud Ribadeo, Lugo, Galicia, España
Resumen
La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la disminución de la densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas. Se desarrolla gradualmente y, a menudo, no presenta síntomas hasta que ocurre una fractura.
La osteoporosis es una enfermedad en la cual los huesos se vuelven frágiles y susceptibles a fracturas debido a la pérdida de masa ósea y la disminución de su densidad. La nutrición juega un papel clave tanto en la prevención como en el manejo de la osteoporosis.
Entre los factores de riesgo se incluyen la edad, el sexo (más común en mujeres postmenopáusicas), la genética, el sedentarismo y ciertas condiciones médicas.
La nutrición juega un papel crucial en la salud ósea, ya que ciertos nutrientes son esenciales para mantener la densidad ósea y prevenir la osteoporosis. Seguir una dieta equilibrada, rica en nutrientes esenciales y realizar actividad física a diario, es vital para mantener la masa ósea.
Palabras Clave
Osteoporosis, calcio, vitamina D, actividad física, salud ósea.
Abstract
Osteoporosis is a disease characterized by decreased bone density, which increases the risk of fractures. It develops gradually and often has no symptoms until a fracture occurs.
Osteoporosis is a disease in which bones become brittle and susceptible to fractures due to loss of bone mass and decreased density. Nutrition plays a key role in both the prevention and management of osteoporosis.
Risk factors include age, sex (more common in postmenopausal women), genetics, sedentary lifestyle, and certain medical conditions.
Nutrition plays a crucial role in bone health, as certain nutrients are essential for maintaining bone density and preventing osteoporosis. Following a balanced diet, rich in essential nutrients and engaging in daily physical activity, is vital to maintaining bone mass.
Keywords
Osteoporosis, calcium, vitamin D, physical activity, bone health.
Declaración De Buenas Prácticas
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
La osteoporosis es una enfermedad esquelética que se caracteriza por la disminución de la densidad ósea, lo que lleva a huesos frágiles y a un mayor riesgo de fracturas, especialmente en la cadera, la columna vertebral y las muñecas. Esta condición ocurre cuando el cuerpo pierde demasiado hueso, no produce suficiente hueso, o ambas cosas. Como resultado, los huesos se vuelven más porosos y susceptibles de romperse con más facilidad.
La osteoporosis puede tener diferentes causas, entre ellas podemos destacar:
Edad: a medida que envejecemos, la masa ósea se reduce, especialmente después de los 50 años. En las mujeres, la pérdida de estrógenos después de la menopausia acelera este proceso.
Factores genéticos: cuando existen antecedentes familiares de osteoporosis, es más probable que una persona desarrolle esta enfermedad.
Desequilibrio hormonal: la deficiencia de hormonas sexuales, como los estrógenos en las mujeres o la testosterona en los hombres, puede acelerar la pérdida ósea.
Actividad física: la falta de ejercicio o una vida sedentaria pueden debilitar los huesos.
Alimentación: una dieta baja en calcio y en vitamina D es un factor clave en la aparición de la osteoporosis.
Uso de medicamentos: algunos medicamentos, como los corticoides, pueden debilitar los huesos si se toman a largo plazo.
La osteoporosis suele denominarse una enfermedad silenciosa porque en sus etapas iniciales no presenta síntomas evidentes. Muchas personas no saben que tienen osteoporosis hasta que sufren una fractura. Sin embargo, algunos síntomas pueden incluir:
Dolor de espalda, causado por una vértebra fracturada o colapsada.
Pérdida de estatura con el tiempo.
Postura encorvada.
Fracturas óseas que ocurren con facilidad, incluso con pequeños golpes o caídas.
Entre los factores de riesgo más comunes para la aparición de la osteoporosis se incluyen:
Género: las mujeres, especialmente después de la menopausia, tienen mayor riesgo de osteoporosis.
Edad: el riesgo aumenta con la edad.
Peso: las personas con cuerpo delgado tienden tener menos masa ósea, lo que aumenta el riesgo.
Fumar y el consumo de alcohol: contribuyen a la pérdida de masa ósea.
La prevención de la osteoporosis implica un enfoque integral y adecuado, a través del cual se puede ralentizar la pérdida de masa ósea y reducir el riesgo de fracturas. Algunos de los puntos básicos a tener en cuenta son:
Dieta rica en calcio y vitamina D desde una edad temprana.
Actividad física regular, especialmente, ejercicios de carga y de peso.
Estilo de vida saludable, evitando el tabaco y el consumo excesivo de alcohol.
Monitoreo de la salud, a través de la realización de controles periódicos, si se tienen factores de riesgo, se puede ayudar a detectar la osteoporosis antes de que ocurra una fractura.
El diagnóstico de la osteoporosis se realiza generalmente a través de una prueba llamada densitometría ósea que mide la densidad mineral ósea.
El mantenimiento de la masa ósea es un proceso complejo influenciado por diversos factores biológicos, nutricionales, hormonales y de estilo de vida. A continuación, se detallan los principales factores implicados en el mantenimiento de la masa ósea:
Factores nutricionales:
Calcio: es el mineral clave para la formación y el mantenimiento de los huesos. Si la dieta es deficiente en calcio, el cuerpo extraerá este mineral de los huesos, debilitándolos.
Vitamina D: es esencial para la absorción del calcio en el intestino. Sin suficiente vitamina D, el cuerpo no puede utilizar el calcio adecuadamente, lo que afecta la densidad ósea.
Proteínas: una ingesta adecuada de proteínas es necesaria para la salud de los huesos y los músculos. Tanto un exceso como una deficiencia pueden afectar la masa ósea.
Magnesio, fósforo y vitamina K: estos nutrientes también son importantes para la mineralización ósea y la salud general del esqueleto.
Suplementación: en algunos casos, como en personas mayores o con dificultades para absorber nutrientes, pueden necesitarse suplementos de calcio y vitamina D.
Factores hormonales:
Estrógeno: esta hormona tiene un papel crucial en la regulación de la resorción ósea. La disminución de estrógeno en las mujeres, especialmente después de la menopausia, acelera la pérdida de masa ósea.
Testosterona: en los hombres, la testosterona contribuye a la formación ósea. Con la edad, los niveles de testosterona también disminuyen, afectando la densidad ósea.
Hormonas tiroideas: un nivel excesivo de hormonas tiroideas (hipertiroidismo) puede aumentar la resorción ósea, debilitando los huesos.
Parathormona (PTH): es la hormona responsable de regular los niveles de calcio en sangre y en los huesos. Un exceso de PTH, como ocurre en el hiperparatiroidismo, puede llevar a la desmineralización ósea.
Cortisol: los niveles crónicamente altos de cortisol (como en personas con síndrome de Cushing o bajo el uso prolongado de corticosteroides) pueden promover la pérdida ósea.
Actividad física:
Con peso: los ejercicios de impacto y que soportan peso, como caminar, correr, bailar y levantar pesas, estimulan la formación ósea. La falta de actividad física, por otro lado, reduce la densidad ósea.
Ejercicio de resistencia: actividades como el levantamiento de pesas ayudan a mejorar la fuerza muscular y a proteger los huesos, lo que reduce el riesgo de caídas y fracturas.
Equilibrio y flexibilidad: mejorar el equilibrio y la flexibilidad (por ejemplo, mediante yoga o pilates) puede ayudar a prevenir caídas que podrían resultar en fracturas óseas.
Los antecedentes familiares juegan un papel importante en la salud ósea. Las personas con una historia familiar de osteoporosis tienen un mayor riesgo de sufrir pérdida de masa ósea. La cantidad de masa ósea que una persona logra en su juventud está influenciada genéticamente. Al alcanzar una densidad ósea máxima mayor en la juventud, se reduce el riesgo de osteoporosis en la edad avanzada.
Edad:
Pico de masa ósea: la masa ósea generalmente alcanza su punto máximo entre los 20 y los 30 años. Después de esta edad, comienza un proceso gradual de pérdida de masa ósea. Mantener hábitos saludables antes de este punto es crucial para asegurar una buena densidad ósea más adelante.
A medida que envejecemos, la capacidad del cuerpo para formar nuevo hueso disminuye, mientras que la resorción ósea (la degradación del hueso) aumenta. Este desequilibrio es una de las principales causas de osteoporosis en las personas mayores.
Género:
Mujeres: tienen un mayor riesgo de perder masa ósea, particularmente después de la menopausia, debido a la disminución de estrógenos. Las mujeres suelen tener huesos más pequeños y menos densos que los hombres, lo que las hace más vulnerables a la osteoporosis.
Hombres: aunque los hombres también pierden masa ósea con la edad, el proceso suele ser más lento debido a sus niveles más altos de testosterona y mayor densidad ósea inicial.
Estilo de vida:
Tabaquismo: el consumo de tabaco está vinculado a la pérdida de masa ósea. El tabaco afecta la producción de estrógenos y otros factores de crecimiento, lo que debilita los huesos.
Alcohol: el consumo excesivo de alcohol interfiere con la formación de hueso nuevo, y además puede llevar a caídas, aumentando el riesgo de fracturas.
Cafeína: en exceso, la cafeína puede aumentar la excreción de calcio a través de la orina, reduciendo así los niveles disponibles para la salud ósea.
Uso de medicamentos:
Corticosteroides: el uso prolongado de corticosteroides (prednisona, cortisona) es una de las causas más comunes de pérdida de masa ósea inducida por medicamentos.
Medicamentos anticonvulsivos: algunos medicamentos utilizados para tratar convulsiones pueden reducir la densidad ósea con el tiempo.
Inhibidores de aromatasa y antiandrógenos: estos medicamentos, utilizados para tratar ciertos tipos de cáncer, también pueden contribuir a la pérdida ósea.
Condiciones preexistentes:
Trastornos gastrointestinales: enfermedades que afectan la absorción de nutrientes (como la enfermedad celíaca o el síndrome del intestino irritable) pueden reducir la disponibilidad de calcio y vitamina D para los huesos.
Hiperparatiroidismo y otras enfermedades endocrinas: estas condiciones pueden acelerar la pérdida ósea.
Enfermedades renales: los riñones son responsables de activar la vitamina D, por lo que las personas con insuficiencia renal pueden tener problemas de salud ósea.
La dieta juega un papel crucial en la salud y es uno de los factores más importantes para mantener huesos fuertes y prevenir enfermedades como la osteoporosis. Una alimentación adecuada durante todas las etapas de la vida, pero especialmente durante la infancia, la adolescencia, y la edad adulta temprana (cuando se alcanza el pico de masa ósea), es esencial para asegurar una buena densidad ósea y prevenir la pérdida de hueso en la vejez. A continuación, se especifican algunos de los nutrientes clave para la salud ósea:
Calcio: es el componente esencial de los huesos. El 99% del calcio en el cuerpo se encuentra en los huesos y dientes. Como fuente de calcio tenemos los lácteos (leche, yogur, queso), vegetales de hoja verde (brócoli, kale), tofu fortificado, sardinas, almendras, semillas de sésamo, productos fortificados con calcio como algunas leches vegetales (almendra, soja). La recomendación de consumo diaria es en adultos 1.000 mg al día y en mujeres mayores de 50 años 1.200mg al día.
Vitamina D: ayuda al cuerpo a absorber el calcio y es crucial para la mineralización ósea. Sin vitamina D, el cuerpo no puede utilizar el calcio que consume. Como fuente de vitamina D tenemos pescado graso (salmón, atún, caballa), yemas de huevo, hígado, alimentos fortificados (leche, jugo de naranja, cereales), y exposición solar. La recomendación diaria de vitamina D es en adultos menores de 70 años 600 UI y en adultos mayores de 70 años 800 UI.
Proteínas: son necesarias para la reparación y el mantenimiento del tejido óseo. Tanto una ingesta insuficiente como excesiva de proteínas puede afectar negativamente a la salud ósea. Como fuente de proteínas tenemos carnes, pescados, huevos, lácteos, legumbres (frijoles, lentejas), nueces y semillas.
Magnesio: este mineral es importante para convertir la vitamina D en su forma activa, que permite la absorción de calcio. Como fuente de magnesio tenemos vegetales de hoja verde, frutos secos (almendras, nueces), semillas, granos enteros y plátanos.
Fósforo: trabaja junto con el calcio para formar los huesos y mantener su fortaleza. Como fuente de fósforo tenemos carnes, aves, pescados, lácteos, legumbres, nueces, y cereales integrales.
Vitamina K: participa en la producción de proteínas que ayudan a mantener los huesos sanos. Como fuente de vitamina K tenemos verduras de hoja verde (espinacas, brócoli, col rizada), aceite de soja, aguacates, y kiwi.
Zinc: este mineral ayuda en la formación ósea y en la reparación del tejido óseo. Como fuente de zinc tenemos mariscos (especialmente ostras), carne de res, legumbres, semillas y nueces.
Estrategias dietéticas para la salud ósea:
Dieta rica en calcio y vitamina D: consumir alimentos ricos en calcio y vitamina D es fundamental para mantener la salud ósea. Además de los lácteos, que son una fuente común, es importante incluir vegetales y alimentos fortificados para personas que no consumen lácteos.
Equilibrar el consumo de proteínas: consumir proteínas adecuadas ayuda a mantener los huesos y los músculos fuertes, pero un exceso puede aumentar la excreción de calcio a través de la orina. Una dieta balanceada entre proteínas animales y vegetales es ideal.
Limitar el uso de sodio: el exceso de sal en la dieta puede aumentar la excreción de calcio a través de los riñones, debilitando los huesos. Limitar los alimentos altamente procesados y reducir el uso de sal en la cocina es recomendable.
Evitar el exceso de cafeína: beber grandes cantidades de cafeína puede interferir con la capacidad del cuerpo para absorber el calcio. Consumir café y té con moderación (especialmente si la ingesta de calcio es baja) es una medida preventiva.
Consumir grasas saludables, como las provenientes de pescados grasos, nueces, semillas y aceite de oliva, pueden ayudar a la absorción de vitamina D y mejorar la salud ósea.
Limitar el consumo de alcohol: el consumo excesivo de alcohol puede interferir con la capacidad del cuerpo para absorber el calcio y otras vitaminas esenciales, debilitando los huesos.
Una buena hidratación ayuda a mantener el metabolismo óseo en equilibrio. El agua también es importante para el funcionamiento de las células que forman y descomponen los huesos.
Suplementación para la salud ósea:
Suplementos de calcio: pueden ser necesarios en personas que no consumen suficiente calcio en su dieta diaria. Es importante no exceder la cantidad recomendada, ya que un exceso de calcio puede aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares o cálculos renales.
Suplementos de vitamina D: son esenciales para personas que no tienen suficiente exposición solar o que tienen problemas de absorción. Se recomienda tomar vitamina D en combinación con calcio para maximizar la absorción.
Ejercicio y dieta para la salud ósea:
Además de una dieta adecuada, la combinación de actividad física regular es clave para mantener la densidad ósea. Los ejercicios de resistencia, como levantar pesas, y los ejercicios de peso, como caminar, correr y bailar, ayudan a fortalecer los huesos. Una dieta adecuada en nutrientes esenciales y ejercicio regular son complementos perfectos para la salud ósea a largo plazo.
Objetivo
El objetivo principal de esta revisión bibliográfica es promover la prevención y el manejo de la osteoporosis a través de la educación nutricional y la aplicación de hábitos saludables, enfocándose principalmente en la ingesta adecuada de nutrientes esenciales, como el calcio y la vitamina D, así como la importancia de realizar actividad física regularmente, para mejorar la salud ósea y reducir el riesgo de fracturas a lo largo de la vida.
La educación nutricional es un objetivo básico y esencial, informar a la sociedad sobre la importancia de una dieta equilibrada rica en nutrientes esenciales para la salud ósea, incluyendo el calcio, la vitamina D, proteínas, el magnesio y el zinc.
La promoción de hábitos saludables es otro objetivo de gran importancia, ya que fomentar un estilo de vida activo que incluya ejercicios de carga y resistencia, son vitales para fortalecer los huesos y mejorar la masa ósea. Además, es importante promover la implementación de hábitos saludables desde una edad temprana, para garantizar una adecuada formación y mantenimiento de la densidad ósea.
Para conseguir lograr los objetivos, se deben proporcionar recomendaciones individualizadas y personalizdas basadas en la edad, el sexo, el nivel de actividad y la salud general de cada persona, para maximizar la efectividad de las intervenciones nutricionales y de estilo de vida. Además, se debe sensibilizar y concienciar a la población sobre los factores que pueden aumentar el riesgo de osteoporosis, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la falta de actividad física, y ofrecer estrategias para mitigarlos.
Se pretende, como meta a largo plazo, lograr una población más informada y empoderada en la toma de decisiones relacionadas con la salud ósea, dando como resultado una disminución de la incidencia de osteoporosis y fracturas asociadas en la sociedad.
Conclusiones
El mantenimiento de la masa ósea depende de la interacción de múltiples factores, incluyendo una nutrición adecuada, niveles hormonales saludables, actividad física regular y un estilo de vida equilibrado. Combinar estos aspectos y evitar los factores de riesgo puede ayudar a preservar la salud ósea a lo largo de la vida.
La actividad física y el deporte son fundamentales para una vida saludable. Proporcionan beneficios físicos, mentales y emocionales, y son especialmente importantes para el desarrollo y mantenimiento de la salud ósea. Al incorporar actividad física en la rutina diaria, las personas pueden mejorar su calidad de vida y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Para mantener una buena salud ósea a lo largo de la vida, es esencial consumir alimentos ricos en calcio, vitamina D, magnesio, proteínas y otros nutrientes esenciales; limitar el consumo de sodio, alcohol y cafeína; y practicar ejercicio regularmente, especialmente actividades que soporten peso y mejoren la fuerza muscular.
Una nutrición adecuada es fundamental para prevenir la osteoporosis y mantener la salud ósea. Incorporar nutrientes clave y adoptar un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo de esta enfermedad y sus complicaciones.
En conclusión, una alimentación adecuada y un estilo de vida activo son pilares esenciales para prevenir la osteoporosis y mantener la salud ósea a lo largo de la vida. Adoptar hábitos saludables y ser conscientes de la importancia de la nutrición puede reducir significativamente el riesgo de fracturas y mejorar la calidad de vida.
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