Trastorno por déficit de atención con hiperactividad y su manejo en odontopediatría
Autora principal: María Albericio Gil
Vol. XX; nº 07; 250
Attention deficit hyperactivity disorder and its management in pediatric dentistry
Fecha de recepción: 23 de Enero de 2025
Fecha de aceptación: 26 de Marzo de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 07 Primera quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 07; 250
Autores:
María Albericio Gil. Odontólogo de Atención Primaria Salud Aragón
Laura Oñate Martí. Higienista de Atención Primaria Generalitat Valenciana
Inmaculada Jornet García. Odontólogo de Atención Primaria Generalitat Valenciana
Isabel Sánchez Vicente. Higienista de Atención Primaria Salud Aragón
Resumen
Introducción: El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno crónico que interfiere en el normal desarrollo del niño ocasionando alteraciones a nivel médico, cognitivo, emocional y conductual. El TDAH consiste en un patrón persistente de inatención, junto con un exceso de actividad para la edad madurativa del niño y un escaso control de la impulsividad. Es la entidad psiquiátrica más frecuente de la infancia presentando una prevalencia del 4-6%. Para manejar adecuadamente a estos pacientes el odontopediatra debe conocer y ser capaz de identificar este trastorno en sus pacientes.
Método: Se ha realizado una revisión bibliográfica sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y su manejo en odontopediatría.
Conclusiones: Es imprescindible realizar una completa historia clínica a estos pacientes. El TDHA influye negativamente en la salud bucal debido a la pobre habilidad y motivación para realizar una buena higiene oral y a los medicamentos prescritos para su tratamiento. Además, se ha observado que presentan predisposición a sufrir lesiones traumáticas. La aplicación de las técnicas de manejo de la conducta deben extremarse, marcándoles pautas claras que permitan conseguir su colaboración. Es necesario incluir a estos pacientes dentro de un programa preventivo individualizado de alto riesgo para evitar que se agrave la patología odontológica.
Palabras clave
Déficit de atención, hiperactividad, TDAH, manejo odontológico
Abstract
Introduction: Attention deficit hyperactivity disorder (ADHD) is a chronic disorder that interferes with the normal development of children, causing alterations at a medical, cognitive, emotional and behavioral level. ADHD consists of a persistent pattern of inattention, along with excessive activity for the child’s maturing age and a case of controlled impulsivity. It is the most common psychiatric entity in childhood, presenting a prevalence of 4-6%. To properly manage these patients, the pediatric dentist must know and be able to identify this disorder in their patients.
Method: A bibliographic review has been carried out on attention deficit hyperactivity disorder and its management in pediatric dentistry.
Conclusions: It is essential to take a complete clinical history of these patients. ADHD negatively influences oral health due to poor ability and motivation to perform good oral hygiene and the medications prescribed for its treatment. In addition, it has been observed that they have a predisposition to suffer traumatic injuries. The application of behavior management techniques must be extreme, setting clear guidelines that allow them to collaborate. It is necessary to include these patients in an individualized high-risk preventive program to prevent the dental pathology from worsening.
Keywords
Attention deficit, hyperactivity, ADHD, dental management
Introducción
Existe un interés público creciente hacia el TDAH, con un intenso debate relativo al proceso diagnóstico, la evaluación del seguimiento y las estrategias terapéuticas en este grupo de pacientes. Se ha destacado el creciente sobrediagnóstico de la enfermedad en los últimos años, y la gran variación en los patrones de diagnóstico y métodos de evaluación de los niños. (1) El TDAH es uno de los problemas clínicos y de salud pública más importantes en términos de morbilidad y disfuncionalidad. (2) El TDAH es un trastorno real y no una moda reciente, siendo el problema de conducta más habitual en los niños en edad escolar, pudiendo tener muchas implicaciones en su vida e incluso una tasa de psicopatía grave de adulto. En la clínica odontológica acuden a diario un gran número de niños diagnosticados de TDAH, muchos de ellos tratados farmacológicamente a pesar de que aún no se ha encontrado un tratamiento que por sí sólo mejore este trastorno del desarrollo. Por ello, los odontólogos deben conocer la enfermedad, sus posibles repercusiones, efectos secundarios del tratamiento y las consideraciones especiales a tener en cuenta en el tratamiento odontológico. (3)
Método
Para realizar esta revisión bibliográfica sobre “el síndrome de déficit de atención e hiperactividad y su manejo en odontopediatría” se han utilizado las siguientes bases de datos: Compludoc, Medline y Pubmed así como la búsqueda manual de artículos y libros en la biblioteca de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid.
Se han establecido los siguientes criterios de búsqueda:
Artículos indexados en las bases de datos.
Libros de pediatría, odontología de pacientes especiales y odontopediatría.
Idioma inglés o castellano.
Concepto y clasificación
El TDAH es un trastorno crónico que interfiere en el desarrollo normal del niño ocasionando alteraciones a nivel médico, cognitivo, emocional y conductual. Consiste en un patrón persistente de inatención, junto con un exceso de actividad para la edad madurativa del niño, y un escaso control de la impulsividad. Debe aparecer antes de los 12 años, llevará 6 meses de evolución para realizar el diagnóstico. Estará presente en dos o más ambientes: casa, escuela o trabajo, u otras situaciones sociales. Ocasionará una afectación social, académica o laboral, del niño o adolescente, dato importante a destacar pues si no no se podría hablar de trastorno. La sintomatología no aparecerá en el transcurso de un trastorno generalizado del desarrollo (autismo), esquizofrenia u otros procesos psicológicos, ni se explicaría mejor por otro proceso mental como, por ejemplo, los trastornos del humor, de ansiedad, trastorno disociativo o de la personalidad. (4)
El DSM-V distingue 3 subtipos: (4)
TDAH con predominio del déficit de atención: es cuando hay al menos 6 de los 9 síntomas de inatención, pero no se cumplen un mínimo de 6 síntomas del apartado de hiperactividad-impulsividad. El déficit principal es la lentitud en el procesamiento de la información. En cuanto a la conducta social, son más pasivos y no suelen evidenciar problemas de comportamiento. Este subtipo es más frecuente en niñas.
TDAH con predominio hiperactivo-impulsivo: es cuando se cumple un mínimo de 6 síntomas de hiperactividad-impulsividad, pero no de inatención. Es más común en niños preescolares, siendo, posiblemente, el precursor evolutivo del subtipo combinado.
TDAH tipo combinado: en este caso se cumplirán al menos 6 criterios de inatención y otros tantos de hiperactividad-impulsividad, por lo que habrá problemas tanto de comportamiento como de aprendizaje. Este es el subtipo más prevalente.
Epidemiología
El TDAH es la entidad psiquiátrica más frecuente de la infancia. Es un problema de salud pública al ser un trastorno crónico de elevada prevalencia. En el niño escolar la prevalencia se sitúa entre un 3 y 7% según el DSM-V (4, 8) y, según estudios nacionales, entre un 4 y 6%. (4) En cuanto a la prevalencia de los subtipos de TDAH según el manual DSM-V existe una mayor prevalencia del tipo combinado, seguido del subtipo déficit de atención y del subtipo hiperactivo-impulsivo. (5) Los síntomas centrales suelen aparecer relativamente pronto, entre los 3 y los 4 años (6) El trastorno habitualmente persiste durante la adolescencia, y muchas veces continúa en la edad adulta, aceptándose una prevalencia del 3 al 4% en este periodo de vida. (4) La prevalencia más alta la encontramos en el rango de edad de 6-9 años. (5) Según el sexo, la proporción es superior en el masculino sobre todo los tipos con predominio hiperactivo-impulsivo y el combinado, hallándose una relación que oscila entre 3:1 y 9:1 según se trata de población general o de población clínica. (4, 5, 7) Esta diferencia se cree que es debido a que las niñas manifiestan más problemas atencionales mientras los chicos manifiestan problemas de conducta disruptiva, y por tanto, ocasionando una mayor demanda asistencial. (4) Otros motivos que destacan son: aplicación desigual de los criterios diagnósticos empleados habitualmente, razones educativas, culturales y diferencias físicas, concretamente diferencias hormonales y de maduración del sistema nervioso central. (3) Con el crecimiento, esta diferencia se va estrechando, pudiendo llegar incluso a invertirse en la edad adulta. (8)
El nivel socioeconómico también es considerado un factor de riesgo para el TDAH, observándose una prevalencia mucho más elevada para el estrato socioeconómico bajo en comparación con el medio y alto. (3)
Etiología y patogenia
Se considera multifactorial con base neurobiológica, predisposición genética, y con influencia de factores psicosociales. (4)
La transmisión hereditaria está respaldada por los estudios de familias, de adopción y de gemelos. Se ha visto que el 70% de los casos tendrá algún progenitor afecto o algún familiar de segunda generación. Es bien conocido el papel de los neurotransmisores dopaminérgicos en la fisiopatología del TDAH, evidenciable por la mejoría clínica con fármacos como el metilfenidato o las anfetaminas, que actúan a nivel de dichos neurotransmisores. Los estudios de genética molecular han mostrado alteraciones en siete cromosomas (4, 5, 9), siendo los genes de mayor implicación el gen trasportador de dopamina DAT1, y los genes receptores de dopamina DRD4 y DRD5. A través de neuroimagen (PET, SPECT, RM y RM funcional) se ha evidenciado una disminución del volumen estructural del córtex prefrontal, el núcleo estriado, el cuerpo calloso y el cerebelo, y un menor flujo sanguíneo con alteración en la disponibilidad de dopamina y noradrenalina. (4)
Entre los factores biológicos no genéticos estarían las complicaciones prenatales y perinatales: consumo de alcohol, tabaco y otras drogas (cocaína y heroína) durante el embarazo; estrés emocional moderado o grave durante el embarazo; peso por debajo de 1.500 g. al nacer y, sobre todo, por debajo de 1.000 g.; lesiones cerebrales a raíz de una infección (encefalitis) o de un traumatismo. Ciertos síndromes han sido asociados con mayor frecuencia de TDAH, como son el síndrome alcohólico fetal, el cromosoma X frágil, síndrome de Williams y síndrome de Angelman. Cuando el factor biológico es muy evidente hay autores que utilizan el término de TDAH secundario. (4)
No se pueden obviar las interacciones entre los factores biológicos y factores ambientales o del entorno que podrían contribuir a la gravedad y duración del trastorno. Entre ellos estaría el inadecuado ejercicio de la paternidad (estilo educativo negligente e indulgente, maltrato y abuso sexual), relación negativa entre madre e hijo, psicopatología de los padres, estrés psicosocial de la familia (inestabilidad laboral, hacinamiento, familia disfuncional). (4,9) Numerosas investigaciones señalan que el contexto familiar tiene un papel fundamental en el curso del TDAH. La disfunción familiar puede constituir un factor de riesgo que interactúa con la predisposición del niño, y exacerbar la presentación de los síntomas y su continuidad. (10) En este marco, los factores familiares no se consideran como la causa original del TDAH, pero si se cree que mantienen e incluso amplifican la sintomatología de éste en el curso del desarrollo. Los hallazgos sugieren que la forma en que interactúan los padres con sus hijos hiperactivos en edades preescolares es precursora del desarrollo de dificultades de comportamiento experimentado por los niños hiperactivos en edades posteriores. (11) Destacan una mayor incidencia en niños adoptados. Los grandes cambios sociales podrían influir negativamente en el TDAH. Entre ellos el trabajo sedentario, que exige una concentración mental prolongada; la gratificación instantánea, que proporciona la tecnología electrónica; las altas tasas de familias no convencionales, separaciones, divorcios, familias monoparentales, etc., y el estrés que puede representar una elevada dedicación profesional por parte de ambos padres. Se ha publicitado la influencia de ciertos alimentos y el ver durante muchas horas la televisión, pero no ha habido estudios basados en la evidencia que hayan podido demostrar su causa-efecto. (4)
Las teorías más actuales de qué es lo que ocurre en un niño con un trastorno emocional atencional que ayuda a entender su comportamiento y sus dificultades es que hay una disfunción o alteración en las funciones ejecutivas del cerebro, que son los responsables de gestionar las funciones cognitivas del mismo. Estas funciones ejecutivas son capacidades básicas de todo ser humano, las cuales van desarrollándose a lo largo de la infancia y adolescencia hasta el inicio de la edad adulta. En el caso del niño con TDAH habría un retraso en el desarrollo de las mismas en relación con su edad, lo que explicaría la conducta infantil habitualmente presente en estos niños. (4)
Manifestaciones clínicas
En casa
El niño en casa cambia frecuentemente de una actividad incompleta a otra, desempeña actividades excesivamente ruidosas, se sube a todas partes, siempre está en movimiento y no es capaz de permanecer sentado cuando la situación lo requiere, por ejemplo, durante el estudio o en las comidas. Este exceso de actividad carece de una finalidad concreta. Le cuesta seguir las peticiones o instrucciones, no por negativismo ni porque no lo haya entendido, sino porque se distrae. No escucha cuando se le habla, habla excesivamente y de forma precipitada, se distrae fácilmente por estímulos insignificantes, interrumpe constantemente y, además, sufre propensión a los accidentes y a ocasionarlos. (4)
En la escuela
En la escuela no presta atención, no acaba las tareas escolares por falta de atención. Es desorganizado y descuidado, pierde u olvida en casa los deberes y lápices, o al revés, se deja en la escuela lo que necesita para trabajar en casa. Suele interrumpir a menudo al maestro y a los compañeros, responde precipitadamente antes de que acaben de formularle la pregunta y no espera su turno en una tarea de grupo. Le cuesta permanecer sentado en su pupitre, se retuerce y manipula constantemente objetos. Intenta evitar las actividades que requieran un trabajo continuado o un esfuerzo metal de concentración. No escucha a los demás niños y cambia constantemente de conversación, por lo que suele ser impopular, pero, en ocasiones, es muy querido, ya que habitualmente tiene una gran expresividad afectiva; suele ser sensible, sincero, incluso ingenuo, y también muy creativo. (4)
La sintomatología no es anormal en sí, sino por su frecuencia e intensidad con repercusión tanto en el niño como en el adulto. Aparte de los síntomas nucleares del TDAH, muchas veces aparece desobediencia, labilidad emocional o inmadurez afectiva. Es muy variable e imprevisible, tiene dificultades para motivarse, insaciabilidad, escasa competencia social y mala coordinación motora. Cuando se trata de un adolescente, la clínica de la hiperactividad habrá disminuido quedando una cierta sensación interna de inquietud. Los conflictos en casa irán en aumento y suelen ser más graves que en otros adolescentes. También irán agravándose los problemas en la escuela, pues le costará finalizar los trabajos escolares, su caligrafía será mala, la presentación de los trabajos desordenada, sus hábitos de estudio no serán los más adecuados, y sus notas estarán por debajo de lo esperado. Debido a la impulsividad serán más frecuentes las conductas de riesgo: abuso en el consumo de tóxicos, actividad sexual precoz con embarazos no deseados, y accidentes de tráfico. (4)
Clínica asociada
La comorbilidad será la norma, pues alrededor del 85% presentarán un proceso comórbido, y un 60% de los casos, dos comorbilidades. Los más frecuentes son el trastorno negativista desafiante y el trastorno de conducta. (4) Cabe mencionar:
Problemas emocionales: La baja autoestima casi siempre estará presente debido a las constantes reprimendas, castigos y mensajes negativos por parte de los padres y profesores, son escasos mensajes positivos. Además, será frecuente que desarrollen cuadros de ansiedad (20-25%), depresión (15-30%) y trastorno bipolar (19%), sobre todo en la adolescencia. (4, 12)
Problemas de conducta: Destacan la desobediencia. Hacia la edad de los ocho años puede desarrollar un trastorno negativista desafiante, mostrando una conducta discutidora, irascible y resentida. Esto puede evolucionar en la adolescencia hacia un trastorno antisocial (30-50%) o trastorno de conducta. El riesgo de desarrollar un abuso en el consumo de drogas es más elevado que en la población general y está relacionado con el hecho de presentar un trastorno de conducta comórbido, siendo este riesgo menor en los niños tratados farmacológicamente. Estos trastornos son más frecuentes en el TDAH tipo combinado. (4)
Problemas de aprendizaje: Debido a la disfunción en las funciones ejecutivas, el niño con TDAH manifestará dificultades de aprendizaje, pero además de forma comórbida un 20-25% presentarán un trastorno específico del aprendizaje (dislexia, disortografía, disgrafía, discalculia). (4)
Problemas en la motricidad: la torpeza motora tiene una estrecha relación con el TDAH, cuyo vínculo parece ser un sólido enlace neuroevolutivo, que afecta al 50% de los niños con TDAH. El perfil psicomotor se clasifica en la misma categoría que el de los niños sanos, aunque su puntuación es menor y los niveles de ejecución de cada factor son peores. Los factores psicomotores mejoran con los años, aunque los niños con TDAH siempre muestras un retraso respecto a los niños sanos. Los déficits en la motricidad fina se manifiestan en tareas que implican agarrar objetos, abotonarse la ropa, jugar con una pelota, colorear dentro de unos límites o ejecutar la escritura con una caligrafía aceptable. También existe una proporción elevada de niños con TDAH que presenta dificultades en el desarrollo motor grueso: dificultad para correr y saltar o problemas en el desarrollo de la lateralidad. (13)
Otros: con mayor frecuencia que en la población general, los niños con TDAH presentan alteraciones del sueño (dificultad para dormirse, sonambulismo, cansancio al despertar), tics, trastornos de la comunicación, signos neurológicos menores, problemas en el control de los esfínteres (enuresis, encopresis). (4)
Consideraciones odontológicas
El odontólogo infantil debe ser consciente de que estos niños colaboran poco en el consultorio durante el tratamiento ya que el “déficit de atención” hace que mantengan la atención durante un periodo mucho más corto que el de otros niños de su edad y la “hiperactividad e impulsividad” les llevará a moverse continuamente en el sillón dental y desear levantarse. También son frustrantes, para el profesional, durante el aprendizaje y mantenimiento de la salud bucal o cualquier otra instrucción que tengamos que darles. Sin embargo, debemos saber que las capacidades intelectuales de estos niños son normales. (3)
Anomalías de la región orofacial
Se observa con mayor frecuencia en estos pacientes anomalías físicas menores en la región orofacial. Estas anomalías son catalogadas como menores ya que raramente suponen una preocupación estética. La prevalencia no ha sido determinada pero se ha observado un mayor diámetro del perímetro craneal, pliegues epicánticos, hipertelorismo y una posición y forma de las orejas anormal. También se ha observado que estos pacientes presentaban un tercio facial inferior aumentado, barbilla prominente, labio superior corto y boca ancha. Frecuentemente presentan anomalías en la cavidad oral como fisura palatina, lengua fisurada, lengua geográfica, frenillo anormal y dientes malformados. (14, 15)
Patología bucal
La dentición temporal en estos pacientes presenta un esmalte prenatal muy poroso y opacidades de esmalte. Los autores explican esto debido a que tanto los dientes como el sistema nervioso central tienen el mismo origen embriológico y ambos pueden estar sometidos a los mismos factores que pueden desencadenar el TDAH. (14, 15)
En edad preescolar, los pacientes con TDAH, son propensos a desarrollar halitosis y rinitis crónicas. Dietas experimentales que eliminan los colorantes y saborizantes artificiales, el glutamato monosódico, los conservantes, la cafeína y son bajas en azucares han mostrado efectos en la reducción de la halitosis y la rinitis crónica, pero conseguir la implantación estas dietas es difícil. (14)
Diversos estudios expresan que los pacientes con TDAH tienen mayor riesgo de presentar caries, enfermedad periodontal, glositis y candidiasis oral. (16,17,18,19,20) Estos hechos no sólo se observan en la edad infantil, también se observan en la adolescencia. (21) Hasta el momento no se han determinado causas inherentes al síndrome, que justifiquen estos hallazgos. Podrían tener explicación, por el hecho de que el déficit de atención y la hiperactividad hacen muy difícil que tengan una disciplina en cuanto a la alimentación y consumo de chucherías, así como una correcta higiene bucal. Por otro lado, también puede deberse a los posibles efectos secundarios de los fármacos entre los que se incluye la xerostomía. (3, 17, 22) Por todo ello se deberá incluir al paciente en un programa preventivo de alto riesgo de caries e informar de cómo debe realizarse el cepillado dental, el uso de complementos de fluoruro y otras medidas, aconsejarle en la disminución de la frecuencia de consumo de golosinas, bollos, bebidas envasadas, etc. y acerca de la periodicidad de las revisiones. (3, 15, 17, 19, 20, 23, 24)
En relación al desarrollo dentario se estudió la posible relación del metilfenidato con el retraso en la maduración dental, sin embargo, se observó que los niños y adolescentes que toman una dosis media de 30mg de metilfenidato durante un periodo medio de 54 meses no mostraban retraso en el desarrollo dental. (25)
Traumatismos dentarios
También se ha estudiado la relación, en estos niños, entre el síndrome y las lesiones traumáticas dentarias. Es indudable que los niños con hiperactividad sufren más accidentes y lesiones de origen traumático. (3, 14, 26, 27, 28, 29) A pesar de ello, hay estudios en los que no se han observado diferencias entre estos pacientes y niños convencionales (30)
Los pacientes con TDAH tipo combinado presentan una mayor frecuencia de lesiones dentales (32.1%), seguido por el tipo con predominio de déficit de atención (29.5%). (27)
Hábitos y parafunciones bucales
En los niños afectados por el TDAH hay de explorar la existencia de lesiones derivadas de hábitos y parafunciones bucales. Pueden manifestar bruxismo, morderse los labios, uñas, etc. y todo ello causar lesiones que deben ser evitadas. (3, 15, 23, 31) Los niños con TDAH y tratados farmacológicamente muestran con mayor frecuencia bruxismo al compararlos con aquellos pacientes que no están medicados y con pacientes sanos. Además, dentro de los fármacos utilizados para el tratamiento del TDAH, los estimulantes del sistema nervioso central han sido asociados con mayor frecuencia a este efecto secundario. (31)
Manejo de la conducta durante el tratamiento odontológico
Los pacientes con TDAH presentan más problemas de manejo de conducta que los niños convencionales. (3, 30, 32) También se ha observado que estos pacientes presentan más ansiedad por el tratamiento dental. (33) La prevalencia de los problemas de manejo de conducta es mayor entre los 7 y los 9 años. (16) Otros autores, sin embargo, observaron en sus estudios que los pacientes con TDAH no mostraron diferencias significativas en el comportamiento al comparar niños con TDAH y niños sin TDAH. (34, 35)
Las características del comportamiento de los niños con TDAH pueden determinar el éxito o el fracaso del tratamiento dental. La dificultad para obtener su atención y la necesidad de que estén sentados en el sillón dental y controlen sus movimientos durante al menos treinta minutos son problemas comunes. (15)
Las bases psicológicas para el manejo de la conducta son las mismas que para los otros niños, pero el odontólogo debe conocer la enfermedad y saber que, como profesional, tiene que programar y estructurar pautas y normas de actuación que sirvan de referencia al niño. (3, 14, 16) Estas pautas y normas deben ser firmes y muy claras tanto para el menor como para los padres. Es necesario insistir, sobre todo, en los éxitos y habilidades del niño, reforzando positivamente mediante reconocimientos sencillos o pequeños premios su esfuerzo, e ignorar los comportamientos alterados y perturbadores. (3, 16)
El odontólogo debe tener claro que el manejo de la conducta en estos niños, al igual que en el resto, se basa en la implantación de normas de conducta adecuadas que le permitirán controlar la ansiedad, al tiempo que facilitan al odontólogo la realización del tratamiento, (16) teniendo en cuenta que estos pacientes van a mostrar mayores problemas al interactuar con el dentista y tendrán más dificultades para mantener la concentración durante la exploración o el tratamiento. (36) El odontólogo debe evitar concentrarse en los aspectos negativos, prejuzgar al niño calificándolo de desinteresado e interpretar apresuradamente que la conducta del niño es deliberada. (20)
Debemos tener en cuenta que los padres de los niños hiperactivos perciben que la conducta de sus hijos produce sentimientos más negativos sobre su paternidad, un impacto negativo en su vida social y un mayor estrés que los padres de niños sin TDAH; además, según el estudio de Roselló y cols. en 2003, tener un hijo con este trastorno genera – incluso en los padres más competentes – sentimientos de ineficacia personal, estrés, frustración, enojo y rechazo, que afectan negativamente a la interrelación que mantienen con sus hijos. (11, 37)
Consideraciones para citar a pacientes con TDAH (14, 15)
Es aconsejable citar a estos pacientes a primera hora de la mañana, aproximadamente 30-60 minutos después de la toma de la medicación. De esta manera el paciente estará menos fatigado y más atento.
Si el paciente toma varias dosis de medicación l día habrá un periodo donde el paciente no presente cobertura farmacológica; se debe evitar realizar el tratamiento dental en este periodo.
También se debe evitar realizar tratamientos dentales en los periodos de “vacaciones terapeúticas”
Es recomendable citar a los pacientes en varias citas cortas y no en una única larga.
Interacciones medicamentosas
No hay que olvidar que los niños diagnosticados de TDAH suelen estar en tratamiento, generalmente, con psicoestimulantes. Este hecho, unido a las características propias de la enfermedad lleva a que debamos ser extremadamente cautelosos a la hora de administrar fármacos. (3)
Se hace imprescindible recoger en la historia médica los fármacos que el niño está tomando, las dosis y pautas de administración, evaluar los fármacos que vamos a utilizar de forma rutinaria u ocasional, así como estudiar las posibles interacciones. Si el niño está tomando Metilfenidato (Rubifen®/Concerta®) deberemos tener gran cuidado al prescribir premedicación oral y, especialmente Midazolan. (3)
Los anestésicos locales deben ser usados con precaución. El odontólogo debe tratar de lograr una anestesia profunda para que no se libere epinefrina, lo que podría reaccionar con los medicamentos, especialmente con el metilfenidato, produciendo una elevación en la presión arterial y aumentar la frecuencia cardiaca (14)
Los antidepresivos tricíclicos bloquean la recaptación de los vasocostrictores adrenérgicos, prolongando por consiguiente su acción. También bloquean los receptores muscarínicos y alfa-1-adrenérgicos lo que puede incrementar la frecuencia cardíaca y relajar la vascularización periférica.
Levonordefrina no usar, dado que puede provocar la aparición de arritmias cardiacas y un incremento marcado en la presión arterial sistólica.
Adrenalina interacciona más modestamente, de modo que puede utilizarse a dosis reducidas y con una aspiración cuidadosa.
La Atomoxetina también bloquea la recaptación de noradrenalina por lo que debe seguirse la misma restricción sobre los vasoconstrictores. (38)
Conclusiones
Es imprescindible realizar una completa historia clínica a estos pacientes.
El TDHA influye negativamente en la salud bucal debido a la pobre habilidad y motivación para realizar una buena higiene oral y a los medicamentos prescritos para su tratamiento.
Se ha observado que estos pacientes presentan predisposición a sufrir lesiones traumáticas.
La aplicación de las técnicas de manejo de la conducta deben extremarse, marcándoles pautas claras que permitan conseguir su colaboración.
Es necesario incluir a estos pacientes dentro de un programa preventivo individualizado de alto riesgo para evitar que se agrave la patología odontológica.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.