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Trastorno del espectro autista. Clasificacion y prevalencia. Revisión sistemática

Trastorno del espectro autista. Clasificacion y prevalencia. Revisión sistemática

El término autismo proviene de la palabra griega eaftismos, cuyo significado es “encerrado en uno mismo”. Fue introducido por primera vez por E. Bleuler en 1906. Este autor lo incluyó como un síntoma de la esquizofrenia en su libro Demencia precoz: El grupo de las esquizofrenias. 

Autor: Raquel Ramón Tesán, graduada en Enfermería. Máster Universitario Gerontología social. Lugar de Trabajo: Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.

Lourdes Nebra Rubio, graduada en Enfermería. Máster Universitario Investigación en Atención Primaria. Lugar de trabajo: Hospital Miguel Servet.

Palabras clave: autismo, trastorno autista, clasificación, prevalencia.

CONCEPTO

Posteriormente L. Kanner, en estados Unidos en 1943 diferenció por primera vez los síntomas del autismo con la esquizofrenia, en su libro  “Trastornos Autísticos del Contacto Afectivo”. En 1944 H. Asperger, en Austria publicó un artículo describiendo los síntomas del autismo. Estos dos autores publicaron los cuadros clínicos que hoy se incluyen en los denominados Trastornos del Espectro Autista. 1,2,3

El término autismo ha tenido una larga evolución conceptual, el origen de la utilización de la palabra autismo, como ya hemos dicho anteriormente, se halla en la definición de esquizofrenia de E. Bleuler y a partir de esta fecha es definido como una esquizofrenia, una psicosis, una demencia precoz. Es a partir de 1980 cuando el término autismo comienza a considerarse como un síndrome psiquiátrico específico y es clasificado en el apartado de los Trastornos Generalizados del Desarrollo. 3,4

CLASIFICACIÓN

La clasificación psiquiátrica de mayor proyección internacional DSM-IV de la Asociación Americana de Psiquiatría en 1994  habla de trastorno autista, el cual está adjunto como uno de los cinco trastornos incluidos bajo el nombre de Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) conjuntamente con el Síndrome de Asperger, el Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado, el Síndrome de Rett y el Trastorno Desintegrativo Infantil.  La décima revisión realizada por la clasificación internacional de enfermedades de la OMS (CIE-10), también utiliza el término Trastornos generalizados del desarrollo, aunque el listado de patologías que incluye no es idéntico al utilizado en el sistema DSM-IV. 1,6,7,8,9,10

Los estudios acumulados en los últimos años han mostrado la gran variabilidad en la expresión del trastorno autista, por lo que no se podría considerar un Trastorno Generalizado del Desarrollo. Actualmente se viene utilizando el término Trastornos del Espectro Autista (TEA). El cuadro clínico de esta patología no es uniforme y se ve influido por factores como el grado de capacidad intelectual asociada o el exceso de apoyos especializados. El Trastorno del Espectro Autista no está absolutamente demarcado, y su presentación varía en un espectro de mayor a menor afectación. 3,8

El TEA abarca un grupo de niños con deficiencias en la interacción social, en el lenguaje y la comunicación, que presentan un abanico restringido de intereses y conductas repetitivas. 8,9

Lorna Wing  utilizó el término Trastorno de Espectro autista en 1988, planteando la triada de Wing.  Para esta autora las personas situadas dentro de esta patología son aquellas que presentan:

  • Alteraciones y retraso a nivel del lenguaje y comunicación verbal y no verbal.
  • Alteraciones del desarrollo social, especialmente de la reciprocidad interpersonal.
  • Alteraciones en el pensamiento y la conducta: rigidez de pensamiento y conducta, pobre imaginación social, conducta ritualista, perseverancia y retraso o ausencia de juego simbólico. 8,9,11

DIMENSIONES ALTERADAS

            Para Ángel Rivière son 12 las dimensiones alteradas que estarían caracterizando el espectro autista: 8,9,12

  1. Trastornos cualitativos de la relación social.
  2. Trastornos de las capacidades de referencia conjunta (acción, atención y preocupación conjuntas).
  3. Trastornos de las capacidades intersubjetivas y mentalistas.
  4. Trastornos de las funciones comunicativas.
  5. Trastornos cualitativos del lenguaje expresivo.
  6. Trastornos cualitativos del lenguaje receptivo.
  7. Trastornos de las competencias de anticipación.
  8. Trastornos de la flexibilidad mental y comportamental.
  9. Trastornos del sentido de la actividad propia.
  10. Trastornos de la imaginación y de las capacidades de ficción.
  11. Trastornos de la imitación.
  12. Trastornos de la capacidad de hacer significantes.

Entre estas dimensiones, la uno, tres, cuatro y once, serían las más relevantes del síndrome autista.

PLEVALENCIA

            Estudios recientes certifican el aumento del número de casos de TEA en los últimos años. El trastorno del espectro autista aparece con la misma frecuencia en todo tipo de razas, nacionalidades y clases sociales. El TEA presenta diversos grados y diferentes cuadros de desarrollo, siendo más común en varones que en mujeres (5×1). 9,10,13

Según CIE 10 y DSM-IV  se considera que el TEA es un trastorno profundo del desarrollo, y ocupa el cuarto puesto en los trastornos más comunes del desarrollo.  Se presenta 4 a 5 casos por 10000 nacidos vivos. De toda la población que padece TEA solo el 2 a 3%  padecen la modalidad más severa. 9

            Dentro de los cuadros clínicos propuestos por la DSM-IV y el CIE-10 sobre los TGD, el trastorno del espectro autista constituye la más fascinante, y desafiante categoría, por las numerosas dificultades que presenta en su diagnóstico, evaluación e intervención y por el impacto que causan en la estructura familiar.9

CLÍNICA

            Los signos suelen observarse a partir de los 18 meses. Las personas no especialistas en el tema, sumado a  la mínima existencia de pruebas diagnósticas, desconocimiento de las causas y su evolución, repercuten en el retraso del diagnóstico. La media diagnóstica del trastorno del espectro autista es aproximadamente de unos 4 años y aunque es evidente la dificultad diagnóstica de este trastorno, los signos de sospecha pueden encontrarse de forma precoz bajo una supervisión experta. 10,13

            El TEA no solo afecta a la persona que lo padece, sino que conlleva un impacto en la familia de dicha persona. Para Mc Cubbin y Patterson la acumulación de tensión y estresores familiares que están al borde de sobrepasar la capacidad de ajuste familiar, lo hace entrar en crisis, pudiendo perturbar el núcleo familiar. 9,14,15

            Tanto los padres y familiares influyen en el desarrollo social e intelectual de un niño. Convivir con una persona con TEA significa trabajar durante todo el día en su cuidado, ello implica paciencia, amor y dedicación. El tiempo y energía necesaria que requiere la convivencia puede causar tensión en el sistema familiar. 14,15,16

DIAGNÓSTICO

Hasta que se acepta finalmente el diagnóstico se vive algo muy parecido a las etapas del duelo de Elisabeth Kübler-Ross. Es un proceso que necesita tiempo hasta  la aceptación de la enfermedad, es importante recordar a las familias que este proceso es natural y no patológico. Las etapas que normalmente suelen conllevar un diagnóstico de esta índole son:

  1. Fase previa: Descreimiento y sorpresa.
  2. Negación: Se niega la evidencia.
  3. Irritación y culpa. Esto no me puede pasar a mí.
  4. Depresión: Pérdida de interés. Abulia. Los padres pueden sentirse sobrecargados por la situación y por el peso de una enfermedad que desconocen y que nadie se atreve a explicar con claridad.
  5. Aceptación y consiguiente lucha. Este proceso pasará por muchas fases ya que los problemas que surjan serán distintos en cada edad y en cada persona.

            Desde que se comenzaron los primeros estudios sobre el impacto del autismo en la familia, los resultados muestran que muchas familias con hijos con TEA, presentan mayores modificaciones en el núcleo familiar y un aumento de los niveles de estrés. 18

            Además de los altos niveles de estrés, y de la frecuente cronicidad del mismo, ciertos estudios muestran que los padres de niños con TEA, son más propensos a experimentar problemas psicológicos graves, que los padres de niños con otras discapacidades de desarrollo. También se relaciona con los problemas financieros y la depresión. 18,19

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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  2. Cuxart F. El autismo: Aspectos descriptivos y terapéuticos. Málaga: Ajibe; 2003.
  3. Cuxart F, Jané C. Evolución conceptual del término “autismo”. Una perspectiva histórica. Revista de historia de la psicología. 1998; 19(2-3): 369-388.
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  6. Asociación Americana de Psiquiatría. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR). 4ª ed. Barcelona: Masson; 2001.
  7. Organización Mundial de la Salud. 10ª Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades, Trastornos mentales y del Comportamiento (CIE-10). Genova: OMS; 1992.
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  11. González L. El espectro autista. Revista internacional de audición y lenguaje, logopedia, apoyo a la integración y multiculturalidad. 2012; 4(1): 12-24.
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