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Trastornos musculoesqueléticos del miembro superior en el entorno laboral

Trastornos musculoesqueléticos del miembro superior en el entorno laboral

Autora principal: María García Magán

Vol. XIX; nº 14; 480

Work-related upper limb musculoskeletal disorders

Fecha de recepción: 01/07/2024

Fecha de aceptación: 24/07/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 14 Segunda quincena de Julio de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 14; 480

Autores:

  1. María García Magán, Instituto de Evaluaciones Médicas, Zaragoza, España.
  2. María García Gallego, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.
  3. María Esperanza Solanas Gutiérrez, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.
  4. Alba Robles García, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.
  5. Patricia Bintaned Lafuente, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.
  6. Eva María Calle Silva, Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza, España.

Resumen:

Las lesiones del miembro superior constituyen el grupo de trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo más recurrente, tan solo por detrás de las lesiones de la columna y tejidos blandos de la espalda. Esta tendencia se evidencia no solo a nivel nacional, sino también en el ámbito europeo, ocasionando un sustancial gasto sanitario. Aunque se han sugerido numerosas teorías para explicar su etiología, en la actualidad, se cree que su origen es multifactorial, ya que en su desarrollo no solo influyen causas de tipo físico o motor, sino factores tan diversos como el estrés laboral o los hábitos de vida. Así pues, la prevención se ha convertido en uno de los principales objetivos institucionales para evitar el impacto social de este tipo de lesiones tan habituales en el ámbito laboral.

Palabras clave: salud laboral, trastorno musculoesquelético, miembro superior, enfermedad laboral

Abstract:

Upper limb injuries represent a prevalent category of work-related musculoskeletal disorders, ranking second only to spine and soft tissue injuries of the back. This prevalence is observed not only at the national level but also across Europe, contributing significantly to healthcare expenditures. While various theories have been posited to elucidate their etiology, the prevailing consensus suggests a multifactorial origin. The development of these injuries is purportedly influenced not only by physical or motor-related factors but also by variables such as work-related stress and lifestyle habits. Consequently, preventive measures have emerged as a focal point of institutional efforts aimed at mitigating the societal burden associated with these commonly occurring workplace injuries.

Keywords:  occupational health, musculoskeletal disorder, musculoskeletal disorder, upper limb, occupational disease

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

1. Introducción: definición y marco legislativo e institucional

Los trastornos musculoesqueléticos (TME o también conocidos como MSD por sus siglas en inglés derivadas del concepto musculoeskeletal disorders) son afectaciones de los músculos, tendones, ligamentos, nervios, articulaciones, huesos y otras estructuras del sistema musculoesquelético. Estas dolencias aparecen cuando el esfuerzo mecánico que la persona lleva a cabo excede a la carga que puede soportar el aparato locomotor. Cuanto estas lesiones se producen en el ámbito laboral reciben el nombre de “TME relacionados con el trabajo” o “work-related MSD”, a diferencia de aquellos de diferente origen (1). Los TME pueden ser de carácter agudo que suelen deberse a esfuerzos breves e intensos, causando fallos estructurales y funcionales, como fracturas óseas, luxaciones, desgarros musculares o esguinces. Sin embargo, también se pueden desarrollar lesiones crónicas, que aparecen gradualmente debido a actividades laborales repetitivas, movimientos forzados o posturas incorrectas (2). Como veremos más adelante, las lesiones del miembro superior son los TME de origen laboral más frecuente tan solo superados por las dolencias que afectan a la columna vertebral y otros tejidos de sostén de la espalda (3).

Los estudios llevados a cabo en diversos países de la Unión Europea coinciden en afirmar que los TME afectan a un gran número de trabajadores y son una de las enfermedades laborales más frecuentes (4). Es por ello que tanto a nivel europeo como en el ámbito nacional se han desarrollado numerosas directivas y regulaciones para prevenirlos. En el caso de Europa, una de las instituciones de mayor relevancia es la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA). Esta institución crea y promueve campañas de promoción de la salud en el ámbito laboral, además de proporcionar recursos y herramientas prácticas. Además, fomenta el intercambio de buenas prácticas entre los países miembros. En España, la legislación en materia de salud y seguridad laboral se basa en la normativa de la Unión Europea, adaptada y complementada por la legislación nacional. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/1995) es la principal en este aspecto. Esta ley establece las obligaciones de los empleadores y los trabajadores en materia de prevención de riesgos, incluidos los relacionados con los TME. En cuanto a las instituciones de mayor relevancia se ha de nombrar al Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), un organismo encargado de promover la prevención de riesgos laborales en España. El INSST desarrolla y difunde información, guías técnicas y herramientas prácticas para ayudar a las empresas a cumplir con sus obligaciones legales en materia de prevención de los TME y otros riesgos laborales. No obstante, se ha de tener en cuenta que las diversas Comunidades Autónomas en España pueden tener su propia normativa y programas de prevención de riesgos laborales, adaptados a las necesidades y características específicas de cada región.

2. Epidemiología

Los TME constituyen una de las dolencias que más impacta en la salud de los trabajadores según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Desde el siglo XVIII empezaron a reconocerse como patologías asociadas al trabajo, aunque no fue hasta 1970 cuando se empezaron a utilizar métodos epidemiológicos para su estudio. No obstante, incluso en la actualidad, existen serias dificultades para realizar estudios epidemiológicos no sesgados, debido a la falta de consenso en su definición diagnóstica y a la dificultad de obtención de datos (5). Asimismo, es difícil establecer tendencias y patrones que sean aplicables a nivel internacional, como consecuencia de las grandes diferencias en el sistema de registro de los diversos países. Aun así, numerosas instituciones intentan arrojar luz sobre el tema mediante la publicación de estudios que reflejen la prevalencia, principales dolencias, distribución, factores de riesgo e impacto de los TME en la población trabajadora.

El informe de síntesis realizado por la anteriormente mecionada EU-OSHA, publicado en el año 2020, aúna, analiza y sintetiza numerosos estudios de los estados miembros de la Unión Europea en relación con los TME en el entorno laboral (4). Este informe concluye que, dentro de los TME, las dolencias de espalda son las más frecuentes, seguidas por los trastornos que afectan al miembro superior. Estos datos se pueden comparar con los obtenidos en España en el año 2011, recopilados por la 7ª Encuesta Nacional de Condiciones Laborales y también compilados por el ya citado informe de síntesis de la EU-OSHA y los datos recopilados por el INSST en 2013. Los informes a nivel europeo también confirman que los TME tienen altas tasas de incidencia en determinados sectores como el de la construcción, el agropecuario, la industria, el transporte y la sanidad. En el caso de España, disponemos de datos concretos, proporcionados por el propio Ministerio de Trabajo y por la ya citada 7ª Encuesta Nacional de Condiciones Laborales (4).

A pesar de que los TME tienden a no ser reportados en su totalidad (especialmente cuando afectan a mujeres, jóvenes y migrantes) constituyen la principal causa de discapacidad temporal en el mundo (6, 7). Esto conlleva un importante impacto económico, tanto en costes directos –compensaciones pagadas por las empresas, costes para el sistema de salud, etc.− como en costes indirectos –por ejemplo, pérdida de productividad por afectación de los equipos de trabajo (4). En el caso de España, Lázaro et al. (8) afirman que en el año 2007 los TME tuvieron una incidencia de 45 por 1000 habitantes y fueron la primera causa de incapacidad temporal (IT), constituyendo el 18% del total y representando el 23% de días laborales perdidos, lo que se traduciría en un coste final de 1.702 millones de euros. Así pues, ciertos estudios afirman que, si tenemos en cuenta el creciente envejecimiento de la población trabajadora, es muy probable que los costes relacionados con las bajas temporales provocadas por TME continúen creciendo de manera exponencial (4, 7), por lo que el estudio de su etiología y prevención son indispensables para reducir su impacto en nuestra sociedad.

3. Etiología, factores de riesgo y prevención

En la actualidad, la evidencia científica considera que el origen de los TME es multifactorial, incluyéndose factores laborales, físicos, psicosociales, culturales e individuales. Sin embargo, a pesar de que la actividad fuera del entorno laboral pueda agravar los síntomas, los estudios apunta a que la mayoría de TME tienen su origen en el ámbito del trabajo (5). Así pues, varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar TME en el entorno laboral. Entre ellos, se han de destacar factores no modificables como la edad o el sexo. En el caso de la edad la mayoría de los estudios afirman que la prevalencia de estas dolencias aumenta en correlación con los años trabajados por los individuos (3, 7). En relación al sexo parece que existe una mayor prevalencia de TME entre las mujeres (4, 7), lo que podría estar relacionado con la estatura y la falta de adaptación de los puestos a los rangos de altura y alcance de las trabajadoras (5). No obstante, se ha de tener en cuenta que las diferencias en relación con el sexo varían en dependencia del tipo de TME (4).

Asimismo, se han desarrollado varios modelos para explicar la etiología de los TME. Ya en los años 90 varios estudios se centraron en analizar los factores físicos y biomecánicos causantes de los TME como: el “modelo de dosis-respuesta de Armstrong et al. (1993)”, el “modelo de la carga de trabajo física de Weestgard y Winkel (1996)” o el “modelo de la carga de trabajo de van der Beek y Frigs-Dresen (1998)” (1). Estos estudios se centraron principalmente en las causas físicas relacionadas con la aparición de TME en el entorno laboral. Entre ellas se ha de destacar el sobreesfuerzo físico, es decir, la realización de tareas (como empujar, levantar, tirar y transportar cargas pesadas) que, sin la técnica adecuada, producen daños al tejido muscular y osteoarticular. Del mismo modo, son determinantes los movimientos repetitivos durante periodos prolongados de tiempo, ya que son los causantes de numerosas lesiones como tendinitis, o tenosinovitis. Además, esta situación se agrava cuando no existe una adecuada organización, no respetándose los tiempos de descanso entre tareas y la rotación de puestos. Por último, la falta de una ergonomía adecuada aumenta el riesgo de aparición de TME, especialmente cuando no se cuenta con los medios materiales adecuados o cuando los trabajadores no reciben la instrucción pertinente para adoptar posturas apropiadas a la hora de realizar sus tareas. Finalmente, la vibración también es un factor biomecánico a tener en cuenta, ya que se ha demostrado que constituye un potencial agente lesivo si se prolonga en el tiempo.

Sin embargo, muchos trabajos dejaron de lado los factores psicosociales, también determinantes en la aparición de TME (7). Como indican las últimas investigaciones, factores como la escasa satisfacción laboral, la falta de motivación, la monotonía en las tareas o el estrés desempeñan un papel determinante en la aparición de TME (9). Así lo indican varios modelos explicativos. Por ejemplo, “la teoría de hiperventilación del estrés en el trabajo y los TME de Schleifer et al. (2002)” parte de la premisa de que el estrés emocional modifica los patrones respiratorios del individuo, produciéndose una hiperventilación que conllevaría una alcalosis respiratoria que, a su vez, desencadenaría una serie de reacciones fisiológicas con consecuencias nocivas en el tejido muscular. De igual modo, el “el modelo de la relación estrés- TME de Golubovich (2014)” también relaciona el desarrollo de TME por parte de los trabajadores con ciertos factores de origen psicosocial, como un clima de seguridad psicológica pobre y otras variables individuales que disminuyen la resistencia de los sujetos ante diversos estresores (1). Por último, también resulta de interés el “modelo demanda-control-apoyo de Karasek para la gestión del trabajo” que indica que la tensión mental que influye en el desarrollo de los TME es el resultado de la relación entre las exigencias del trabajo (demandas) con el margen de decisión (control) (3).

En cualquier caso, en la actualidad, la investigación tiende a adoptar un enfoque holístico, asumiendo el origen multifactorial de los TME, no solo originados por factores físicos o psicosociales, sino también condicionados por factores de organización del entorno laboral y, en especial, por el contexto específico de cada individuo (1, 3). En este sentido, los estudios más recientes también evidencian el papel destacado de los hábitos de vida y las condiciones asociadas a los mismos (sedentarismo, tabaquismo u obesidad) en la aparición de TME en la población trabajadora (3), así como la influencia de los determinantes sociales de salud −por ejemplo, en el caso de los trabajadores migrantes, quienes frecuentemente desempeñan los llamados “4D-jobs” (dirty, dangerous, difficult, and discriminatory jobs) (7).

Debido al alto impacto socioeconómico de los TME, en la actualidad, se está desarrollando una rica investigación en el campo de la genética, la epidemiología, la fisiología, la ergonomía, la biomecánica o la biología molecular para prevenirlos (6). En este sentido, son imprescindibles las intervenciones propias del servicio de Prevención de Riesgos Laborales del lugar de trabajo. Estas intervenciones se basan en la utilización de medios de producción y materiales adecuados, la evaluación de riesgos, la prevención de accidentes laborales, el diseño ergonómico de los puestos de trabajo, la formación en prácticas seguras, la implementación de pausas activas, la rotación de tareas, la reducción de la carga física y la formación continuada en ergonomía (2). En cualquier caso, los últimos estudios demuestran que es preferible la puesta en marcha de intervenciones múltiples antes que las intervenciones basadas en una sola estrategia. Algunas de las intervenciones más efectivas son el ejercicio físico, la formación en ergonomía y el entrenamiento en técnicas específicas del trabajo (10). Asimismo, también destaca el papel desempeñado por la Enfermera del Trabajo, especialmente a través de campañas sensibilización y promoción de la salud. De hecho, es posible aplicar el Proceso de Atención de Enfermería para el desarrollo de planes de Cuidados (basados en la taxonomía enfermera NANDA, NOC, NIC) que contribuyan a disminuir la incidencia de los TME en el entorno laboral, tal y como muestran algunas investigaciones (11), además de programas de promoción de la salud diseñados por enfermería y destinados a mejorar la ergonomía en el puesto de trabajo, que han demostrado sobradamente su efectividad (12).

4. Principales trastornos musculoesqueléticos del miembro superior en el entorno laboral

Los TME del miembro superior son aquellas patologías que afectan a las estructuras de sostén de las extremidades superiores, desde el hombro hasta la mano y suelen manifestarse con parestesias, entumecimiento, dolor, rigidez, fatiga y contracción antálgica (5).

4.1. Tendinopatías

Las tendinopatías afectan a los tendones, es decir, al tejido fibroso que une los músculos con los huesos. Se pueden clasificar en tendinitis (cuando existe inflamación de un tendón), tenosinovitis (si hay inflamación de la vaina que rodea al tendón) y tendinosis (cuando se trata de una degeneración crónica sin inflamación). En el entorno laboral, las tendinopatías más frecuentes del miembro superior afectan al hombro (tendinitis del manguito rotador), al codo (epicondilitis y epitrocleitis) y a la muñeca (síndrome de Quervain, dedo en resorte y tenosinovitis del extensor largo del primer dedo) (13).

Patología tendinosa del manguito rotador

El hombro es una de las estructuras más móviles y complejas del miembro superior y, por tanto, una de las más susceptibles a sufrir TME (14). Las lesiones más frecuentes del hombro entre los trabajadores son las que afectan al llamado manguito rotador, principalmente las patologías de los tendones que insertan los diversos músculos que componen esta estructura: infraespinoso, supraespinoso, subescapular y redondo menor (13). Los tendones más comúnmente afectados son los de supraespinoso e infraespinoso. Estas lesiones pueden ir desde el pinzamiento leve, a la rotura parcial, total o masiva del manguito rotador. Aunque suelen presentarse de forma unilateral, en ocasiones, pueden aparecer en ambas extremidades. Se ha de tener en cuenta que el envejecimiento es un importante factor en la aparición de estas dolencias. De hecho, el 28% de las personas mayores de 60 años presentan una rotura completa, incrementándose este porcentaje hasta el 65% en mayores de 70 años (14). En el entorno laboral, la tendinitis del manguito rotador puede ser causada por actividades que implican movimientos repetitivos del hombro, como levantar objetos por encima de la cabeza, trabajar en posiciones elevadas o realizar movimientos de rotación del brazo (3). Este tipo de lesiones suelen manifestarse a través de dolor crónico de carácter mecánico en la región deltoidea que se incrementa al mover el hombro, especialmente al alzar el brazo por encima de la cabeza. En algunas ocasiones, se acompaña de debilidad muscular, limitación de la movilidad e incluso impotencia funcional.

Epicondilitis lateral

La epicondilitis lateral también es conocida popularmente como “codo de tenista” o “codo de carpintero” por ser esta una afección común entre dichas profesiones. Se trata de una lesión degenerativa o tendinosis que afecta los tendones en la parte externa del codo, concretamente al tendón del músculo extensor radial corto del carpo. Esta dolencia es la más frecuente de las tendinosis del codo (15) y afecta al 7% de los trabajadores manuales que realizan movimientos repetitivos de extensión y pronosupinación del antebrazo y la muñeca (16). Los principales factores de riesgo para desarrollar esta dolencia en el entorno laboral son: el uso de herramientas manuales de un peso mayor o igual a 1kg; movimientos repetitivos de codo y muñeca; exposición a herramientas vibratorias; posturas del codo en flexión de más de 90º; posturas del codo en extensión; antebrazo con más de 40º de pronación o supinación; insuficiente descanso entre tareas (3). Generalmente se manifiesta a través de dolor en la cara externa del codo, que suele aumentar con el movimiento de extensión de la muñeca y disminuir con el reposo. Este dolor puede irradiarse de forma difusa hacia el antebrazo. En estadio avanzados también es causa de impotencia funcional. Estos síntomas pueden agravarse cuando se aumenta la carga y el ritmo de trabajo en tareas que impliquen manipulación y levantamiento de cargas (3,13).

Epitrocleitis

La epitrocleitis es una tendinopatía que afecta los tendones en la parte interna del codo, concretamente del tendón del músculo flexor radial del carpo. Esta afección se caracteriza por dolor especialmente con la flexión y pronación activa de la muñeca. Las profesiones más afectadas por esta dolencia son aquellas en las que se requieren trabajos manuales como manipuladores de alimentos, carpinteros, mecánicos, albañiles, peluqueros, trabajadores de la industria, hostelería y aquellos que trabajan con teclados. Tanto en esta tendinopatía como en la epicondilitis el tratamiento se basa en la prescripción de AINEs, aplicación de frío local en la zona, reposo relativo y, especialmente, ejercicios de rehabilitación (15).

Tenosinovitis de Quervain

La tenosinovitis de Quervain, Síndrome de Quervain o tenosinovitis estenosante es una patología que afecta a los tendones de abductor largo y al tendón del extensor corto del pulgar, provocando una inflamación de la vaina tendinosa que, a su vez, produce una estenosis del canal situado en el estiloides radial (13). Esta patología se produce en el medio laboral como consecuencia de trabajos enérgicos o de alta demanda física, la flexión sostenida o repetitiva de la muñeca, sostener herramientas u objetos con agarre en pinza, movimientos precisos de los dedos y el uso de herramientas manuales vibratorias. En consecuencia, es una patología frecuente en trabajadores en líneas de montaje, trabajadores de la construcción, personal de enfermería, operadores de maquinaria y personal de limpieza (3). En cuanto a su prevalencia, estas lesiones son más frecuentes en mujeres que en hombres, con una proporción de 10 a 1 (17). Su manifestación clínica más común es el dolor en la superficie de la apófisis estiloides del radio y en el primer compartimento extensor, es decir, en la base del pulgar y en la muñeca, principalmente al realizar movimiento de pinza o agarre. Además, también puede producir entumecimiento del primer y segundo dedo y rigidez de muñeca.

4.2. Neuropatías

Las neuropatías compresivas afectan a los nervios periféricos, se producen por la compresión de un nervio y son las patologías neurológicas más frecuentes del miembro superior en los trabajadores, constituyendo una de las causas principales de bajas temporales en el ámbito laboral.

Síndrome del túnel carpiano

El síndrome del túnel carpiano es la neuropatía más frecuente en el cuerpo humano que se produce por el atrapamiento del nervio mediano a medida que pasa por el túnel del carpo en la muñeca −una estructura osteofribrosa que rodea al nervio mediano y a nueve tendones flexores de la mano. Esta afección se produce al aumentar la presión dentro de esta estructura, causando isquemia y afectación del nervio mediano. Este TME del miembro superior tiene una alta prevalencia entre la población general, afectando más a las mujeres que a los hombres (18). Los factores de riesgo de origen biomecánico son: el trabajo manual repetitivo, posturas inadecuadas de flexoextensión de la muñeca y exposición de la extremidad a vibraciones (3). Este síndrome se manifiesta de forma crónica por la presencia de dolor, entumecimiento y parestesias en la cara palmar de los cuatro primeros dedos y suele aparecer durante la noche y afectar al sueño. En estadio más avanzados el dolor y entumecimiento se presentan durante todo el día. Es raro el debut de tipo agudo y el 50% de los pacientes presenta sintomatología bilateral (3, 13).

Síndrome del canal de Guyon

El síndrome del canal de Guyon es una neuropatía menos frecuente que se produce por la compresión del nervio cubital a la altura del túnel cubital o canal de Guyon, donde el nervio se encuentra a un nivel muy superficial, lo que facilita su lesión. La compresión del nervio mantenida en el tiempo provoca la isquemia de la vaina de mielina que rodea al nervio, lo que tiene como consecuencia la pérdida de la función distal del mismo (19). Todo ello puede manifestarse a través de síntomas sensitivos y motores que afectan a la mano, como entumecimiento, parestesias, debilidad de la flexión o extensión cubital de la muñeca y debilidad a la aducción y abducción de los dedos y aducción del pulgar. La parálisis completa del nervio puede conllevar la aparición de la característica “mano en garra”. Además de otros factores individuales como el hipotiroidismo, la diabetes, la artritis reumatoide, la obesidad y el embarazo, ciertas actividades laborales también incrementan el riesgo de aparición de este síndrome −especialmente aquellas en las que se produce un apoyo prolongado o repetido sobre el talón de la mano y las tareas que implican agarres fuertes con las manos (13).

Referencias

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