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Revisión sobre la migraña

  • Calidad pulsátil (descrita como golpear o palpitar).
  • Duración de 1 día (si no se trata, dura entre 4 -72 horas).
  • Localización unilateral.
  • Náuseas o vómitos.
  • Intensidad de la discapacidad (actividades cotidianas habituales alteradas durante la crisis).

Un estudio demostró que estos criterios tienen en una sensibilidad del 95% y una especificidad del 78%. La presencia de 3 de los 5 criterios es predictiva de migraña; la presencia de 4 criterios de 5 es altamente predictiva.

La migraña se distingue de la cefalea de tipo tensional porque esta última no se acompaña de los síntomas característicos de la migraña como las náuseas y la discapacidad. Esas cefaleas son típicamente bilaterales y duran de 30 minutos a 7 días. El carácter de no pulsátil y la sensación de constricción es descripta por los pacientes como una «banda constrictora” alrededor de la cabeza. Los ataques son de intensidad leve a moderada, no impiden la actividad ni se agravan por la actividad física rutinaria, y no se asocian con náuseas o vómitos.

Puede existir fotofobia o fonofobia. Sin embargo, en la migraña hay una gran variabilidad en la expresión clínica que a menudo conduce a un diagnóstico erróneo de cefalea tensional cuando se presenta con dolor constante bilateral o de cefalea sinusal, cuando el malestar es la presión frontal o facial.

También hay presentaciones clínicas características que sugieren que la causa de la cefalea puede ser más grave que la migraña. Siempre se deben tener in mente las causas más graves de cefalea porque existen ciertas condiciones que pueden provocarla, como un aneurisma o la arteritis de células gigantes, las cuales son tan graves que el retraso del diagnóstico o del tratamiento podría provocar la muerte o un daño permanente.

Los aspectos atípicos de la historia, incluso en un paciente con antecedentes de migraña, deben alertar al médico de la necesidad de excluir una causa de cefalea secundaria.

El inicio de la migraña después de los 50 años no es habitual y se asocia a una mayor probabilidad de causas secundarias. La combinación de cefalea de aparición nueva con claudicación de la mandíbula, la lengua o las extremidades; y anormalidad arterial (nodulares o sensibles) es altamente predictiva de arteritis de células gigantes. En más del 95% de los casos, la eritrosedimentación o el nivel de proteína C reactiva están elevados, lo que motiva la indicación de la biopsia urgente de la arteria temporal. Un estudio de cohorte de pacientes con arteritis de células gigantes halló que la cefalea era el síntoma predominante en el 65%-80% de los pacientes.

El objetivo principal del examen físico es que tanto el médico como el paciente estén seguros de que no hay una patología infausta que esté causando la cefalea. Menos del 1% de los pacientes atendidos en una especialidad clínica tiene cefalea secundaria a una enfermedad intracraneana, y todos estos pacientes tienen signos atribuibles al proceso intracraneano. El examen puede ser breve pero debe ser minucioso. En especial debe prestarse atención a los nervios craneanos, los reflejos tendinosos y los discos ópticos.

Se debe registrar el pulso y la presión arterial y en primer lugar se deberá hacer la auscultación de las anormalidades y ruidos cardiacos; también es particularmente importante considerar el consumo de fármacos vasoconstrictores, como la ergotamina o los triptanos. El examen de la mandíbula puede identificar la disfunción de la articulación temporomandibular causante de cefalea. El examen del cuello y la columna cervical pueden revelar la contractura muscular, la espondilosis cervical o incluso, el meningismo.

Las neuroimágenes y la electroencefalografía en los pacientes con sospecha de migraña no suelen ser útiles para el diagnóstico de la migraña y es poco probable que revelen una anormalidad en los pacientes con un examen neurológico normal.

TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN

La farmacoterapia utilizada en las migrañas puede ser  aguda  o preventiva. La finalidad del tratamiento agudo de una crisis de migraña es detener o revertir la progresión de la cefalea una vez que ésta ha comenzado. Por otro lado, la terapia preventiva tiene como objetivo prevenir la aparición y disminuir la intensidad en caso de que aparezcan las crisis. Lo más usual es que una vez controlado el cuadro agudo no se necesite la terapia preventiva, por lo que la primera meta en el tratamiento de la migraña será optimizar el tratamiento de la fase aguda. Factores tales como intensidad, frecuencia, síntomas acompañantes de la cefalea, alteración en la calidad de vida e impacto social son algunos de los determinantes que van a condicionar el tratamiento abortivo que requiere el paciente. La eficacia y el perfil de toxicidad variarán de unos pacientes a otros, por lo que es fundamental el tratamiento individualizado. Este último punto también condiciona la terapéutica preventiva. 

Farmacoterapia en la fase aguda: El tratamiento sintomático está indicado cuando las crisis de migraña ocurren menos de 4 días por mes y no son incapacitantes.

1.-Agonistas del receptor de serotonina 1 (5-HT1): Son un grupo de sustancias conocidas con el nombre de triptanos.  Se  usan  mayormente  para  controlar  las  crisis dolorosas de intensidad moderada a intensa. Ejercen un doble  efecto  antimigrañoso,  vasoconstrictor  actuando selectivamente sobre los receptores vasculares 5-HT1B y antiinflamatorio por su acción en los receptores 5-HT1D de los filetes nerviosos. El  primero  de  estos  compuestos  que  se  utilizó  fue el  sumatriptan,  habiéndose  sumado  posteriormente el  zolmitriptan,  rizatriptan,  naratriptan,  eletriptan, frovatriptan  y  la  combinación  entre  el  sumatriptan  y  el naproxeno. Existen algunas diferencias farmacocinéticas entre  los  triptanos,  pero  como  grupo  su  administración puede  provocar  desagradables  efectos  colaterales  como náuseas, mareos y aún espasmos coronarios en personas susceptibles.  Por  tal  motivo  no  deben  prescribirse  a  las personas  hipertensas,  con  enfermedades  del  corazón, con enfermedad vascular cerebral y tampoco en mujeres gestantes. El mejor efecto farmacológico se logra cuando la sustancia se administra al inicio de la crisis y si transcurridas dos  horas  el  dolor  no  ha  desaparecido  o  cuando  menos disminuido  al  50%  de  su  intensidad  inicial,  se  puede agregar otra dosis similar del medicamento.

2.-Alcaloides ergotamínicos:  Son  fármacos  utilizados  desde  hace  muchos  años  para frenar  las  crisis  de  migraña.  Ejercen  su  efecto  como agonistas no selectivos 5-HT1 y por consiguiente tienen acciones sobre otros receptores del organismo, provocando por tanto mayores  trastornos  indeseables  que  los triptanos,  incluyendo  dependencia  al  fármaco  y  adicción. No obstante, debido a su eficacia son utilizados para bloquear las crisis de migraña de moderada a gran intensidad.  Lamentablemente,  en  nuestro  medio  se adquieren sin receta médica y se toman sin diagnóstico, en forma indiscriminada y en muchos casos posiblemente sin  justificación.  Estas  drogas  no  se recomiendan en  las  crisis  de  migraña  con  aura  y además  pueden resultar  peligrosas  en  mujeres  gestantes,  personas con  hipertensión  arterial,  con  afecciones  coronarias  o con  enfermedades  vasculares  periféricas.  Existen  dos preparados ergotamínicos, el tartrato de ergotamina y la dehidro ergotamina, ambos con igual mecanismo de acción, pero el segundo de ellos tiene mayor eficacia y menores afectos adversos.

3.- Agentes  antiinflamatorios  no  esteroideos (AINE): Estos compuestos ejercen su acción analgésica bloqueando a  la  enzima  ciclo  oxigenasa  (COX),  causando  por  este mecanismo, la disminución de la síntesis de prostaglandina, con  lo  cual  se  reduce  la  activación  de  los  receptores  de dolor en la zona inflamada. Usualmente, se recomiendan en  las  crisis  de  migraña  con  dolor  de  leve  a  moderado, aunque muchos pacientes con dolor muy intenso se alivian de modo suficiente con estas sustancias. En mi experiencia la  recomendación  de  30mgs  de  ketoralaco  IV  es,  casi siempre suficiente para controlar las crisis de migraña. Además del ketoralaco son también útiles otros AINE como el ibuprofeno, ketoprofeno y naproxeno.

Los efectos adversos  comúnmente  asociados  a  la  administración aguda de estos fármacos son náuseas, mareos, dispepsia, dolor  abdominal  y  en  forma  excepcional,  en  personas susceptibles, sangrado del tracto gastro intestinal.En  años  recientes  han  aparecido  varios  estudios  que muestran la eficacia analgésica en las crisis de migraña, moderadas o intensas, de varias sustancias con mecanismos de  acción  algo  diferentes  como  el  naproxeno  (dosis  de ataque  tabletas  de  500mg  a  825mg) , el ácido acetil salicílico  (dosis  de  ataque  de  1  000mg), el  paracetamol tabletas conteniendo 1 000mg. A  la  lista  se  agregan varios antieméticos, en especial la metoclopramida, con la cual tenemos excelentes resultados, usando 10mgs IV como dosis de ataque.

Los antieméticos son antagonistas de  la  dopamina,  y  por  tal  motivo  resultan  también  muy efectivos para controlar las náuseas y vómitos que agravan los  dolores  de  la  migraña  y  además  por  su  acción  pro cinética aumentan la motilidad y mejoran la absorción de los  analgésicos  que  pudieran  haberse  administrado,  por vía oral, en forma simultánea. Finalmente, en la extensa literatura en este tema, debemos citar a las asociaciones de  analgésicos  como  la  recientemente  aprobada  de sumatriptan con el naproxeno y otras más antiguas, que se mantienen por la preferencia de los pacientes, siendo la más llamativa aquella que junta dosis pequeñas de paracetamol, aspirina y cafeína con o sin agregado de ergotamínicos.

Estas  asociaciones,  cuya  demanda  sin  receta  médica  es muy alta en nuestro país, constituyen un riesgo potencial para la salud de los consumidores, ya que los criterios de diagnóstico de migraña son peligrosamente ignorados por la persona con cefalea, a esto se suma el ya mencionado uso indiscriminado de los ergotamínicos. Pero posiblemente el riesgo mayor de la ingesta frecuente de tales compuestos, es  que  el  paciente  puede  desarrollar  un  tipo  especial  de cefalea crónica, llamada de  “rebote” o  también llamada cefalea por uso continuo de analgésicos.

Farmacoterapia preventiva:

El objetivo de la terapia preventiva es reducir al menos 50% la frecuencia y la gravedad de las crisis, disminuir la dependencia de la medicación aguda, y mejorar la calidad de vida de las personas con migraña.

Son indicaciones para iniciar tratamiento preventivo, las siguientes:

  • Crisis migrañosas que se repiten con una frecuencia superior a 3 al mes.
  • Ataques de intensidad grave con limitación muy importante de la vida cotidiana del paciente.
  • Situaciones en las que los tratamientos sintomáticos no son eficaces o producen efectos secundarios inaceptables.
  • El aura resulta incapacitante.
  • El paciente es psicológicamente incapaz de aceptar los ataques de migraña.

Los fármacos más empleados son:

1.-Beta-bloqueadores: En  mi  experiencia,  son  las  drogas  de  elección  para  la profilaxia de la migraña, la familia comprende al propanolol, timolol, nadolol y atenolol, pero la mayoría de trabajos que han demostrado la eficacia de estos compuestos, han sido realizados con el propanol y por ello es el fármaco preferido, salvo que la persona tenga contraindicaciones para  tomar  beta-bloqueadores,  es  decir  asma  bronquial, hipotensión arterial y defectos en la conducción aurículo-ventricular del corazón. Se recomienda empezar con dosis baja de propanolol, 20mg/d y luego aumentar a 20mg cada 12 horas.

En nuestro medio la mayoría de pacientes se beneficia significativamente con esta dosis, la cual debe  mantenerse  unos 6  meses.  No  obstante,  cuando es necesario se puede aumentar progresivamente la dosis diaria de propanolol, sin sobrepasar de 320mg/d. También puede usarse en niños, en dosis no superiores a 1mg kg dos  veces  al  día,  aunque  en  niños,  creo  que  la  mejor indicación es el uso de la ciproheptadina (un antagonista de los receptores 5-HT2 de los vasos cerebrales). Se debe empezar con 2mg y luego aumentar hasta la mejor dosis que fluctúa entre 4 y 8mg/d administrada en dos partes. En algunos adultos que no toleran el propanolol les puede ir muy bien con la ciproheptadina, en  dosis  desde  luego  mayores  ajustadas  a  la  necesidad terapéutica, entre 8 y 32mg/d.

2.-Fármacos antiepilépticos: Varios  medicamentos  que  controlan  la  aparición  de crisis  epilépticas,  han  demostrado  en  ensayos  clínicos controlados  que  son  capaces  de  disminuir  la  frecuencia de  episodios  migrañosos  hasta en  50%.  Entre los más estudiados está el divalproato de sodio y el topiramato, y con menor énfasis la gabapentina y el levetiracetan.  Las dosis habituales son más bajas que las recetadas en la epilepsia. El divalproato es considerado en algunos escritos como  la  droga  preventiva  de  elección  en  la  migraña, pero no hay que restarle importancia  a  su gran  potencial  de riesgo de hepatotoxicidad y teratogenicidad.

3.-Otras sustancias: Se trata de varios grupos de compuestos, recetados en la profilaxis de la migraña, aunque los resultados publicados no son muchos ni favorables de manera constante. Entre ellos se encuentran los  bloqueadores  de  los  canales  de calcio de las membranas celulares o calcio antagonistas  (flunarizina, verapamil, nimodipina etc.). Grupo aparte lo constituyen los inhibidores selectivos de la serotonina (fluoxetina, sertralina y paroxetina), de probada acción contra la depresión, pero de incierto efecto en la profilaxia de la migraña.

Lo mismo puede decirse de la memantina, una  droga  conocida  por  su  prescripción  en  las  formas iniciales de la enfermedad de Alzheimer. En fin, algunas publicaciones  recomiendan  el  uso  de  los  AINE,  en particular el naproxeno para la prevención, a largo plazo, de los episodios de migraña, aunque los potenciales efectos adversos, a corto y largo plazo, de estas sustancias, limitan tal recomendación.  También actualmente se está usando el botox,  para migrañas crónicas. Se trata de un nuevo tratamiento preventivo que puede reducir a la mitad los días de migraña y cefalea. Para que resulte eficaz, debe inyectarse al menos en 31 puntos de la cabeza y el cuello con una técnica que sigue la distribución de los nervios pericraneales.

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