establecieron correlaciones entre el desempeño cognitivo general o coeficiente intelectual (CI) y el desempeño en las funciones ejecutivas control inhibitorio y memoria de trabajo. Finalmente, por medio de pruebas como el análisis de covarianza y diferencia de medidas de tendencia central en para muestras con distribución normal como las de la presente investigación se logró estimar el nivel de significancia de las diferencias en el desempeño de los grupos frente a la prueba que midió el desarrollo neuropsicológico del control inhibitorio.
Recaudos éticos de la investigación
Acorde con los lineamientos éticos para la investigación de la Asociación Americana de Psicología (APA) y el colegio colombiano de psicólogos, se acordó con las instituciones y los padres de familia de los menores participantes del estudio varios puntos: primero socializar la propuesta y firmar un consentimiento informado por cada padre de familia, aplicar los protocolos o pruebas dentro de la institución y en los horarios académicos, también compartir los resultados del estudio por medio de una presentación general y a nivel particular con cada acudiente si lo solicita. Adicionalmente, se acordó con las instituciones implementar una capacitación a padres de familia y docentes de pre escolar sobre el desarrollo neuropsicológico de la primera infancia y realizar la evaluación neuropsicológica completa gratis en caso de hallarse en el tamizaje de funciones ejecutivas o en el WIPPSI algún resultado disfuncional que sugiriese dicha valoración específica.
Resultados
La población total de 68 menores se divide en 32 prematuros y 36 nacidos a término. Todos ellos con edades entre los 4 y 5 años, con una media de 3000 gramos de peso al nacer y con un promedio de 99 en cuanto al coeficiente intelectual en toda la población. Teniendo en cuenta que el mínimo de coeficiente intelectual (CI) fue de 69 y el máximo de 125, se puede afirmar que no se evidenció en la población patología en el desarrollo cognitivo. Los puntajes ante la prueba de función ejecutiva en número de aciertos también evidencian resultados en su mayoría esperados para sujetos normales en dicha etapa de desarrollo. Las desviaciones estándar y las varianzas evidencian distribuciones similares para cada una de las variables estudiadas. Este hecho se debe probablemente a la homogeneidad de la muestra, tal y como se describió párrafos atrás. Se halló en general que casi el 40% de la población medida a través de la prueba para funciones ejecutivas Hearts and Flowers logró un rendimiento perfecto en el control inhibitorio. Mientras que, solo un porcentaje inferior al 5 % tuvo un desempeño de 20 sobre 30, constituyéndose en el puntaje más bajo de la muestra.
El hecho de arrojar la muestra cifras de aciertos entre 20 y 30 indica que los niños que participaron de la investigación presentan un desarrollo cognitivo acorde con la maduración cortical de la región dorsolateral pre frontal, ya que el aumento en la sustancia blanca de esta porción entre los 4 y los 5 años permite que la capacidad de inhibición aumente ante la emergencia de la memoria de trabajo hasta un desempeño óptimo ante reactivos como el empleado en el presente estudio (7). Este hecho indica, que la memoria de trabajo naciente a su edad les permitía resolver la tarea. Por su parte solo el 15% logró un rendimiento de 5 aciertos sobre un máximo de 8.
De ello se puede inferir que los procesos atencionales o de maduración cortical pre frontal pueden mediar en dicho rendimiento, entre ellos la condición de riesgo por prematuridad. Lo mismo puede aplicar para la fase congruencia, en la que la respuesta más fácil tocar el lado donde aparece el corazón fue ejecutada con alto porcentaje de aciertos por toda la muestra. La parte más compleja de la medición del control inhibitorio es la fase mixta. Esta última etapa de la prueba es en la que se examina la capacidad real de inhibir la respuesta dominante a partir de la memoria de trabajo. También se evidencia en los fallos la perseveración. Aquí el porcentaje de rendimiento ideal es menor que en los ítems anteriores un 40 %. No obstante, la cantidad de rendimientos cercanos al ideal (17 o 16) son bastantes 30%, lo cual indica que la población evaluada está dentro de los rangos esperados para su edad y nivel de desarrollo neuropsicológico.
El anexo 1 describe el significativo desempeño superior de los menores nacidos a término sobre sus pares prematuros ante el reactivo empleado para medir el desarrollo de funciones ejecutivas. En la sumatoria global de la prueba en todas las fases se denota dicha superioridad. De un puntaje máximo de 30 aciertos, un porcentaje alto de los niños nacidos a término lograron el rendimiento óptimo. Igualmente, en el gráfico de cajas (ver anexo 1) se halla el grupo nacidos a término con una media superior y una distribución de la muestra en su mayoría ubicada en los cuartiles superiores a comparación de los prematuros quienes se ubican entre el segundo y tercer cuartil. Con una media alrededor de 25, los bigotes superiores de dicho grupo, se localizan en la zona media de los menores nacidos por encima de 37 semanas de gestación. También es notoria la diferencia en los mínimos, ya que el del grupo a término se localiza entre 26 y 28 mientras que en los prematuros el puntaje baja hasta 20 aciertos. La distribución de los puntajes arrojada por el gráfico de cajas y bigotes además, infiere una mayor dispersión de los datos entre el grupo de prematuros, y el de infantes nacidos a término, hecho que sin duda implicará mayores niveles de desviación y varianza.
Varianza prematuros: 7,007, Desviación típica prematuros: 2,64708
Varianza nacidos a término: 0,83 Desviación típica nacidos a término: 0,93435
La fase inicial y la más fácil es la congruencia, en ella el máximo son cuatro aciertos. Por ello es bastante común que los sujetos evaluados arrojen el puntaje máximo. No obstante, el gráfico ilustra como a