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Participación comunitaria, estilos de vida y enfermedad mental

aparentemente más insignificantes, como señala (11) “son decisiones referentes no sólo a cómo actuar, sino a quién ser” (p.106).

Cuanto más postradicionales sean las circunstancias en que se mueva el individuo, más afectará el estilo de vida al núcleo de la identidad del yo, a su hacerse y rehacerse. Por lo tanto se (13) ha tipificado idealmente la construcción de un estilo de vida en varias fases: una fase deconstructiva de uno mismo (repliegue y búsqueda interior); una fase constructiva, caracterizada por la concepción del proyecto personal; y una fase de implantación interactivo–comunitaria, o la puesta en práctica del propio estilo de vida: valores y fines, formas y condiciones de vida que se expresan de manera comunitaria.

Enfermedad Mental.

Las enfermedades mentales o trastornos psicológicos son alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. Se puede tratar de alteraciones en el razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida. (OMS). (14)

Según el DSM-IV-TR, los trastornos son una clasificación categorial no excluyente, basada en criterios con rasgos definitorios. Admiten que no existe una definición que especifique adecuadamente los límites del concepto, careciendo de una definición operacional consistente que englobe todas las posibilidades. Un trastorno es un patrón comportamental o psicológico de significación clínica que, cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica. (OMS).

Esta manifestación es considerada síntoma cuando aparece asociada a un malestar (p. ej., dolor), a una discapacidad (p. ej., deterioro en un área de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad.

Más aún, afirman, existen pruebas de que los síntomas y el curso de un gran número de trastornos están influidos por factores étnicos y culturales. No olvidemos que la categoría diagnóstica es sólo el primer paso para el adecuado plan terapéutico, el cual necesita más información que la requerida para el diagnóstico. (OMS).

Maturana, (15) explica sobre las adicciones, que las enfermedades «son diagnósticos que especifican una mirada. Cuando uno trata algo como una enfermedad finalmente ciega y sesga la mirada, y entonces no ve algo. Y en este caso, lo que no ve es que la persona que tiene una adicción está atrapada en un modo de vivir». Ese modo de vivir, enfatizó, «tiene salida, cuando la persona encuentra algo que necesita profundamente, que es el servir, tener presencia y respeto por sí mismo». Según el biólogo, quien sufre adicciones no encuentra una salida fácil, «porque su historia de vida se ha transformado con él. Entonces, todo su mundo tiene que ver con su adicción. La salud es una condición inestable de completo bienestar integrativo ecológico, biológico, mental y social y no solo la falta de enfermedad.

La salud mental es un estado integrativo de armonía de la persona con el medio ambiente y la realidad, pese a que en ella no logre la satisfacción de todas sus necesidades particularmente de las afectivas y espirituales. La salud mental es factor esencial en el desarrollo y bienestar del individuo, la familia, los pueblos y naciones en todas las etapas de la vida, desde la concepción, la infancia, la niñez, la adolescencia y la tercera edad hasta la muerte. Es por ello, que no se debe estigmatizar a los enfermos mentales, a pesar de que se encuentren disociados algunos, digo disociados por no mantener una conducta adecuada en la sociedad, pero ¿cual sería una conducta adecuada? ¿Que no presente la enfermedad mental?, ¿que no lleve un vida en su vivir y convivir humano sin problemas? ¿O que no sea amado y no ame? ¿O no tenga amor o reciba amor de sus semejantes?, es difícil dentro del operar del observador como operante u observado que tenga las características intactas de un ser vivo sin problemas.

Participación y salud.

El servicio de salud, junto a la educación, son servicios a brindar y garantizar en las comunidades para satisfacer el desarrollo social de la población, pero por lo general han sido implantados por personas o instituciones que no conocen y/o no tienen relaciones con la comunidad, lo cual puede llevar a que estos servicios no tengan aceptación y no cumplan sus objetivos ya que la población al no intervenir en ello le resta efectividad a los esfuerzos que se hagan por garantizar la educación y la salud de los habitantes. Por lo tanto (16) plantea que “La comunidad debe jugar un rol activo de autogestión, participación, responsabilidad e iniciativa en la solución de sus problemas de salud y el alcance de los objetivos, el desarrollo de la comunidad y con ello el desarrollo social.”

Con relación a esto la OMS plantea «La insistencia en que la gente debe hacerse responsable de su propia salud es un aspecto importante del desarrollo individual y colectivo. Con alta frecuencia se considera que un sistema eficaz de atención primaria es un servicio más eficiente, humano y útil; facilita un producto, la salud, que en realidad la gente debería alcanzar por sí misma. En lo posible la salud nunca debe «darse» o «facilitarse» a la población. Por el contrario, se debe ayudar a la gente a participar consciente y activamente en el logro y la promoción de su propia salud».

Intentar comprender al sector salud frente al problema de la participación social, debe servir para proponerle una posición viable frente a la misma, con el fin de contribuir a orientar sus actividades. Al no definirse una posición clara en este sentido, la evaluación de la participación social tiende a limitarse a presentar tipologías sobre acciones con participación en grados que van de la pasividad a la actividad.

Objetivo:

Describir la participación comunitaria en relación con los estilos de vida y la enfermedad mental.

Metodología.

Se realizó una investigación documental, haciéndose énfasis en los temas tratados.

Reflexión Final

La participación comunitaria activa es el resultado de interacciones humanas en un ambiente de aceptación incondicional, empatía y congruencia; la participación de los involucrados deja de ser pasiva, para ser transformadora y consciente; es más, esta participación, al cimentarse en una verdadera reflexión de los problemas y necesidades comunitarias, y en un compromiso personal de solidaridad y cooperación, rebasa las metas institucionales y comunitarias, humanizando los programas y actividades.

Es indudable dar cuenta de que entre más significativas, trascendentes y cálidas sean las relaciones interpersonales, mayor será la apertura y confianza para buscar el bienestar comunitario, no sólo con base en normas y dogmas asistenciales, sino como consecuencia del auto conocimiento, creatividad y libertad que se vive de manera personal y de grupo. La participación que surge con estas características evita el paternalismo, el autoritarismo y