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Revisión de tema: Enfermedad hepática por alcohol

Revisión de tema: Enfermedad hepática por alcohol

Autora principal: Kolleen María Alvarado Rodríguez

Vol. XVII; nº 11; 440

Review: Alcoholic Liver Disease

Fecha de recepción: 15/05/2022

Fecha de aceptación: 08/06/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 11; 440

Autores:

Kolleen María Alvarado Rodríguez: Médico general, trabajadora independiente. San José, Costa Rica.

Mónica Diosanny Vargas García: Médico general, trabajadora independiente. Heredia, Costa Rica.

Valeria Salazar Cedeño: Médico general, trabajadora independiente. San José, Costa Rica.

Ana Laura Brizuela Obando: Médico general, trabajadora independiente. San José, Costa Rica

Luis Felipe Vílchez Vargas: Médico general, trabajador independiente. San José, Costa Rica

Resumen:

La enfermedad hepática relacionada con el alcohol (EHA) representa alrededor del 4-6% de las muertes a nivel mundial y tiende a ser una de esas enfermedades que se diagnostican en fases avanzadas de la enfermedad. La EHA presenta una compleja patogenia y si bien se han identificado distintas vías enzimáticas, genes y otros factores de riesgo, todavía no se puede determinar con certeza cuales pacientes con abuso de alcohol llegaran a desarrollar la enfermedad. Esta patología abarca los aspectos sociales, psicológicos y médicos del paciente; por lo que su atención debe ser abordada por un equipo multidisciplinario. En el presente artículo se realiza una breve revisión sobre la patogenia, factores de riesgo, el espectro clínico, el abordaje y tratamiento con respecto a la EHA.

Palabras clave: enfermedad hepática por alcohol, hepatitis alcohólica, revisión

Abstract:

Alcoholic liver disease causes around 4-6% of the total number of deaths on a global scale and it is usually diagnosed at the later stages of the disease. The pathogenesis of this entity is highly complex and, even though, a certain number of metabolic pathways, genes and other risk factors had been identified; to this day, there is no certainty to determine which of those with alcohol abuse disorder will develop alcoholic liver disease. This entity comprises the psychological, social and medical spheres of the patient, and therefore, it should be managed by a multidisciplinary group. The present article is a brief review of the pathogenesis, risk factors, clinical spectrum, management and treatment of the alcoholic liver disease.

Keywords: Alcoholic liver disease, alcoholic hepatatis, review

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/
El manuscrito es original y no contiene plagio
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

INTRODUCCIÓN

El consumo de alcohol se ha relaciona con alrededor de 200 patologías, dentro de ellas la enfermedad hepática relacionada con el alcohol (EHA), la cual ha llegado a representar alrededor del 4-6% de las muertes a nivel mundial (1,2). A nivel de la Unión Europea, el 41% de las muertes por enfermedades hepáticas están relacionadas al consumo de alcohol. (3)

Debido a que en etapas tempranas la EHA es generalmente asintomática, su detección precoz es sumamente difícil y usualmente el diagnóstico se realiza en las etapas avanzadas de la enfermedad. Inicialmente se deberían detectar a aquellos pacientes con problemas de consumo de alcohol. Se debe indagar sobre el tipo de licor, la cantidad y patrones de consumo. Se ha definido una unidad de bebida estándar como 10g de alcohol (4). Un paciente masculino con consumo de >3 bebidas diarias (>30g/día) o una paciente femenina con >2 bebidas diarias (>20g/día) deben de estudiarse por trastornos por consumo de alcohol o consumo riesgoso. También existe el patrón de ingesta en atracón o binge-drinking en inglés, definido como el consumo >5 bebidas en hombres y >4 bebidas en mujeres en un periodo de 2 horas.(2,4,5) La ingesta crónica es cuando un hombre consume >40g/día o una mujer con >20g/día y estos valores se consideran las dosis de riesgo para el desarrollo de EHA. (4,6)

La EHA abarca desde esteatosis, esteatohepatitis, hepatitis alcohólica hasta cirrosis. Es importante mencionar que de estas entidades, en los pacientes con cirrosis por EHA un 2% presentan hepatocarcinoma(7) y aquellos que presente el cuadro de hepatitis alcohólica (HA) tienen una alta mortalidad a corto plazo, entre 20-50%(4).

La EHA es una enfermedad que abarca no solo el aspecto médico del paciente e incluye la parte psicosocial. Idealmente debe ser abordada por equipos multidisciplinarios que cuenten con un especialista en adicciones. Esta patología esta rodeada de controversia, empezando por el prejuicio de que esta es una enfermedad “auto-inducida” y en el caso de trasplantes hepáticos, puede que estos pacientes no reciban la prioridad que merecen (8). El presente artículo es una breve revisión sobre la EHA. Se hará mención a su patogénesis, el espectro de esta y su abordaje clínico.

METODOLOGÍA

Se realizó una revisión bibliográfica del tema de enfermedad hepática relacionada al alcohol Pubmed, Google Scholar y SciELO. Se abarcan referencias en los idiomas inglés y español. Durante la búsqueda de artículos se asociaron los términos patogénesis, abordaje clínico y terapéutica.

PATOGÉNESIS

La patogénesis de EHA es sumamente compleja y no esta totalmente esclarecida, existen varios ejes que interactúan entre si, tales como el metabolismo del alcohol a nivel hepático, el estrés oxidativo, el eje hígado – intestinos y las afectaciones metabólicas.

Empezando por el metabolismo del alcohol, una vez que se ingiere, este se absorbe en el tracto gastrointestinal, entra al torrente sanguíneo y el 95% de este es metabolizado por los hepatocitos. (9,10) Se han descrito 3 vías metabólica por las cuales se metaboliza el etanol:

  • Alcohol deshidrogenasa (ADH): es una enzima localizada en el citoplasma y utiliza el NAD+ como cofactor. Es la principal vía metabólica y su expresión no es inducible ante el consumo.(11–13)
  • Citocromo P450 2E1 (CYP2E1): localizada en el retículo endoplásmico liso. El CYPE21 es inducible y se ha documentado que su expresión aumenta 10 a 20 veces con consumo excesivo de alcohol. (11,13)
  • Peroxisomas: Es una vía accesoria en donde participa la catalasa.(11)

De las vías anteriores se obtiene acetaldehído, el cual es posteriormente metabolizado a nivel mitocondrial por la acetaldehído deshidrogenasa hacia acetato(14). El acetaldehído es una sustancia altamente tóxica y un cancerígeno que forma enlaces con la proteínas y así alterando su estructura y función(12).

El metabolismo del alcohol genera una importante cantidad de especies reactivas de oxígeno (ROS por sus siglas en inglés) y el consumo crónico supera la capacidad hepática para neutralizar esas sustancias(11). Los ROS son pro inflamatorias, estimulan la fibrogénesis, generan perioxidación lipídica, se ligan directamente al ADN y a nivel mitocondrial alteran la respiración celular; aunando en la producción de ROS (9,10,12). Además del aumento en ROS, hay una depleción de antioxidantes. Como se menciono anteriormente, la metabolización del alcohol utiliza NAD+ como cofactor, esto aumenta la relación NAD+/NADH y promueve la acumulación de ROS. El glutatión y las vitaminas A, E y C son otros antioxidantes que se depleta por el consumo crónico de alcohol(11,14).

El metabolismo hepático se ve afectado ante el estado redox anteriormente descrito. Debido a esto, se favorece la lipogénesis, se inhibe la β- oxidación, aumenta las concentraciones de lactato y se  inhibe la gluconeogénesis(12). También existe un exceso de hierro el cual afecta de manera negativa la expresión de hepcidina, la cual se encuentra disminuida a pesar del exceso de hierro. Se dice que de cierta manera esta se vuelve insensible a los niveles de hierro. Lo sobrecarga de este mineral contribuye al estrés oxidativo y la perioxidación lipídica. (9,10)

A nivel intestinal, el alcohol favorece una disbiosis en la microbiota con aumento de bacterias gram negativas y la consecuente acumulación endotoxinas/lipopolisacárido y acetaldehído por el metabolismo bacteriano (10). El alcohol aumenta la permeabilidad intestinal y permite el paso del lipopolisacárido al torrente sanguíneo, el cual eventualmente llega a circulación portal. Ahí activan las células de Kupffer, células estrelladas hepáticas y otras células inflamatorias, con lo que se genera un estado pro inflamatorio. (10,12)

La sumatoria de eventos descritos promueve un estado pro inflamatorio, daño al ADN, perioxidación lipídica, daño mitocondrial y otros que promueven el depósito de colágeno, el cual en etapas avanzadas y ante la continua injuria hepática producida por el alcohol, se llega a fibrosis hepática y cirrosis (con las complicaciones que esta conlleva).

ESPECTRO DE EHA

El espectro clínico de la enfermedad hepática relacionada con el alcohol es amplio y puede ir desde pacientes asintomáticos hasta falla hepática.  En la guía del ACG, categorizan las presentaciones como asintomáticos o enfermedad temprana a aquellos con hígado graso o esteatosis hepática. Luego esta la esteatohepatitis por alcohol y la presentación avanzada (hepatitis alcohólica y cirrosis). (2)

Esteatosis e hígado graso

Al favorecerse la lipogénesis e inhibirse la β- oxidación, se puede observar por microscopia vacuolas con de contenido lipídico en los hepatocitos (esteatosis). Alrededor del 90-95% de los consumidores crónicos de alcohol desarrollan hígado graso y se puede presentar desde las 2 semanas de consumo regular. Esta condición es reversible si el paciente se abstiene del consumo. Clínicamente el paciente puede ser asintomático o presentar un malestar general. Se diagnostica hígado graso por consumo de alcohol en aquellos pacientes con esteatosis hepática al ultrasonido y/o presenten elevación de transaminasas, bilirrubina total <3mg/dl y en quien se hallan descartado otras enfermedades hepáticas (2,3).

Esteatohepatitis

Si bien 90% presentan esteatosis hepática, son muy pocos los que progresan o llegan a presentar esteatohepatitis. Este es un diagnóstico histopatológico en el cual se describe esteatosis, balonización de hepatocitos, cuerpos de Mallory – Denk, necrosis, inflamación lobular e infiltrado inflamatorio con predominio de polimorfonucleares. (2,3,9)

Hepatitis alcohólica

Es el síndrome clínico con una muy alta mortalidad a corto plazo que se caracteriza por la rápida instauración de ictericia, malestar general, hepatomegalia dolorosa con o sin otros datos de descompensación hepática (ascitis, encefalopatía, sangrado digestivo) en el contexto de un paciente con consumo activo de alcohol en los últimos 6 meses sin tener al menos 60 días de abstinencia previo a la presentación del cuadro según lo descrito por la guía práctica de la AEEH (4). Para el ACG, esta se define en el contexto de un paciente con 8 semanas de consumo de alcohol previo a la instauración de los síntomas. Además de la clínica, se tiene bilirrubina total >3mg/dl, ALT y AST 1.5 veces por encima del limite superior, pero estas son menores a 400 U/l y la relación AST/ALT es >1.5. Tanto para la AEEH como para la ACG se tienen que haber descartado otras enfermedades hepáticas.

La hepatitis alcohólica se considera “probable” cuando cumple con criterios diagnósticos (los descritos por la ACG previamente) en el contexto de consumo riesgoso de alcohol. Se clasifica como “posible” cuando hay sospecha clínica de hepatitis alcohólica, pero existen factores que orientan a pensar en otras etiologías. Se define como hepatitis alcohólica “definitiva” cuando ya se tiene la confirmación histológica. (2,5)

Fibrosis y cirrosis

En la EHA, se tiene el ciclo de injuria hepática y la respuesta regenerativa ante esta, la cual resulta en la deposición de colágeno (fibrosis). Este ciclo puede progresar hacia cirrosis, la cual se define como una extensa fibrosis con nódulos de regeneración y afectación de la arquitectura y función hepática. (9) Se estima que entre 8-20% de los pacientes con esteatohepatitis alcohólica progresan hacia cirrosis hepática. (7)

FACTORES DE RIESGO

Si bien, de todos aquellos que consumen alcohol regularmente, no todos presentaran EHA. Existe una gran variabilidad individual y se han estudiado distintos factores que podrían influenciar la susceptibilidad de una persona a presentar EHA.

Empezando por el sexo, las mujeres tienen mayor susceptibilidad que los hombres. Dentro de las explicaciones sobre el porqué, las mujeres presentan menor actividad de la ADH y la distribución corporal presenta un mayor porcentaje de grasa. En cuanto a la etnicidad, los hispanoamericanos presentan mayor riesgo de presentar hígado graso (2,6).

Anteriormente se describieron en la introducción los patrones de consumo (consumo riesgoso, binge-drinking, consumo crónico), los cuales brindan a los clínicos una guía al valorar a los pacientes. Se ha considerado el binge-drinking como un factor de riesgo, en especial para el desarrollo de EHA avanzada en pacientes con síndrome metabólico, sin embargo, se requiere de más estudios en este aspecto. (4,14)

En cuanto a estilos de vida, los pacientes con sobrepeso tienen 2 veces más riegos de desarrollar cirrosis que otros. De igual manera, el tabaquismo (1-2 paquetes diarios) aumenta 3 veces el riesgo de presentar EHA(2,5). Aumenta el riesgo y aceleran la progresión si el paciente tiene como co-morbilidades hepatitis por virus B y C.(6,14)

El PNPLA3, TM6SD2 y MBOAT7 están involucrados en el metabolismo lipídico y se consideran factores de riesgo para EHA. El Patatin-like phospholipase domain-containing 3 (PNPLA3, varianteIle148Met) es un fuerte factor de riesgo para la progresión en la EHA. Esta variante se presenta frecuentemente en la población hispana (9,11,14).

ABRODAJE CLÍNICO

Es importante recordar que todo abordaje en un paciente inicia con una adecuada historia clínica y examen físico exhaustivo, de manera que sea posible obtener la información necesaria para poder tener una impresión diagnóstica temprana y dar tratamiento a su patología a tiempo. Algunos aspectos que pueden guiarnos a la hora de realizar un diagnóstico pueden ser la ictericia que va a presentar el paciente, así como una historia de desnutrición que se compruebe mediante pruebas de laboratorio, aunque pueden presentar síntomas constitucionales no específicos como la fatiga (2,14).

Además, si durante la historia clínica se tiene la sospecha en un paciente del abuso de alcohol, es importante realizar varios tamizajes como por ejemplo CAGE, AUDIT, y AUDIT-c. De dichos tamizajes, la principal herramienta para detectar el abuso y dependencia de alcohol es el AUDIT, que cuenta con una alta sensibilidad y especificidad en entornos clínicos para la detección precisa del consumo de alcohol de manera que una puntuación superior a 8 representa un abuso de alcohol, mientras que un puntaje superior a 20 califica para el diagnóstico de dependencia de alcohol(2).

Debido a que la prueba AUDIT puede llevar mucho tiempo al aplicarla, se ha desarrollado una versión más corta conocida como AUDIT-c, igualmente precisa como una prueba de detección inicial para diagnóstico de la EHA de manera que sea posible utilizar este tipo de prueba en centros de atención primaria para identificar pacientes en los que se tenga sospecha(2).

Por su parte, el cuestionario CAGE se utiliza para comprobar la existencia de un trastorno por consumo de alcohol, por lo que también puede resultar útil de utilizar en centros de atención primaria. Una de las preguntas que incluye la prueba es investigar sobre el tipo de bebida alcohólica que consume, el patrón de bebida, la frecuencia de atracones de bebida así como la fecha de la última bebida, además de identificar intentos previos para dejar el consumo de alcohol(2).

Durante el examen físico se pueden encontrar múltiples estigmas de cirrosis hepática, datos de hipertensión portal y sus complicaciones. La sarcopenia está presente en la mayoría de los pacientes, así como signos de consumo crónico de alcohol como por ejemplo la contractura de Dupuytren, rinofima; signos de hipertensión portal como esplenomegalia, ascitis y encefalopatía hepática; signos de abstinencia al alcohol como temblores, taquicardia, agitación o incluso delirium tremens (2,6).

Es por esto que la detección temprana va a ser clave para poder iniciar con el tratamiento que requiere el paciente. Actualmente existen métodos no invasivos económicos que permiten detectar la fibrosis hepática mediante pruebas serológicas (FibroTest®, FibroSure®), así como la medición de la rigidez del hígado por elastografía transitoria o de onda compartida en pacientes con historia de consumo prologando de alcohol(2,6,14).

Por otra parte, si bien no existen pruebas de laboratorio definitivas con las cuales poder hacer un diagnóstico, los pacientes suelen presentar niveles elevados de alcohol en sangre, y-glutamil transpeptidasa o elevación urinaria de etilglucurónido. Por otra parte, existen anomalías de laboratorio específicas como las antes descritas sobre hepatitis alcohólica (ver sección de espectro del EHA). El volumen corpuscular medio, las aminotransferasas y la y-glutamil transferasa son pruebas sensibles pero que carecen de especificidad en pacientes con cirrosis. Otras pruebas de detección puede ser la medición de etilglucurónido en muestras de cabello, o el etanol de fosfatidilo en orina(2,15).

En lo que respecta a las pruebas de imágenes, puede utilizarse el ultrasonido de abdomen simple, sin embargo, sólo tiene una sensibilidad y especificada moderadas. Por su parte, las técnicas de ultrasonografía basadas en la atenuación de ondas transversales como el parámetro de atenuación controlada son más precisas para la cuantificación de hígado graso por alcohol. Mientras que para la detección el grado de esteatosis la resonancia magnética tiene gran precisión (6,15).

Con respecto a las biopsias hepáticas, en estas se evidencian los signos de daño hepático inducido por alcohol y confirmar un diagnóstico certero. Sin embargo, la toma de muestra está indicada en formas agresivas de la enfermedad, o bien si es necesario o aporta información que resulte en un diferente manejo terapéutico. En casos de que el paciente presente coagulopatía y ascitis se recomienda el abordaje transyugular para la toma de biopsia(2,15).

En hepatitis alcohólica, utilizamos distintos scores para determinar la gravedad del cuadro, dentro de ellos tenemos el modelo de enfermedad hepática en etapa terminal (MELD). En este se utiliza la bilirrubina sérica, la creatinina, el INR, la albúmina y los electrolitos. El otro score utilizado para valorar la gravedad de la hepatitis alcohólica es la función discriminante de Maddrey. Este último corresponde al sistema de puntuación más probado y validado, el cual predice una tasa de mortalidad de 20-50% durante 30 días (2). El tratamiento médico para el cuadro de hepatitis alcohólica son los corticoesteroides (se discutirá más adelante en la sección de tratamiento) y durante su administración se calcula la puntuación de Lille al día 7 del tratamiento para determinar si el paciente responde (<0.45) o no responde al tratamiento (>0.45). En el caso de no responder se detiene el tratamiento con corticoesteroides. (6,14)

TRATAMIENTO

En cuanto a la manera de abordar este tipo de patologías, el primer paso, que de igual forma ser el más importante, es la abstinencia del alcohol de manera prolongada, que si bien puede ser difícil de realizar para el paciente, en especial porque pueden desarrollar el síndrome de abstinencia, es ahí donde se hace necesario el apoyo y activación de una red social que pueda apoyarlo y estar presente en el proceso que incluya soporte psicológico, así como de especialistas en adicciones. Este paso es relevante en el paciente debido a que gracias a la abstinencia, se logra disminuir la progresión de la fibrosis en pacientes con un cuadro compensado de la patología(2,14).

De igual forma, es importante que el paciente cuente con un apoyo nutricional, es decir que cuente con un seguimiento dietético que incluya las calorías, vitaminas y micronutrientes que debe incluir en su dieta dada la prevalencia que pueden presentar los pacientes en cuanto a desnutrición y deficiencias vitamínicas(6,14). Por esta causa es que se ha visto que el soporte nutricional enteral logra mejoras en el balance nitrogenado del paciente, así como en sus medidas antropométricas y en su supervivencia. De igual forma, en el caso de vitaminas y/o minerales, es preferible que inicialmente se midan y de esta manera sea posible documentar su deficiencia, para posteriormente complementar al paciente cuando sea necesario (2,14).

Además, en pacientes con enfermedad avanzada, se debe tomar en cuenta la profilaxis por complicaciones de la hipertensión portal, así como en órganos extrahepáticos en los cuales pueden presentarse daños inducidos por el alcohol como por ejemplo el sistema nervioso, páncreas, pulmones, entre otros(14).

Otro aspecto importante a tomar en cuenta al abordar un paciente con EHA es realizar estudios completos por enfermedades infecciosas debido a lo frecuente que pueden presentarse e incluso conducir a una falla multiorgánica y muerte. En el caso que se tenga una alta sospecha de que el paciente presenta una infección, se debe iniciar de manera empírica tratamiento antibiótico de amplio espectro, en especial si el paciente presenta historia de sangrado por várices(2,6,14).

De igual forma, estos pacientes suelen presentar afectación renal como por ejemplo lesión renal aguda, por lo que en caso de ser necesario ingresarlo a un centro hospitalario debe considerarse la utilización de albúmina y vasoconstrictores como terlipresina. Sin embargo, también pueden presentar necrosis tubular aguda e hipopotasemia(14).

En cuanto al tratamiento farmacológico de la enfermedad, en las principales guías americanas y europeas se tiene la indicación de utilizar prednisolona oral por 28 días en el caso de pacientes con enfermedad grave que presenten una puntuación de Maddrey superior a 32 o una puntuación MELD superior a 20(14).La prednisolona se utiliza en una dosis de 40mg por día durante 4 semanas, mientras que en el caso de pacientes que no puedan tomar medicamentos orales, se administra 32mg por día de metilprednisolona vía intravenosa(2,15). Como se menciono anteriormente, si al día 7 de tratamiento se obtiene una puntuación de Lille >0.45, se detiene el tratamiento. En ensayos clínicos se observó que la administración de dicho fármaco no mostró mejoría en cuanto a supervivencia a largo plazo. Por su parte, la N-acetilcisteína se asoció con una disminución en infecciones, así como una mejoría en la supervivencia a los dos meses, aunque no mejoró la lesión hepática o supervivencia a los seis meses en comparación con la prednisolona sola(14,16).

En el caso de los pacientes con enfermedad hepática terminal, el trasplante hepático corresponde a la opción terapéutica más eficaz. La supervivencia tanto del injerto como del paciente ha sido similar a la que presentan otras patologías que requieran de este tipo de procedimiento quirúrgico. Incluso en las últimas décadas se ha visto un aumento en el número de trasplantes hepáticos en pacientes con esta patología, tanto que la EHA se encuentra dentro de las principales indicaciones en Estados Unidos y Europa para trasplantes hepáticos. Una de las problemáticas actuales en el caso de trasplante hepático estos pacientes es la mención en las guías de que se requiere un periodo de 6 meses de abstinencia para ser elegible para el trasplante; aunque también se reconoce en estas guías que este no debería ser el único criterio para que estos pacientes opten por trasplante. Dentro de los criterios que se podrían utilizar para la selección de pacientes aptos para el trasplante están que el paciente presente el primer episodio de enfermedad hepática, la presencia de una red de apoyo y familiares, la ausencia de trastornos o patología psiquiátrica, así como un acuerdo por parte del paciente para abstenerse del alcohol de por vida. (2,14,16).

Actualmente se están estudiando varias terapias emergentes para tratar EHA, las cuales tienden a enfocarse en los mecanismos moleculares de la patología. Dentro de éstas podemos mencionar el restablecimiento del microbioma fecal, con la que se ha propuesto el uso de probióticos para restauran la flora intestinal del paciente y así reducir las unidades formadoras de colonias de E. coli, así como el trasplante de microbiota fecal. Por su parte, un estudio reciente evalúa la utilización de antibióticos de amplio espectro como la amoxicilina con clavulanato o la combinación de vancomicina, gentamicina y meropenem con el objetivo de ¨repoblar¨ el microbioma(14).

Otra terapia que se ha estado estudiando es la inhibición del TNF, ya que se ha asociado el antagonismo de la inflamación mediada por citoquinas en esta patología. Sin embargo, se vio que al inhibir este mediador inflamatorio se asoció una mayor mortalidad por infecciones graves. Otro mediador inflamatorio es la IL1, que interviene en la activación del inflamasoma, asociado con el desarrollo de la enfermedad hepática en animales, de manera que, al administrar un antagonista del receptor de la interleucina, mostró tiempos de supervivencia comparables contra la prednisolona sin aumentar la incidencia de procesos infecciosos(14,15).

Por su parte, mejorar la regeneración del tejido hepático es otra terapia emergente ya que se ha visto que aquellos pacientes que no responden a la terapia médica cuentan con una severa deficiencia de marcadores proliferativos de hepatocitos. El uso del factor estimulante de colonias de granulocitos ha demostrado un aumento en la supervivencia en insuficiencia hepática aguda sobre crónica (14).

CONCLUSIONES

La EHA corresponde a una de las principales causas de mortalidad relacionada con el hígado a nivel mundial. En parte debido a que su diagnóstico se realiza en etapas tardías de la enfermedad, por lo que cada vez más se hace necesario la aplicación de campañas de detección que promuevan la captación de personas con historia de consumo excesivo de alcohol para lograr una prevención de la enfermedad, o bien una detección temprana de fibrosis hepática como presentación inicial.

Al ser la abstinencia del consumo de alcohol un factor determinante y fundamental en la evolución de la enfermedad, es importante que el paciente cuente con una red de apoyo presente, así como un equipo multidisciplinario para poder dar un abordaje más completo y adecuado de la patología.

El tratamiento farmacológico basado en esteroides es el tratamiento que por muchos años se ha utilizado, sin cambios significativos en las últimas décadas. Sin embargo, en la actualidad se están estudiando nuevas terapias y fármacos enfocados en los mecanismos moleculares de la enfermedad y es de suma importancia apoyar este tipo de estudios de manera que sea posible implementar nuevas estrategias terapéuticas según las necesidades del paciente.

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