Revisión bibliográfica sobre la infección por chlamydia trachomatis
Autora principal: Blanca Ascaso Adiego
Vol. XIX; nº 12; 341
Literature review on chlamydia trachomatis infection
Fecha de recepción: 12/05/2024
Fecha de aceptación: 13/06/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 12 Segunda quincena de Junio de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 12; 341
Autores:
- Blanca Ascaso Residente 2º año Centro de Salud Torrero-La Paz. Zaragoza
- Cristina Álvarez Sanagustín. Residente 2º año Centro de Salud Fernando el Católico.
- Teresa Mahave Carcelén. Residente 1º año Centro de Salud Las Fuentes Zaragoza
- María Mercedes Martínez Residente 4º año Centro de Salud Híjar. Teruel.
- Marta Castejón Residente 2º año Centro de Salud Torre Ramona. Zaragoza.
- Isabel María Funes Julián. Residente 2ª año Centro de Salud Zaragoza.
- Celia López Residente 4º año Centro de salud Las Fuentes. Zaragoza
DECLARACIÓN DE BUENAS INTENCIONES:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.
RESUMEN
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un importante problema de salud pública a nivel mundial. Chlamydia trachomatis es la primera causa bacteriana de ITS. El incremento de las infecciones por esta bacteria registrado en la última década plantea nuevos retos para reforzar su prevención y mejorar su control. Se trata de una infección que habitualmente pasa desapercibida, y cuyas manifestaciones clínicas pueden ser muy variables. Así, en las mujeres puede manifestarse como cervicitis, uretritis, enfermedad inflamatoria pélvica, perihepatitis o proctitis. De no tratarse, dichas infecciones aumentan el riesgo de infertilidad y embarazo ectópico, generando altos costes sanitarios. Los riesgos aumentan durante el embarazo. Además, los bebés nacidos por vía vaginal de madres infectadas por Chlamydia trachomatis genital pueden desarrollar conjuntivitis y/o neumonía. En los varones, la infección puede provocar uretritis, epididimitis, prostatitis y proctitis. Ambos sexos pueden experimentar también conjuntivitis, faringitis y linfogranuloma venéreo. El diagnóstico microbiológico se basa en técnicas moleculares capaces de detectar el germen. Un diagnóstico más rápido y específico permitirá un tratamiento dirigido con la pauta antibiótica adecuada. El manejo de esta infección debe incluir un estudio de los contactos sexuales y, en ocasiones, un test de cura. Finalmente, deben ser valorados los cribados de infección en aquellos grupos de población con mayor prevalencia.
El objetivo de esta revisión bibliográfica es describir los aspectos más relevantes de la infección por Chlamydia trachomatis. Para ello, se ha llevado a cabo una búsqueda en la base de datos biomédica PubMed y otras fuentes de información, incluyendo artículos originales y de revisión publicados desde 2019 hasta la actualidad.
ABSTRACT
Sexually transmitted infections (STIs) are an important public health problem worldwide. Chlamydia Trachomatis is the first bacterial cause of STIs. The increase in infections due to this bacterium recorded in the last decade raises new challenges to reinforce its prevention and improve its control. It is an infection that usually goes unnoticed, and whose clinical manifestations can be very variable. Thus, in women it can manifest as cervicitis, urethritis, pelvic inflammatory disease, perihepatitis or proctitis. If not being treated, these infections increase the risk of infertility and ectopic pregnancy, generating high health costs. Risks increase during pregnancy. In addition, babies born vaginally of mothers infected by Chlamydia trachomatis genital can develop conjunctivitis and/or pneumonia. In men, infection can cause urethritis, epididymis, prostatitis and proctitis. Both sexes may also experience conjunctivitis, pharyngitis and venereal lymphogranuloma. The microbiological diagnosis is based on molecular techniques capable of detecting germ. A faster and more specific diagnosis will allow a treatment directed with the appropriate antibiotic guideline. The management of this infection must include a study of sexual contacts and, sometimes, a cure test. Finally, infection screening in those population groups with the highest prevalence should be valued.
The objective of this bibliographic review is to describe the most relevant aspects of Chlamydia Trachomatis infection. To do this, a search in the Biomedical Database PubMed and other sources of information, including original and review articles published from 2019 to the present.
INTRODUCCIÓN
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un importante problema de salud pública a nivel mundial.1 El aumento registrado en la incidencia de lTS desde principios de siglo ha sido debido en parte a una relajación de los aspectos preventivos durante las relaciones sexuales, consecuencia del éxito de la terapia antiviral frente al VIH. Dicha relajación se traduce en un incremento de conductas sexuales de riesgo, sobre todo entre la población joven y en determinados grupos de hombres homosexuales. Además, este incremento de la incidencia de las ITS se ha visto favorecido por el amplio uso de las redes sociales, que facilitan los contactos sexuales, y por el uso de drogas recreativas durante el acto sexual (chemsex).2
Chlamydia trachomatis es la principal causante de ITS de etiología bacteriana en los países desarrollados.3 Se estima que, cada año, se producen más de 130 millones de nuevas infecciones en el mundo3. En Europa, solo en 2016,se declararon 403.807 casos de esta infección, con una tasa global de 185/100.000 habitantes, siendo la incidencia mayor en heterosexuales y mujeres, especialmente en las de 20-24 años (1.745/100.000)2. Dada esta alta prevalencia, la CDC recomienda un screening anual en mujeres sexualmente activas hasta los 25 años y hombres que tienen sexo con otros hombres.4
Desde 2016 la infección por C. trachomatis es una enfermedad de declaración obligatoria. Esta primera declaración, recientemente publicada, muestra la ausencia de datos en alguna comunidad autónoma y una baja tasa global (15,48/100.000), con importantes diferencias entre las comunidades declarantes debido a la subdeclaración (≤ 1/100.000) en varias de ellas5. El cumplimiento y la mejora de la vigilancia epidemiológica de esta infección permite analizar la evolución de su incidencia y comparar la información entre diferentes comunidades autónomas y países.
Conocer la prevalencia de la infección por C. trachomatis en la población general, especialmente en gestantes, personas jóvenes y grupos con prácticas de riesgo, es esencial para el diseño de programas de control de la infección en cada área geográfica. La prevalencia obtenida en estudios realizados en diferentes países oscila entre el 1 y 10%, siendo más elevada entre mujeres jóvenes sexualmente activas (>10% en menores de 20-22 años).
Otros datos de interés en la epidemiología de la infección por C. trachomatis son su estacionalidad (mayor demanda diagnóstica y casos positivos en periodos posvacacionales) y la distribución de sus genotipos en función de la conducta sexual. Coincidiendo con otros estudios europeos, en España se ha informado que los genotipos E y F son más frecuentes en mujeres y hombres heterosexuales, mientras que los genotipos D, G, J y L2 lo son en HSH2.
CLÍNICA
Debido a las especiales características de este microorganismo intracelular (ciclo de división bifásico, metabolismo lento) y a su interacción con la respuesta inmune del huésped, en la mayoría de los casos (hasta un 80% en mujeres y un 50% en hombres) esta infección es asintomática.1 Los casos sintomáticos comienzan, habitualmente, 2 a 6 semanas tras la infección. Las principales manifestaciones clínicas de la infección son cervicitis en mujeres y uretritis en hombres. Mientras en las mujeres la disuria y polaquiuria son infrecuentes, en los hombres pueden estar presentes hasta en la mitad de los casos. En estos últimos puede aparecer un dolor irradiado a epidídimo, mientras que en las mujeres el dolor hipogástrico puede deberse a enfermedad inflamatoria pélvica (EIP)2. En un 5-15% de la EIP aguda puede aparecer un cuadro de perihepatitis conocido como síndrome de Fitz-Hugh-Curtis, que corresponde a la inflamación de la cápsula hepática y las superficies peritoneales cercanas y caracterizado por dolor agudo o subagudo del hipocondrio derecho, asociado a fiebre, sin alteración de las pruebas hepáticas, muchas veces sin tener clínica de EIP asociada. Los serotipos L1, L2 y L3 pueden producir linfogranuloma venéreo, que comienza como una úlcera genital eritematosa e indolora5 que cicatriza espontáneamente. A las dos semanas alcanza los linfonodos provocando una linfadenitis inguinal, y puede desarrollar periadenitis y fistulizar a la piel. La infección sin tratamiento tiende a regresar, dejando en la mayoría de los casos cicatrices y secuelas como elefantiasis o fístulas residuales. 1,5
Además, dependiendo de las prácticas sexuales, pueden aparecer otros síntomas locales, tales como faringitis (que suele ser asintomática o bien presentar síntomas inespecíficos como adenopatías cervicales, odinofagia o úlceras linguales), afectación rectal o proctitis. Sin un diagnóstico preciso y rápido, las infecciones no tratadas (asintomáticas o sintomáticas), se diseminan con facilidad entre la población sexualmente activa. Además, en la mitad de los casos las infecciones persisten durante meses, lo que favorece el desarrollo de complicaciones para la salud reproductiva y secuelas como consecuencia de la respuesta inmune. En el varón, pueden provocar prostatitis, vesiculitis, orquiepididimitis y, finalmente, esterilidad. En la mujer, endometritis, salpingitis o EIP. El riesgo de EIP en mujeres infectadas por C. trachomatis y no tratadas se ha cifrado en torno al 15%. La inespecificidad de la sintomatología de esta enfermedad puede requerir varias consultas hasta alcanzar su diagnóstico y, en algunos casos, puedan quedar sin diagnosticar. La EIP puede dar lugar a secuelas en un 10-20% de las pacientes, principalmente infertilidad y embarazo ectópico.2
Por otra parte, C. trachomatis puede causar, ocasionalmente, artritis reactiva asociada a HLA-B27 (acompañada a veces de sintomatología ocular y/o dérmica. Finalmente, durante la gestación, estas infecciones se han asociado con rotura prematura de membranas, parto prematuro, bajo peso al nacer y aborto. Las mujeres pueden infectar al neonato a través del canal del parto, causando tracoma (conjuntivitis folicular crónica producida por los genotipos A, B y C) , siendo esta la primera causa de ceguera de origen infeccioso.6
DIAGNÓSTICO
Aunque existe una amplia variedad de métodos para la detección de C. trachomatis, las técnicas de ampliación de ácidos nucleicos (TAAN) son las recomendadas, hoy en día, por su mayor sensibilidad, especificidad y rapidez diagnóstica, y deben sustituir en los laboratorios clínicos a las anteriormente empleadas basadas en la detección de antígenos o el cultivo celular. Dichas pruebas pueden detectar ADN o ARN de clamidia basándose en tecnología de amplificación y casi han logrado reemplazar los métodos de cultivo celular, por lo que se las conoce como el “nuevo gold estándar”. Estas pruebas demuestran una alta sensibilidad, ya que son lo suficientemente eficientes para detectar la presencia de una única secuencia nucleica en la muestra clínica, siendo a la vez muy específicas. Existen diferentes TAAN comerciales, basadas generalmente en métodos de PCR múltiple y en tiempo real, lo que permite un diagnóstico rápido y simultáneo de varios microorganismos causantes de ITS. El diagnóstico puede realizarse a partir de diferentes tipos de muestras en función de la localización de la infección (exudados uretrales, cervicales, conjuntivales, faríngeos, rectales, etc.), si bien algunas no están validadas en todas las técnicas comerciales. Gracias a la elevada sensibilidad de las TAAN, en casos en que no se puedan obtener exudados uretrales o cervicales, o para la realización de cribados, pueden emplearse otras muestras de fácil obtención por el propio paciente, como autotomas vaginales u orina. La orina de la primera micción es la muestra recomendada en los hombres, mientras que en las mujeres, se prefieren los hisopos vaginales.7 Las TAAN más recientes emplean cebadores y sondas específicos frente a dos dianas diferentes, lo que permite detectar tanto la cepa salvaje como la variante sueca, nvCt, y la mayor parte de ellas también las cepas carentes de plásmido críptico (alguna plataforma tiene diseñada las dos dianas en el plásmido críptico, por lo que no podría identificar el 1% de cepas carentes de él).
La conveniencia de un diagnóstico rápido de la infección por C. trachomatis, para solucionar el caso individual y evitar la diseminación de la infección, hace necesario que en los lugares que atienden a estos pacientes se disponga de un laboratorio de respuesta rápida equipado con TAAN donde enviar las muestras o de alguna prueba «point-of-care» (POC) para poder responder cuanto antes de la forma más adecuada, al menos a los casos más sintomáticos. Las pruebas POC anteriormente disponibles, basadas en métodos inmunológicos (detección del lipopolisacárido), tenían sensibilidad y especificidad insuficientes. Actualmente, existen pruebas POC basadas en métodos moleculares que detectan C. trachomatis y N. gonorrhoeae, pero con un coste elevado. El beneficio y coste-efectividad del adecuado empleo de estas técnicas motivará el desarrollo de nuevas POC que incluyan otras causas de ITS.
Por último, otras técnicas moleculares más específicas como el genotipado mediante secuenciación del gen ompA, que codifica la proteína principal de membrana externa (MOMP) o el «multi-locus sequence typing» que aporta una mayor discriminación y diferenciación entre cepas, pueden permitir profundizar en el conocimiento de la epidemiología molecular de la infección por C. Trachomatis2,
TRATAMIENTO
El tratamiento de las infecciones urogenitales por Chlamydia trachomatis, sintomáticas o no, debe indicarse de inmediato para prevenir las complicaciones, la transmisión a otras parejas sexuales o al recién nacido.1
Las pautas estándar de tratamiento para infecciones no complicadas del tracto genital inferior por Chlamydia trachomatis consisten en 1 g de azitromicina en dosis única o 100 mg de doxiciclina cada 12 horas durante 7 días. Ambos tratamientos han mostrado una efectividad similar del 97 y 98%, respectivamente. Aunque la pauta con doxiciclina puede ser algo más eficaz, su cumplimiento es menor. Otra alternativa es el tratamiento con doxiciclina 200 mg de liberación prolongada cada 24 horas durante 7 días. Dicho tratamiento podría tener eficacia y seguridad comparables a la pauta habitual y mejorar el cumplimiento del tratamiento, presentando menos efectos adversos gastrointestinales a expensas de un mayor coste. Otras alternativas como eritromicina y levofloxacino se asocian a una mayor tasa de efectos secundarios.
Para disminuir el riesgo de transmisión sexual, debe recomendarse a los pacientes abstinencia sexual durante 7 días tras iniciar el tratamiento. Además, deben estudiarse otras ITS.
En cuanto al control post tratamiento, los test de cura no se recomiendan de rutina si el tratamiento del caso índice ha sido adecuado, pero sí se recomiendan en gestantes y cuando existan dudas sobre el cumplimiento del tratamiento, sospecha de reinfección o persistencia de síntomas. Cuando se realice un test de cura, se deben emplear TAAN de 3 a 5 semanas después de finalizar el tratamiento, ya que los ácidos nucleicos de C. trachomatis pueden persistir en las células hasta 3 semanas, dando falsos positivos. Sin embargo, como la reinfección es frecuente en personas con infección previa por C. trachomatis, se recomienda un nuevo control aproximadamente tres meses después de finalizar el tratamiento.. Esto indica la necesidad de mejorar la educación y el tratamiento de las parejas sexuales.
CONCLUSIONES
- Chlamydia trachomatis es la primera causa bacteriana de ITS.
- Las principales manifestaciones clínicas de la infección son cervicitis en mujeres y uretritis en hombres.
- Actualmente, las técnicas de ampliación de ácidos nucleicos (TAAN) son las recomendadas por su mayor sensibilidad, especificidad y rapidez diagnóstica.
- Las pautas estándar de tratamiento para infecciones no complicadas del tracto genital inferior por Chlamydia trachomatis consisten en 1g de azitromicina en dosis única o 100 mg de doxiciclina cada 12 horas durante 7 días.
BIBLIOGRAFÍA
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