sobre todo después de la menopausia, y se producen por depósitos calcáreos en el tumor en forma de carbonatos, fosfatos o sulfatos casi siempre en relación con la degeneración hialina o necrosis. El calcio puede depositarse en el centro del mioma o en la periferia rodeándolo como si fuera una cápsula. La calcificación puede ser total o parcial y se puede palpar como una masa dura o verse por ecografía o radiografía simple de abdomen. El mioma puede adquirir una consistencia que para seccionarlo puede ser necesario una sierra. Histológicamente las áreas calcificadas teñidas con hematoxilina adquieren una tonalidad azul oscura.
Degeneración maligna o sarcomatosa.es muy poco frecuente. Montage y cols. Encuentran que los miomas uterinos presentan una degeneración maligna en el 0,29% de los casos, mientras que Corscaden y Singh afirman que solo se produce la degeneración sarcomatosa en el 0,09% de todos los miomas. Esta transformación sarcomatosa se inicia en el centro del tumor, que hace más blando y friable con abundantes hemorragias debidas a la fragilidad vascular. Microscópicamente se caracteriza por una gran hipercelularidad, atipias nucleares difusas de grado moderado a intenso, y un número de mitosis que se sitúan en más de 10 por campo microscópico. Son muy frecuentes las necrosis de células tumorales.
Alteraciones en el crecimiento de los miomas
Leiomatosis intravenosas
Es una complicación rara que consiste en la extensión de los miomas por vía sanguínea hasta las venas de la pelvis, y de ahí hacia la vena cava inferior y las cavidades derechas del corazón.
La edad promedio de estas pacientes es de 40 a 45 años, y es característico que se produzcan tapones intravasculares que histológicamente corresponden a miomas por tanto, esta enfermedad es de naturaleza benigna, aunque puede ser grave por las complicaciones que supone la obstrucción del riego sanguíneo.
En la etiopatogenia del proceso se han barajado 2 teorías:
a) Origen directo en las paredes de las venas uterinas.
b) Crecimiento intravenoso de leiomiomas intramurales. Es la más aceptada.
El diagnóstico diferencial hay que hacerlo sobre todo con el sarcoma del estroma endometrial de bajo grado, del que solo puede diferenciarse por estudios histológicos.
Leiomiomatosis peritoneal diseminada
Es una afección todavía más rara que la anterior, descrita por Taubert en 1965 y que se caracteriza por la presencia en el peritoneo, e incluso en el epiplón, de múltiples nódulos miómicos benignos. Aparece en mujeres que también tienen miomas uterinos y que con gran frecuencia (casi en el 40%) están embarazadas; las que no sólo están tienen antecedentes del uso de anticonceptivos orales o de endometriosis.
La teoría etiológica más aceptada es la de una metaplasia multifocal de células mesenquimatosas del celoma hacia las células benignas del músculo liso. La evolución clínica es favorable, aunque se han descrito casos de transformación maligna.
Es muy frecuente la regresión de los nódulos miomatosos después del parto o de la castración quirúrgica, y también se ha publicado la desaparición de la leiomiomatosis peritoneal después de un tratamiento con análogos de la GnRH.
Clínica
La sintomatología del mioma uterino depende de la localización, el tamaño y la dirección del crecimiento del tumor. Es muy importante saber que, con gran frecuencia, son asintomáticos y no constituyen ningún riesgo para el bienestar de la mujer, lo que sucede aproximadamente en el 50% de los casos. Los síntomas más comunes son las hemorragias.
Hemorragias
Es el síntoma más frecuente y se caracteriza por unas menstruaciones más abundantes y prolongadas, con presencia de coágulos en muchas ocasiones.
Las pérdidas intermenstruales no son habituales, salvo que se trate de miomas submucosos o que existan alteraciones endometriales asociadas, como hiperplasia glanduloquística, ocasionada por el hiperestronismo vinculado a la génesis de los miomas. En algunos casos como consecuencia de la compresión venosa del tumor puede producirse un aumento del calibre de las arterias que puede originar una excesiva pérdida de sangre.
Los miomas submucosos son los que tienen mayor tendencia a sangrar, porque provocan cambios vasculares en el endometrio; pero, sobre todo, porque si son pediculados provocan hemorragias. El mioma submucoso constituye un cuerpo extraño en la cavidad uterina del que el útero intenta liberarse mediante contracciones. Estas contracciones producen un aumento de la presión arterial y venosa del tumor, cambios vasculares que pueden originar necrosis y destrucción de la mucosa que recubre el mioma, lo que trae como consecuencia ulceraciones, apertura de los vasos sanguíneos y hemorragias.
Los miomas subserosos raramente cursan con hemorragias, aunque Möbius encuentra sintomatología hemorrágica en el 48% de este tipo de miomas. Por supuesto estas hemorragias son más intensas y frecuentes durante el climaterio, a causa de las alteraciones hiperplásicas del endometrio habituales en esta época de la vida.
Los leiomiomas intramurales también pueden sangrar de forma patológica por dilatación de la cavidad uterina y aumento de la superficie sangrante endometrial. La capacidad de contracción del útero también puede estar disminuida por el tumor, lo que se traduce en polimenorreas e hipermenorreas, e incluso en menorragias.
Dolor
Se produce en el 30% de los casos. Puede ser agudo, más o menos intenso y persistente, aunque también puede presentarse en forma crónica con una sensación de pesadez que se manifiesta sobre todo cuando la mujer está mucho tiempo de pie, y se calma inmediatamente con el decúbito.
El dolor agudo puede estar originado por una torsión en el caso de miomas subserosos pediculados. Si la torsión está muy grande, el tumor puede llegar a necrosarse. En los casos de miomas submucosos el dolor puede aparecer en forma de contracciones que expulsan el mioma hacia la vagina, previa dilatación del cuello, lo que se denomina parto del mioma. En raras ocasiones este desplazamiento del mioma por el canal genital puede llegar a producir una inversión del fondo uterino, semejante a la inversión puerperal. En otras ocasiones el dolor puede indicar una degeneración del mioma, como sucede por ejemplo en la degeneración sarcomatosa o en la necrosis.
La irrigación de los plexos nerviosos sensitivos y vegetativos que proceden de los agujeros sacros puede dar lugar a molestias de tipo lumbálgico.
Fenómenos de compresión y desplazamiento
El aumento del tamaño uterino debido a la miomatosis origina una presión sobre los órganos vecinos, como el recto, la vejiga, los uréteres y el intestino, y la inervación nerviosa de la pelvis menor. Puede aparecer disuria, polaquiuria, retención urinaria o incontinencia de orina por compresión de la vejiga, y si se