Propuesta de una escala de predicción y evaluación del riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria utilizando la taxonomía NOC
Autor principal: Joaquín Santiago Galindo Muñoz
Vol. XVIII; nº 2; 53
Proposal for a scale for predicting and assessing the risk of suffering eating disorders using the NOC taxonomy
Fecha de recepción: 06/12/2022
Fecha de aceptación: 23/01/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 2 Segunda quincena de Enero de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 2; 53
Autores:
Joaquín Santiago Galindo Muñoz; Hospital General de la Defensa, Zaragoza (España)
Carmela Gerosa Cisneros; Centro de Salud La Jota, Zaragoza (España)
Clara Pilar García Aznar. Hospital Royo Villanova (Zaragoza, España)
Alejandro Guiral Mallart; Hospital Universitario Cínico Lozano Blesa, Zaragoza (España).
Celia Gay Aguarón; Centro de Coordinación de Urgencias, Zaragoza (España).
Edelweis Elvira Sáez; Hospital Universitario San Jorge, Huesca (España).
RESUMEN: Los trastornos del comportamiento alimentario suponen un problema relevante de salud pública en los países desarrollados por diversos motivos; su prevalencia, la gravedad, el curso clínico prolongado, la tendencia a la cronificación, la necesidad de tratamiento pluri e interdisciplinario, y la frecuente hospitalización de los pacientes. En la actualidad constituyen la tercera enfermedad crónica más común entre los adolescentes. De ahí la importancia de la prevención primaria y secundaria.
Actualmente existen escalas y cuestionarios que miden el riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria como el test de la conducta alimentaria (EAT-26), Test de Bulimia (BULIT), Eating Disorders Inventory (EDI); sin embargo, lo que se propone es medir o detectar síntomas y conductas de riesgo para trastornos del comportamiento alimentario en adolescentes y adultos, utilizando la taxonomía y lenguaje enfermero NOC. Por tanto, se propone utilizar como herramienta de evaluación la taxonomía NOC escogiendo los indicadores para evaluar y predecir el riesgo de sufrir trastornos del comportamiento alimentario, así como realizar una operativización de la escala ya validada EAT-26.
PALABRAS CLAVE
Trastornos de la conducta alimentaria, metodología enfermera, leguaje enfermero, taxonomía NOC.
ABSTRACT: Eating behavior disorders are a relevant public health problem in developed countries for various reasons; its prevalence, severity, prolonged clinical course, tendency to become chronic, the need for multidisciplinary and interdisciplinary treatment, and the frequent hospitalization of patients. They are currently the third most common chronic disease among adolescents. Hence the importance of primary and secondary prevention.
Currently there are scales and questionnaires that measure the risk of suffering from eating disorders such as the eating behavior test (EAT-26), Bulimia Test (BULIT), Eating Disorders Inventory (EDI); however, what is proposed is to measure or detect symptoms and risk behaviors for eating disorders in adolescents and adults, using the NOC nursing language and taxonomy. Therefore, it is proposed to use the NOC taxonomy as an evaluation tool, choosing the indicators to evaluate and predict the risk of eating disorders, as well as to make operational the already validated EAT-26 scale.
KEYWORDS
Eating disorder, nurse methodology, nursing language, taxonomy NOC.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
INTRODUCCIÓN
Los trastornos del comportamiento alimentario suponen un problema relevante de salud pública en los países desarrollados por diversos motivos; su prevalencia, la gravedad, el curso clínico prolongado, la tendencia a la cronificación, la necesidad de tratamiento pluri e interdisciplinario, y la frecuente hospitalización de los pacientes. Aunque estos procesos ya fueran conocidos hace más de dos siglos en los países occidentales, en los últimos años se ha producido un incremento progresivo de su incidencia y prevalencia. En la actualidad constituyen la tercera enfermedad crónica más común entre los adolescentes (Muñoz, 2011). De ahí la importancia de la prevención primaria y secundaria.
Los trastornos alimentarios evolucionan de forma gradual desde conductas leves y transitorias, que son muy frecuentes en la población general, hasta entidades clínicas mayores bien definidas, que se encuentran entre las enfermedades mentales de mayor letalidad. No está claro el proceso que lleva de aquellas conductas a desarrollar la enfermedad, pero desde un punto de vista preventivo, la detección precoz de una situación de riesgo y su tratamiento es esencial en orden a mejorar el pronóstico. De aquí la importancia de diferenciar los síntomas leves de aquellos que con alta probabilidad puedan derivar en un TCA (Gandarillas, 2003).
Los TCA son enfermedades psicosomáticas graves, de etiología multifactorial, que solo pueden entenderse por la interacción de muy diversos factores psicológicos y fisiológicos que se suscitan, potencian y modifican mutuamente, dando lugar a su notable complejidad funcional y estructural. Los factores socioculturales ocupan un papel etiológico esencial y tanto la insatisfacción corporal como el anhelo de delgadez son características necesarias para la aparición de un TCA (Toro, 1999).
En la actualidad, existe la mayor ocurrencia de enfermedades de origen biopsicosocial, en especial los trastornos alimentarios, que involucran diferentes sistemas del cuerpo y los aspectos inherentes a la persona y sus relaciones sociales (Portela, 2012).
Son difíciles de tratar y perjudiciales para la salud y la nutrición, predispone los individuos a la desnutrición o a la obesidad (American Dietetic Association, 2006) y se asocian con baja calidad de vida, altas tasas de comorbilidad psicosocial y mortalidad prematura (Herpertz-Dahlmann, 2009).
Los trastornos del comportamiento alimentario son considerados eventos infrecuentes, por lo que es difícil establecer la prevalencia/incidencia en la población general, además, muchos estudios se centran sólo en una única muestra seleccionada, presentan los resultados de datos originarios de los servicios de salud, lo que aumenta los problemas metodológicos de los estudios de incidencia (Van Son, 2006). Es de destacar también que, aunque los criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales IV (DSM-IV) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) están bien definidos y ampliamente utilizados, no son plenamente aplicables a niños y adolescentes, lo que aumenta la dificultad de establecer las tasas de ocurrencia de TCA en esta población (Micali, 2011).
La etiología de los TAC es multifactorial, pues incluye factores genéticos, biológicos, psicosociales y culturales. Deben coexistir varios de ellos para facilitar la aparición y el desarrollo de la enfermedad y ser específicos para cada persona, pudiendo coincidir en un momento determinado.
- Factores genéticos/biológicos: hasta la actualidad no se han identificado ningún marcador específico que predisponga al desarrollo de la enfermedad (TAC). La mayoría de los estudios se están centrando en el análisis de los polimorfismos de genes relacionados con el control del peso corporal y con las vías serotoninérgicas y dopaminérgicas.
- Factores individuales/psicológicos: Los pacientes con TCA presentan frecuentemente trastornos de la personalidad, teniendo baja autoestima y gran ansiedad. Son introvertidos, obsesivos, perfeccionistas y tienen la impresión de ser poco efectivos, a pesar de que la realidad muestra lo contrario. La malnutrición provoca una serie de trastornos físicos y psíquicos que alteran el rendimiento intelectual y escolar, y la capacidad para realizarse socialmente.
- Factores familiares: las familias de los pacientes de TCA muestran ciertos rasgos comunes: son sobreprotectoras, con comportamietos algo rígidos y cierta incapacidad para resolver sus propios conflictos.
- Factores socioculturales e influencia de la publicidad: La personalidad del adolescente es muy vulnerable, recibe gran cantidad de información que no asimila y le crea tensiones sobre problemas propios de su edad, como son la sexualidad, la competitividad, el individualismo, la independencia del entorno familiar, etc.
Los trastornos alimentarios han aumentado en los últimos 50 años y se han implicado cambios en el entorno alimentario. Todos los proveedores de atención de la salud deberían preguntar rutinariamente sobre los hábitos alimenticios como un componente de la evaluación general de la salud. En la actualidad, los sistemas de diagnóstico reconocen seis trastornos alimentarios y alimentarios principales: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón, trastorno por evitación-restricción de la ingesta de alimentos, pica y trastorno por rumiación. La forma de presentación de los trastornos alimentarios puede variar entre hombres y mujeres, por ejemplo. Dado que los trastornos de la alimentación están poco investigados, existe una gran incertidumbre en cuanto a su fisiopatología, tratamiento y manejo.
Los criterios diagnósticos de TAC quedan definidos por la sociedad Americana de Psiquiatria (DSM-IV R).
Actualmente existen escalas y cuestionarios que miden el riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria como el test de la conducta alimentaria (EAT-26), Test de Bulimia (BULIT), Eating Disorders Inventory (EDI); sin embargo, lo que se propone es medir o detectar síntomas y conductas de riesgo para trastornos del comportamiento alimentario en adolescentes y adultos, utilizando la taxonomía y lenguaje enfermero NOC.
Se abordan los desafíos futuros, los tratamientos emergentes y las preguntas de investigación pendientes.
El presente trabajo tiene al ánimo de contribuir a la investigación en taxonomías y lenguaje enfermero, ampliando el corpus de conocimiento en esta área. Más concretamente en el campo de la investigación básica con el fin de generar conocimiento a través del desarrollo de instrumentos y pruebas diagnósticas. El lenguaje estandarizado de la enfermería es un instrumento que permite integrar un marco teórico de identificación de problemas, intervenciones y resultados en los cuidados. Su utilización en diversos medios asistenciales es variada.
OBJETIVOS
- Utilizar como herramienta de evaluación la taxonomía NOC escogiendo los indicadores para evaluar y predecir el riesgo de sufrir trastornos del comportamiento alimentario.
- Realizar una operativización de la escala ya validada EAT-26.
METODOLOGÍA
La Escala Eating Attitudes Test (EAT-26): es un cuestionario autoaplicado que sirve para la detección de posibles casos adolescentes con Trastorno de la Conducta Alimentaria. La puntuación total del EAT-26 es la suma de los veintiséis ítems. Puntúan 3, 2, 1, 0, 0, 0 en la dirección positiva asignando el tres a las respuestas que más se aproximan a una dirección sintomática (“siempre”=3). Únicamente el ítem 25 se puntúa, de una manera opuesta puntuando 0, 0, 0, 1, 2, 3 (“nunca”=3). Una puntuación por encima del punto de corte de veinte (20) implica la necesidad de una mayor investigación y el/la adolescente se considerará como población con riesgo, lo cual no quiere decir que tenga o vaya tener el trastorno.
No existe un NOC concreto que nos aporte información sobre el posible riesgo para padecer TCA. Por tanto, para operativizar la escala EAT-26 se usarán indicadores de distintos NOC (Moorhead, 2011) para monitorizar y hacer cuantificables los factores etiológicos de la patología en cuestión (anteriormente expuestos). Por tanto, la nueva herramienta estará compuesta por 4 subescalas (una por cada factor de riesgo).
Ver anexo
BIBLIOGRAFÍA
- American Dietetic Association, Position of the American Dietetic Association: Nutrition Intervention in the Treatment of Anorexia Nervosa, Bulimia Nervosa, and Other Eating Disorders en J Am Diet Assoc, 2006; 106(12), 2073-2082
- Gandarillas, A., et. al., Trastornos del comportamiento alimentario. Prevalencia en mujeres adolescentes de la comunidad de Madrid. Servicio de Promoción de la salud. Instituto de Salud Pública. 2003
- Herpertz-Dahlmann B. Adolescent eating disorders: definitions, symptomatology, epidemiology and comorbidity. Child Adolesc Psychiatr Clin N Am, 2009; 18(1), 31-47
- Micali, N., et al. Assessment Measures for Child and Adolescent Eating Disorders: A Review. Child Adolesc Ment Health, 2011;16(2), 122-7
- Muñoz T. Trastorno del comportamiento alimentario. Protoc diagn ter pediatr, 2011; 1, 255-67
- Moorhead, S. (ed). Clasificación de resultados de enfermería (NOC). 2011 Barcelona: Elsevier
- Portela, M.L., et. al. La epidemiología y los factores de riesgo de los trastornos alimentarios en la adolescencia; una revisión. Nutr Hosp, 2012; 27, 391-401
- Toro, J., et. al. Trastornos del Comportamiento Alimentario en Jano, 1999; 56, 1298
- Treasure, J, Antunes Duarte T, Schmidt Eating disorders. Lancet 2020 Mar 14;395(10227):899-911
- Van Son, G.E., et. al. Time trends in the incidence of eating disorders: A primary care study in The Netherlands. Int J Eat Disord 2006; 39(7), 565-9