Revisión bibliográfica: el suicidio
Autora principal: Cristina Seijas Malavé
Vol. XVII; nº 18; 733
Bibliographical review: suicide
Fecha de recepción: 03/08/2022
Fecha de aceptación: 21/09/2022
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 18 Segunda quincena de Septiembre de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 18; 733
Autora: Cristina Seijas Malavé, graduada en enfermería en la facultad de ciencias de la salud de la universidad de Zaragoza. Hospital universitario miguel Servet, Zaragoza. España.
Coautores:
Patricia Blanco Serrano, graduado en enfermería en la facultad de ciencias de la salud de la Universidad de Zaragoza. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza. España.
Esther Cruz Solas, graduada en enfermería, facultad de ciencias de la salud de la Universidad de Jaén. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza. España.
Alberto Espeso Izquierdo, graduado en enfermería en la facultad de ciencias de la salud de la Universidad de Zaragoza. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza. España.
Belén Faci Gracia, graduado en enfermería en la facultad de ciencias de la salud de la Universidad San Jorge de Zaragoza. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza. España.
Javier Júdez Pérez, graduado en enfermería en la universidad de San Jorge en Zaragoza. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza. España.
Raquel Pérez Navarro, graduado en enfermería en la facultad de ciencias de la salud de la Universidad de Zaragoza. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza. España.
RESUMEN
La adolescencia es una etapa única y complicada, ya que se experimentan muchos cambios tanto físicos como psicológicos, en dónde pueden aparecer diferentes tipos de factores de riesgo que pueden aumentar las tentativas suicidas en este tipo de pacientes.
PALABRAS CLAVE
Suicidio, enfermedad psiquiátrica, adolescentes.
ABSTRACT
Adolescence is a unique and complicated stage, since many physical and psychological changes are experienced, where different types of risk factors can appear that can increase suicide attempts in this type of patient.
KEYWORDS
Suicide, psychiatric illness, adolescents.
INTRODUCCIÓN
El suicidio es causa de aproximadamente un millón de fallecimientos al año en todo el mundo y basta para poner en su contexto la relevancia de este dato, el hecho de que el suicidio causa en algunos países europeos tantas muertes como los accidentes de tráfico.
El suicidio se considera como una forma de morir causada por la autoagresión del individuo mediante el uso de determinadas formas o métodos, es decir, es un acto por el cual la persona se quita su propia vida.
Existen dos grandes grupos de suicidio, el suicidio auténtico y el parasuicidio. El suicidio auténtico es aquel que se caracteriza por llevar a cabo un procedimiento eficaz para conseguir el acto de quitarse la vida; por otra parte, el parasuicidio, intento de suicidio o gesto suicida, es aquel que se caracteriza cuando sus procedimientos o motivaciones no están propiamente dirigidas a producir el suicidio, si no a utilizarlo como chantaje, demostrar valentía, ira, una llamada de atención o como forma de buscar un cambio en su situación personal. (1)
Otros autores, confieren gran importancia a la ideación suicida, a la cual se refiere como el deseo expresado de morir, la idea de muerte por alguna causa, la idea de matarse, ya sea con planes específicos o con una planificación detallada de la conducta a seguir, sin embargo, se denomina así cuando no se lleva a cabo ningún tipo de acto. (2)
Por otra parte, se destaca la tentativa de suicidio en adolescentes, ya que es un grave problema de salud mental a nivel mundial. La incidencia de las tentativas suicidas en adolescentes es difícil de conocer. Según el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de suicidio juvenil (15-19 años) en el 2012 fue de 2,38/100.000 habitantes. Se estima que por cada caso de suicidio consumado se producen entre 10-40 intentos.
Numerosos estudios muestran que la tentativa de suicidio juvenil es mucho más frecuente en el sexo femenino y mayoritariamente es consecuencia de un acto impulsivo, ya que en el sexo masculino se suelen llevar a cabo actos mucho más violentos producidos sobre todo por trastornos antisociales o bien abuso de sustancias tóxicas. Se considera que hasta el 90% de los pacientes que tienen tentativas suicidas presenta algún tipo de patología psiquiátrica, predominando la depresión, la cual sería un factor de riesgo muy importante.
El abordaje de este tipo de paciente, debe considerarse de manera multidisciplinar, realizando una cuidadosa evaluación psiquiátrica, la cual estimará si existe persistencia de riesgo suicida, si tiene trastornos mentales y el tipo de tratamiento y seguimiento que los pacientes deben tener tras su atención. (3)
FACTORES DE RIESGO.
En cuanto a los factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de suicidio en los adolescentes destacarían algunos como la impulsividad, el pesimismo del adolescente introvertido, el comienzo de trastornos psiquiátricos y el inicio de consumo de tóxicos. Siendo así, el consumo de medicamentos, como mecanismo más utilizado en nuestro medio para llevar acabo el suicidio, los benzodiacepinas son el primer fármaco implicado en este método debido a la gran accesibilidad que tienen los españoles de conseguir psicofármacos. (3)
Además, existen diversos factores desencadenantes del suicidio tales como: aislamiento, abandono, violencia, muerte de familiares, agudización de síntomas de enfermedades crónicas o cronificación de enfermedades, etc. (1)
Aunque existen múltiples causas del suicidio en gente joven, como las ya mencionadas anteriormente, el 65% de estos están ligados a padecer depresión producida por ruptura de los lazos sociales, crisis familiares o aumento de la soledad en los adolescentes, así como la visión de un futuro incierto, dificultades para proyectar como causas importantes, o bien como es el caso producido en España, hay un claro ejemplo de que el suicidio está relacionado con pérdidas económicas o bien debido a las tasas de desempleo.
Por otra parte, es importante destacar como la sociedad ve a las personas que realizan estos actos, ya que, aunque numerosos investigadores o médicos describan las causas principales del suicidio, en la sociedad actual mucha gente describe que las personas que se suicidan son por qué “Están chiflados o desequilibrados, no saben resolver sus problemas, no se quieren a sí mismos, necesitan ser aceptados”
Según otros autores, uno de los factores de riesgo que se tiene menos en cuanto debido a la sociedad en la que vivimos, es el suicidio producido en jóvenes homosexuales, ya que esta es incluso tres veces superior a la de las personas heterosexuales. Aparentemente no existe ninguna vinculación entre el suicidio y las personas homosexuales, aunque se considera que en general se vincula debido a que la homosexualidad sigue siendo un tema tabú a día de hoy, lo que consigue que dichas personas no puedan mostrar su condición homosexual, se sientan despreciados, infravalorados e incluso puedan caer en una depresión debido a no poder mostrar a quien quieren por miedo a como se lo tomará la sociedad. Sin embargo, es un tema con escasa información en la cual acceder y habría que seguir estudiando sobre este tema. (4, 5)
PREVENCIÓN
La prevención del suicidio es uno de los puntos principales y más controvertidos en las políticas de salud. El suicidio ha tenido un gran enjuiciamiento a lo largo de la historia que ha ido variando, hasta considerarse como una enfermedad mental recientemente. A pesar del desarrollo de estrategias y planes de prevención en diferentes países con la intención de reducir el número de muertes por suicidio, las cifras de suicidios se mantienen elevadas, ya que, la efectividad de las intervenciones preventivas rara vez se ha evaluado y únicamente son llevadas a cabo a través de los servicios sanitarios, más específicamente, del servicio sanitario de la salud mental. (6)
Existen múltiples programas, guías y estrategias desarrolladas en diferentes países que se centran en el seguimiento de las personas que padecen tentativas suicidas, así como en su identificación temprana, manejo precoz, tratamiento y la atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias. Además, existen diversas escalas psicométricas, que no están incluidas como un uso de valoración normal en España, ya que no han sido aceptadas, a pesar de su fácil compresión, por lo que al no hacerlas de formas más a menuda en la práctica clínica diaria, es más difícil encontrar con certeza aquellos casos de riesgo de suicido. (4, 6)
Sin embargo, sí que existen meras traducciones de estas escalas cuya eficacia es cuestionable, en donde se utilizan distintos ítems y herramientas, para poder validar esos rangos de aspecto suicida. Posteriormente, se consiguió validar la Escala de Clasificación del Suicidio de Columbia, sin embargo, lo que se pretende es tener muchas actividades que sean más de tipo preventivo, las cuales tampoco se tienen ni se han validado, por lo tanto, en nuestro país nos encontramos muy por debajo del nivel de otros países de desarrollo similar. Son muchos los estudios los que respaldan que actitudes preventivas pueden reducir las tasas de suicidios, por lo que es importante capacitar a los profesionales sanitarios e intentar disminuir el acceso a distintos métodos suicidas. (4)
En lo que a los profesionales respecta, la valoración de la conducta suicida se basa en dos herramientas: la entrevista clínica y las escalas de valoración del riesgo suicida. Dichas escalas se basan en factores de riesgo. Hay que recordar que la noción de riesgo es de base probabilística y carece de significación determinista a nivel individual. Además, en salud mental las valoraciones sintomáticas de riesgos están teñidas por la subjetividad y los prejuicios del profesional evaluador, pero también por los del paciente, lo que oscurece la capacidad predictiva.
Otras intervenciones que han conseguido contundentes resultados en la reducción del número de suicidios son aquellas relacionadas con medidas políticas que reducen el acceso a potenciales métodos suicidas, especialmente aquellos de elevada letalidad. Algunas de estas intervenciones van desde la instalación de carteles de aviso, teléfonos de emergencia o barreras físicas en puntos de precipitación, que previenen hasta en un 90% las muertes por suicidio. Además, es importante centrar la atención en aquellas personas que han tenido intentos suicidas anteriormente, para poder establecerles unos determinados tratamientos o métodos para disminuir esas ganas de quitarse la vida o pensamientos de acabar con ella. (4, 6)
TRATAMIENTO
En cuanto a los tratamientos, el más efectivo sería las psicoterapias, ya que siempre tiene que estar presente en pacientes con problemas psiquiátricos, siendo la valoración de la conducta suicida debería ser un proceso dialéctico y consensuado entre el paciente y el clínico en el que lleguemos a elaborar una conceptualización realista del riesgo y cómo manejarlo. Hace falta un enfoque centrado en la persona, el estudio pormenorizado de los factores cualitativos, de los riesgos particulares y de las necesidades del sujeto para hacer un análisis funcional de la conducta suicida o autolesiva y una formulación adecuada y comprensiva del caso.
Además, las psicoterapias, se puede complementar con tratamiento farmacológico, pero no podemos dejar de hablar de las intervenciones terapéuticas, en concreto, de la prescripción de antidepresivos, cuyo consumo se ha triplicado en nuestro país. Su uso está muy restringido, sobre todo en niños, ya que se ha demostrado que puede haber un aumento del suicidio en estos, siendo de la misma manera facilitador en personas menores de 25 años, neutral de 25-65 años, y actuando como un efecto protector en mayores de 65 años. La asociación entre el aumento del uso de antidepresivos y la reducción del suicidio es controvertida. Es necesario el hecho de hacer determinados ensayos clínicos para poder ver su eficacia. (4, 6)
Un elevado número de suicidios se ha asociado a mayor consumo de antidepresivos, pero esto no ha podido relacionarse de manera causal y clara con la reducción del suicidio. Los últimos metaanálisis dan cuenta de que la mayoría de los beneficios de los antidepresivos pueden explicarse por el efecto placebo y que solo alrededor del 20% de la varianza puede ser atribuible al fármaco. (6)
Posteriormente, se vio que el único fármaco que tenía consecuencias eficaces en el tratamiento del suicidio, fue la clozapina. También se destacó el efecto que se daba en los pacientes en tratamiento con litio, sin embargo, este fármaco no se debe usar en todos los pacientes porque tiene grandes efectos secundarios. Debido al hecho de que no existe un tratamiento específico para los pensamientos suicidas, y que más o menos un 90% de estos casos suicidas han tenido un trastorno psiquiátrico previo, el tratamiento suele derivarse más a un tratamiento farmacológico de la enfermedad previa o base a llevar el acto suicida.
Sin embargo, lo que realmente produce mejoras significativas en los pensamientos y riesgos suicidas serían aquellos tratamientos no farmacológicos como es el caso de acudir al psicólogo, tener terapias grupales, buscar alternativas para ahuyentar los pensamientos “malos” , por lo que sería útil el hecho de aumentar esas actividades preventivas, que no son individualizadas ni específicas, sino que son universales y aplicables a todas aquellas personas que lo necesiten, utilizándolas a su ve como tratamiento precoz para aquellas personas que tienen factores de riesgo de padecer tentativa suicida. (4)
BIBLIOGRAFÍA
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- Margarit Soler A, Martínez Sánchez L, Martínez Monseny A, Trenchs Sainz de la Maza V, Picouto González MD, Villar Cabeza F et al. Características epidemiológicas de las tentativas de suicidio en adolescentes atendidos en ANPEDI. 2016; 85(1): 13-17.
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