Síndrome del cuidador
Autora principal: María Esperanza Solanas Gutiérrez
Vol. XIX; nº 17; 706
Caregiver syndrome
Fecha de recepción: 12/07/2024
Fecha de aceptación: 30/08/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 17 Primera quincena de Septiembre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 17; 706
AUTORES
- María Esperanza Solanas Gutiérrez, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.
- Alba Robles García, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España
- Patricia Bintaned Lafuente, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España
- Eva María Calle Silva, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España
- María García Magán, Instituto de Evaluaciones Médicas, Zaragoza, España.
- María García Gallego, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España
RESUMEN
El síndrome del cuidador o bournoutsyndrome, es un estado que padecen aquellas personas que destinan gran parte de su tiempo al cuidado de una persona enferma que necesita ayuda, normalmente un familiar. Ancianos, niños, pacientes con discapacidad o crónicos. Este síndrome, como consecuencia, puede ocasionar diversos problemas para el cuidador como problemas físicos, psicológicos y emocionales.
Es caracterizado principalmente por estrés crónico, agotamiento, insomnio, pérdida de apetito, sentimiento de culpabilidad, aislamiento social.
Para que un cuidador pueda llevar una vida más tranquila y equilibrada a pesar de tener esa carga de trabajo extra, es necesario que personas allegadas a él, como puede ser familia o amigos y servicios sociales se conciencien que es necesario que presten esa ayuda para que al cuidador no le repercuta en su salud.
PALABRAS CLAVE: Síndrome, Cuidador, estrés, evaluación.
ABSTRACT
The caregiver syndrome or burnout syndrome is a state experienced by those who spend a large part of their time caring for a sick person, usually a family member. This syndrome, as a consequence, can cause various problems for the caregiver, such as physical, psychological, and emotional issues.
It is mainly characterized by chronic stress, exhaustion, insomnia, loss of appetite, feelings of guilt, and social isolation. To assess the level of burden a caregiver has, the Zarit scale is used. This scale consists of a 22-question test, with scores ranging from 22 to 110. It is a very useful tool for the early identification of the diagnosis and the prevention of the caregiver’s health.
KEYWORDS: syndrome, caregiver, stress, evaluation.
DECLARACIONES
Los autores de este manuscrito declaran que: Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.
INTRODUCCIÓN
El término Bourn, se nombró por primera vez en 1974 por el psiquiatra Freudenberg, al darse cuenta que diversos voluntarios y personal dedicado al cuidado de personas , comenzaban a tener síntomas de irritabilidad ,estrés, agotamiento físico y mental. Actualmente según datos recientes, este síndrome se ha vuelto muy común, debido principalmente al envejicimiento de la población y el auge de la necesidad de cuidado. Según la Asociación Nacional de cuidadores familiares en EEUU en 2020, alrededor de 53 millones de personas proporcionaban cuidados no remunerados a seres queridos, lo que significa un evidente aumento con respecto al informe anterior. En Europa se estima que 100 millones de personas aproximadamente son cuidadores informales, lo que por cifras, existira un elevado porcentaje de dichas personas que lo padecen. En su conjunto, la organización mundial de la salud (OMS), estima que alrededor del mundo existen unos cientos millones de cuidadores, y entre el 20% al 50% experimentan síntomas relacionados con el síndrome del cuidador.
Para valorar el grado de sobrecarga que tiene un cuidador, se recurre a la escala Zarit, esta escala consta de un test de 22 preguntas, cuyos puntos pueden ir de 22 a 110.
Entre 47 y 55 puntos indica una sobrecarga leve del cuidador, superior a 47 el cuidador tiene que modificar algún aspecto en su cuidado y necesitaría ayuda, a partir de 56 el cuidador tiene una sobrecarga muy importante, por lo que es necesario poner medios para ayudarle. Es una herramienta muy útil de identificación precoz del diagnóstico y la prevención de la salud del cuidador.
Pero para poder ayudar al cuidador lo más importante es que él se deje cuidar, hacerle comprender, que necesita ayuda para poder cuidar mejor a la persona que quiere.
Esto al principio no suele ser fácil, pues la mayoría dice no necesitarla hasta que se ven superados, y entonces ya puede ser tarde, su salud también se ha deteriorado.
Es una herramienta muy útil de identificación precoz del diagnóstico y la prevención de la salud del cuidador.
En definitiva el síndrome del cuidador se produce por diversos factores y situaciones aunque cabe destacar que las personas afectadas, poseen actitudes de carácter similar lo que permite una comparativa clínica.
Entre el perfil más habitual se puede destacar al personal sanitario, personas de tercera edad que se ven abocadas a cuidar del cónyuge, padres al cuidado de hijos enfermos, entre otros. Es por ello que es fundamental hacer hincapié en esta patología, tener conciencia de la existencia del mismo, y facilitar y desarrollar una estructura sólida que permita sulfatar la difícil situación de las personas que padecen el síntoma.
FACTORES EXTERNOS
El síndrome del cuidador es una patología que ha sido estudiada de forma reciente, como consecuencia de numerosos factores y de la constante variabilidad del entorno actual que nos rodea. La natalidad de las últimas décadas muestra una clara tendencia hacia el envejecimiento, según las últimas estadísticas entre los años 2001 y 2020 la proporción de mayores de 80 años se duplicó. El descenso de los nacimientos, el aumento de la esperanza de vida, el retraso de la maternidad, el ritmo de vida actual entre otros muchos factores ha condicionado el solapamiento de muchas tareas, generalmente hacia el género femenino en el cuidado de los hijos y personas de edad avanzada, los padres.
La falta de implicación por parte de las instituciones ha provocado que en numerosas ocasiones el cuidado del familiar o allegado enfermo recaiga sobre la familia, la cual en la mayoría de las ocasiones carece de formación, recursos y falta de manejo emocional ante la situación.
SINTOMAS
Los principales síntomas relacionados son tanto físicos como psíquicos , estas personas dedican la mayor parte del día a cuidar a estos enfermos, lo que les ocasiona una sensación de falta de libertad, tienen que renunciar a sus hobbies y amistades, con el tiempo estos hábitos se pueden llegar a traducir en un aislamiento social involuntarios por parte del cuidador con relevantes consecuencias para él mismo. Esto les proporciona un estado de ansiedad y otras patologías que a la larga pueden verse reflejada en problemas de salud.
Otro de los aspectos a tener en cuenta entre los síntomas físicos del cuidador es derivado del manejo físico de una persona enferma, requiere de determinados conocimientos para evitar que pueda haber contracciones u otros problemas físicos derivados, como dolores musculares, dependiendo de la fisionomía del paciente y del cuidador, podemos estar ante un problema ya que principalmente las maniobras pueden ser costosas. Y esto hace que pueda haber deterioramiento físico por sobreesfuerzos no controlados. La falta de sueño suele ser otro denominador común de los pacientes que sufren este síndrome, en muchas ocasiones, el cuidado de una persona enferma o dependiente no cesa durante las horas de sueño y por tanto requiere de un cuidado completo, como consecuencia de ello, se reducen las horas de descanso y como tal aparecen síntomas de fatiga más frecuente.
Haciendo una comparativa, por lo general en este tipo de síntomas suele tener más peso los síntomas psíquicos ante una situación de desbordamiento, incapacidad de reconocimiento, falta de gestión emocional pudiendo derivar en emociones como la rabia o la culpabilidad. Un continuo sentimiento de estas emociones puede tener importantes consecuencias en enfermedades mentales como la depresión, irritabilidad o estrés. Existen también síntomas cognitivos ya que el cúmulo de los síntomas anteriormente citados puede desencadenar, dificultad en la concentración de la persona que cuida, problemas de memoria u olvidos frecuentes así como confusión.
Los síntomas conductuales también son importantes a tener en cuenta, principalmente este tipo de factores son los primeros en detectarse, y los que primero dan la voz de alarma hacia el entorno. Estos se caracterizan por cambios en los hábitos alimenticios al disminuir el tiempo disponible para preparara productor cocinados. También pueden derivar en consumo de sustancias de drogas o alcohol como modo de desahogo de la situación así como negligencia del autocuidado como principal factor, descuidando el aseo personal u otras necesidades primarias del mismo.
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DEL CUIDADO
Hay que tener en cuenta que las posibles soluciones para las personas que sufren este síntoma, son variables en función de muchos parámetros y situaciones. En primer lugar, es importante el reconocimiento del cuidador de la situación que en ocasiones resulta ser el escalón clave para comenzar una posible solución. Es importante hacer entender al que padece el síntoma que está acompañado. Evitando así un sentimiento de culpabilidad por el propio. En general la ayuda más eficaz suele ser la familia cercana antes que una persona ajena o contratada, esto resulta por varios motivos, en general porque el cuidador se siente más entendido por los seres queridos y porque el enfermo también suele mostrar una mayor afinidad. No obstante, en ocasiones y por motivos de conciliación familiar o las distancias no se puede contar con dicha colaboración y por ello no es menos importante la labor de personas especializadas en el campo del cuidado.
La ayuda externa tanto familiar como no, no solo favorece y solivianta a la persona que padece el síntoma, sino que además, facilita una mejor capacitación de cuidado al propio, ya que le permite continuar con la vida diaria habitual, no teniendo que renunciar a hábitos tan imprescindibles para la vida humana como son las relaciones sociales.
Otro de los factores que muchas veces condicionan, es el entorno en el que vive el paciente, en ocasiones hablamos de viviendas con diferentes estancias no acondicionadas para la entrada de una silla de ruedas debido al ancho del marco en la puerta, un aseo no funcional debido a una bañera, a la movilidad reducida del enfermo o simplemente escaleras entre estancias. Estos factores de entorno dificultan en gran medida la movilidad y la eficiencia de una rutina cómoda y segura para ambas partes, lo que provoca que para el cuidador sea una labor de mayor dificultad.
La mayoría de las soluciones planteadas requieren de solvencia económica considerable, que en ocasiones los hogares no se pueden permitir aun teniendo ayuda de familiares. Es por ello fundamental el trabajo de las instituciones y organizaciones públicas en este sector, así como proyectos de ayudas y voluntariado hacia estas personas, especialistas y personas que sin ánimo de lucro y sacrificio estén dispuestas a una escucha activa y colaboración.
CONSECUENCIAS
Las consecuencias más relevantes que padecen los pacientes del síndrome del cuidador son patologías psicológicas, aunque también pueden ser físicas.
Entre las consecuencias psicológicas se puede hablar de términos depresivos, definiéndolos como aquellos trastornos mentales caracterizados por un estado de ánimo bajo, sentimientos de tristeza, alteraciones de comportamiento, un grado bajo de pensamiento. Estos fenómenos suelen afectar por lo general en muchos ámbitos como el afectivo o sentimental.
La detección de las patologías depresivas suele ser difícil de reconocer, en ocasiones porque la depresión no requiere solo de una tristeza continuada, sino que también pueden aparecer muchos otros factores como pasividad por acciones que anteriormente realizaba. Es importante por ello, que ante una mínima sospecha se recurra a especialista en el área, como psicólogos, psiquiatras y terapeutas
Es evidente que en ocasiones el cuidador padece síntomas de ansiedad, irritabilidad, frustración entre otras, aspectos que desencadenan en consecuencias en la conducta y en afecciones con las relaciones interpersonales del entorno. Esto provoca por tanto que, por razón de estas conductas, el cuidador pierda muchas relaciones de amistad, se desvincule de entornos en los que se desenvolvía, y paulatinamente se autoaisle.
Otro de los términos a mencionar sería el impacto en la vida laboral, como consecuencia de síntomas mencionados como la fatiga o la falta de sueño, así como el estrés o la ansiedad, estas patologías pueden desencadenar en una reducción de la productividad de trabajo, en un aumento de absentismo, así como problemas en las relaciones laborales. En ocasiones, por términos económicos, la única fuente de ingreso del cuidador es el propio empleo, y por ello es fundamental evitar su pérdida.
REFERENCIAS
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