Síndrome de ojo seco: factores de riesgo, clínica y manejo
Autora principal: MD María Céspedes Valverde
Vol. XVIII; nº 12; 580
Dry eye syndrome: risk factors, clinical manifestations and treatment
Fecha de recepción: 28/05/2023
Fecha de aceptación: 21/06/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 12 Segunda quincena de Junio de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 12; 580
Autores:
MD María Céspedes Valverde1a, MD Diego Delgado Gómez1a, MD Juan Santillán Zuñiga1a
1Escuela de Medicina, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica
aMédico general
Resumen: La superficie ocular está cubierta por una película lagrimal que brinda protección, nutrición, y lubricación. El síndrome de ojo seco es un grupo de enfermedades que afectan a dicha superficie, lo cual puede ser secundario a la disminución en la producción de lágrimas, a evaporación o ambos. Tiene una incidencia del 5-50 %, y la principal causa es la disfunción de la glándula meibomiana. Existen múltiples factores de riesgo que precipitan o exacerban los síntomas, y cuya clínica va desde irritación hasta síntomas potencialmente discapacitantes. El manejo incluye modificaciones del estilo de vida, medidas de soporte y uso de lágrimas artificiales.
Palabras Clave: Ojo seco, factores de riesgo, manifestaciones clínicas
Abstract: The ocular surface is covered by a tear film that provides protection, nutrition, and lubrication. Dry eye syndrome includes a group of diseases that affects said surface, which may be secondary to decreased tear production, evaporation, or both. It has an incidence of 5-50%, and the main cause is meibomian gland dysfunction. There are multiple risk factors that precipitate or exacerbate the symptoms, and whose symptoms range en irritation to those potentially disabling. Management includes lifestyle modifications, supportive measures, and the use of artificial tears.
Keywords: dry eye, risk factors, clinical manifestations
Declaración de buenas prácticas
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
La superficie ocular es una capa continua de epitelio que provee protección física e inmunológica al ojo, la película lagrimal cubre este epitelio, lo protege, lo nutre y lubrica. Esta película lagrimal está compuesta de una capa interna de fase acuosa/mucosa producida por la glándula lagrimal y células conjuntivales (epitelio y células caliciformes), y una capa externa de fase lipídica generada por las glándulas meibomianas, y tiene un grosor de 2-5 μm1,2.
Todas las estructuras involucradas comparten irrigación, inervación y estimulación endocrina; entre las hormonas involucradas se encuentran los esteroides sexuales, la hormona tiroidea, la prolactina, la hormona de crecimiento y la vitamina D, esta última se encuentra en mayor concentración en las lágrimas en comparación con la circulación sanguínea, y ejerce un efecto antiinflamatorio e inhibe la inflamación celular inducida por el estrés hiperosmótico en las células epiteliales de la córnea3,4.
El síndrome de ojo seco es un grupo de enfermedades que afectan la superficie ocular, secundario a la disminución en la producción de la película lagrimal, aumento en la evaporación o ambos. Dicho síndrome se asocia a síntomas oculares, como incomodidad ocular y fluctuaciones en cambios visuales, donde hay una inestabilidad e hiperosmolaridad de la película lagrimal, inflamación de la superficie ocular, y anormalidades neurosensoriales1,5–9.
En el 2017 se documentó una incidencia del 5-50 % a nivel mundial, mientras que en otras fuentes se reporta una prevalencia del 8-35 %7,10, esto asociado a un aumento en el uso de dispositivos electrónicos y uso de mascarillas durante la pandemia de COVID-198. Es de las enfermedades oculares más comunes, con más de 16 millones de pacientes diagnosticados en Estados Unidos, siendo la disfunción de la glándula meibomiana una de las principales causas con una prevalencia del 3.5-69.3 % de los casos1,2,6,7,11,12.
Dicha patología se clasifica según el mecanismo asociado a la enfermedad: de tipo evaporativo, deficiencia de agua y mixto. El de tipo evaporativo es el más común, en un 85 % de los casos, se caracteriza por una insuficiencia en la capa lipídica de la película lagrimal, lo cual conlleva a aumento en la pérdida de agua, obstrucción de los orificios de las glándulas meibomianas y aumento en la consistencia de sus secreciones. El subtipo asociado a deficiencia de agua, se presenta en el 10 % de los casos, cuya etiología se fundamenta en una disminución en la producción de lágrimas, y se asocia con frecuencia a enfermedades inflamatorias sistémicas y autoinmunes; y el tipo mixto, combina ambos mecanismos5,7.
Los pacientes no solo aquejan molestias físicas, sino también alteraciones a nivel social, ya que alrededor de un 60 % de personas reportan disminución en la calidad de su vida diaria, y en el 38 % se documenta una reducción en el desempeño laboral; lo cual incluso se ha asociado a episodios depresivos13–15.
Debido a su alta incidencia mundial es importante reconocer el síndrome de ojo seco, por lo que en este artículo se abordan los factores de riesgo asociados, las manifestaciones clínicas y el manejo de dicha patología.
Método
Se realizó una revisión bibliográfica actualizada de artículos publicados en revistas científicas, utilizando las bases de datos EBSCOhost, PubMed y Clinical Key. Se utilizaron palabras claves como “ojo seco”, “deficiencia meibomiana”, “síndrome de Sjögren”. Los criterios de inclusión utilizados para seleccionar los artículos fueron los enfocados en factores de riesgo, clínica, y manejo.
Clasificación y Factores De Riesgo
El síndrome de ojo seco puede clasificarse etiológicamente en tres tipos, ya sea de tipo evaporativo, por deficiencia de agua, o mixto. El primero puede a su vez ser subclasificado en causas intrínsecas o extrínsecas; mientras que la deficiencia de agua puede asociarse con el síndrome de Sjögren o no1,2,5,7. En la tabla I, en la parte de anexos del artículo, se puede observar en detalle dicha clasificación.
Existen múltiples factores de riesgo asociados al síndrome de ojo seco, entre ellos el principal es la edad, que ocurre generalmente en mayores de 40 años y mujeres postmenopáusicas, dicho factor se asocia a una serie de cambios que se enlistan en el tabla II1.
Además de la edad, entre otros factores de riesgo se encuentran: la etnia, donde se ha documentado una mayor prevalencia en la población asiática; con respecto al sexo se asocia el doble de incidencia en mujeres en comparación con hombres; personas con antecedente de cirugía oftálmica, generalmente tras cirugías refractivas con láser, con una aparición en el 50 % de los pacientes a la semana del postoperatorio, mientras que un 40 % de los casos ocurren al mes y solamente un 20-40 % sucede después de los seis meses13,16.
El uso de medicamentos sistémicos también se asocian al síndrome de ojo seco, entre los fármacos que inducen dicha patología incluyen: anticolinérgicos, antihistamínicos, antidepresivos, ansiolíticos, estrógenos, corticoesteroides, antipsicóticos, diuréticos, beta-bloqueadores, retinoides, quimioterapéuticos, antiandrogénicos, tratamiento para hiperplasia prostática benigna, terapia de reemplazo hormonal y antidepresivos3.
Las enfermedades sistémicas que asocian este síndrome son principalmente diabetes insípida, diabetes mellitus, cirrosis biliar primaria, enfermedad tiroidea (65-85 % de los casos de oftalmopatía de Graves) y deficiencia de vitamina A; infecciones virales sistémicas (hepatitis C, virus linfotrópico humano de células T tipo 1, HIV, VEB) y enfermedades sistémicas autoinmunes (síndrome de Sjögren, artritis reumatoidea, lupus eritematosos sistémico, esclerodermia)3,17.
Dentro de otros factores de riesgo a considerar se encuentra la deficiencia de andrógenos, ya que los andrógenos normalmente suprimen la inflamación, aumentan el volumen y la actividad secretora de la glándula lagrimal, además en la glándula meibomiana estimulan el metabolismo y transporte de lípidos3.
El síndrome del ojo seco se ve en una quinta parte de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2, donde ocurre una disfunción exocrina de la glándula lagrimal, una disminución en la sensibilidad de las señales estimulantes, anormalidad en la producción de proteínas de las lágrimas, reducción de células epiteliales y caliciformes de las glándulas meibomianas, junto con una reducción en el parpadeo lo cual causa evaporación excesiva15,18,19.
El penfigoide ocular mucoso membranoso y el síndrome de Steven-Johnson son patologías que asocian deficiencia en la producción de lágrimas por lo se relacionan al síndrome de ojo seco; otras patologías asociadas son las enfermedades neuromusculares como parkinson o parálisis de Bell, enfermedades dermatológicas como el eczema, la psoriasis, y la rosácea; y finalmente entre otros factores de riesgo asociados son el fumado, la historia de radiación de órbita, los lentes de contacto, el uso excesivo de pantallas debido a reducción del parpadeo, maquillaje y el uso frecuente de gotas oculares (cuatro o más veces por día)2,5,12,14,17,20–23.
Clínica
La clínica usualmente se presenta de manera bilateral, la severidad del cuadro puede fluctuar y/o ser progresiva. Los diferentes síntomas relacionados a esta patología se pueden dividir según tipo de manifestación clínica ya sea por incomodidad ocular, alteraciones visuales y otros; o según severidad en leve, moderado o severo, lo cual se desarrolla con mayor detalle en el cuadro III, en la parte de anexos del artículo2,5.
Manejo
El diagnóstico del Síndrome de Ojo Seco es clínico basado en signos y síntomas que presenta el paciente junto con hallazgos a nivel del examen oftalmológico. Entre los exámenes que se pueden realizar se encuentra la prueba con lámpara de hendidura, la medición de la osmolaridad de la lágrima, el tiempo de ruptura lagrimal, el análisis de flujo de la lágrima y de la función de la glándula meibomiana; dicha información permite clasificar la patología según el subtipo5,24.
Con respecto al tratamiento se utiliza como primera línea lágrimas artificiales, iniciando con una aplicación de cuatro veces por día, y al mejorar los síntomas se puede disminuir hasta 3-4 veces por semana; modificaciones en el estilo de vida; medidas de soporte (como compresas calientes), mejorar la higiene del párpado, uso de barreras físicas alrededor del ojo, tratamiento antiinflamatorio e inmunosupresor5,6,18.
Se puede utilizar ciclos cortos de corticosteroides en pacientes que no mejoran con lágrimas artificiales, también se utilizan fármacos como ciclosporinas, lifitegrast (inhibidor de la vía inflamatoria específica mediada por células T)4. El uso de lentes de contacto es otro tipo de terapia que se puede utilizar como línea de tratamiento para este síndrome, ya que se asocia a una rehabilitación visual con protección de la superficie ocular al mantener la humedad del ojo20,25.
Las gotas oculares que se utilizan tiene dos formulaciones principales: carboximetilcelulosa y hialuronato de sodio; ambas son igualmente efectivas para tratar el síndrome de ojo seco de severidad leve a moderado, mejoran los síntomas en alrededor de ocho semanas, sin embargo en un estudio observacional realizado en 60 pacientes escogidos de manera aleatoria se observó mejores resultados con el hialuronato de sodio26. Otro tipo de gotas oculares utilizadas son las de tipo biológico, estas han demostrado mejoría en el síndrome de ojo seco, debido a sus propiedades bioquímicas y mecánicas similares a las lágrimas, presenta factores de crecimiento, citoquinas, vitaminas, componentes bactericidas, factores neuronales como sustancia P y factor de crecimiento similar a la insulina 127.
No obstante, el tratamiento de este síndrome se puede dividir en cuatro pasos: 1) modificación de factores ambientales, cambios en la dieta y lágrimas artificiales, 2) oclusiones puntuales para conservación de lágrimas, antibióticos tópicos o glucocorticoides tópicos, 3) gotas oculares séricas alogénicas, lentes de contacto esclerales y 4) corticosteroides tópicos a largo plazo, el uso de tejido de membrana amniótica, o la oclusión puntual quirúrgica20.
El objetivo primordial del tratamiento del síndrome de ojo seco es el alivio sintomático mediante el restablecimiento de la película lagrimal y de la superficie ocular; además es importante identificar y tratar la causa local o sistémica, educar a los pacientes sobre factores de riesgo y exacerbantes y reducir o prevenir daño de la superficie ocular5.
Conclusiones
El síndrome de ojo seco presenta una incidencia a nivel mundial elevada, siendo una de las principales causas de molestia a nivel ocular en las personas, cuyo pronóstico depende de una correcta captación y tratamiento de la patología temprana, con el fin de evitar complicaciones.
Dicho síndrome presenta múltiples factores de riesgo los cuales pueden exacerbar o precipitar los síntomas, es por ello que es importante reconocerlos para así evitar aquellos que son modificables. Además, puede ser clasificada según mecanismo fisiopatológico en el tipo evaporativo (según condición intrínseca o extrínseca), por deficiencia de agua (asociada al síndrome de Sjögren o por causas primarias o secundarias no relacionadas al síndrome de Sjögren) o mixta. Siendo la causa más común la asociada a la condición intrínseca del tipo evaporativo, específicamente por disfunción de la glándula meibomiana.
El estándar de oro para el diagnóstico de dicha patología es el criterio clínico basándose en una adecuada historia clínica y examen ocular detallado con pruebas específicas. El manejo de dicho síndrome se puede realizar según cuatro pasos que incluyen diferentes estrategias terapéuticas según el cuadro especifico del paciente.
Conflicto de Intereses
El autor niega tener conflictos de interés.
FINANCIAMIENTO
Autofinanciado.
Ver anexo
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