de la economía española en la mundial (como consecuencia de la integración en 1986 de España en la Comunidad Económica Europea), y el crecimiento económico y la transformación social de la sociedad española; para Serrano los más importantes serían los dos primeros. García Jiménez (2008: 273) coincide con Serrano en que este tipo de movimientos vienen determinados por la “tradición turística de nuestro país”, que además de haberse convertido en uno de los principales aportes a la economía, ha sido la clave para que España haya pasado a ser uno de los principales destinos para estos retirados europeos.
A esto podríamos añadir que la mejora de las comunicaciones y el transporte, y que el mundo globalizado en el que vivimos ha hecho posible el acortamiento de las distancias, la continuidad de los movimientos y la posibilidad de tener contacto, aunque sea de forma virtual, con otras personas que se sitúen en cualquier parte del mundo con la finalidad de mantener los vínculos, han favorecido que estos ciudadanos retirados lleven a cabo una forma de vida en la que no abandonan sus relaciones con el país de origen. Además, influye notoriamente el derecho a la libre circulación y residencia declarado por la Unión Europea. Hogmo (2008:212) los llama “aves de paso”, ya que son considerados como viajeros estacionales.
Abellan (1993) establece tres tipos de movilidad relacionados con la jubilación: “migraciones a zonas de ocio y amenidad” (recién jubilados, casados y económicamente bien situados); “desplazamientos en busca de apoyo y ayuda” (cuando aparecen hándicaps en autonomía personal, como enfermedades, etc.); y, movimientos de “institucionalización” (son los que tienen lugar cuando la discapacidad pasa a ser crónica).
El estudio de este fenómeno abarca numerosas dimensiones: demográfica, política, económica, ambientales-territoriales, social, cultural y sanitaria.
- INVESTIGACIONES REALIZADAS.
- PROBLEMAS AL CONCEPTUALIZAR EL FENÓMENO
Existe una amplia variedad de términos para referirnos a este tipo de movimientos dependiendo de la característica que tengamos en cuenta para ello, ya sea desde una perspectiva del turismo, de la migración, del tipo de personas que la conforman, etc. Así, podemos encontrar (Hurtado, 2008a: 183): “residentes extranjeros, personas de edad, tercera edad, retirados europeos, turismo residencial, migración internacional de retiro (MIR), noreuropeos retirados, residentes comunitarios, extranjeros comunitarios, turismo inmobiliario, turismo sanitario o gerontoinmigración”. A esto podríamos añadir más términos como “movilidad del bienestar” de Schriewer, “turismo de invierno” de García, etc.
Modesto García, Juan Ignacio Rico y Klaus Schriewer (2008:5) entienden por migración “la movilidad de personas que por unos motivos u otros se desplazan desde sus lugares de origen o residencia a espacios, muchas veces muy lejanos espacial y culturalmente”, Lanquar (2007:223) define movilidad como “el conjunto de desplazamientos que realizan los seres humanos, cualquiera que sea su duración y distancia y sea cual fuere su motivación”. Por otro lado, Gustafson (2002:354) defiende que turismo se “concibe generalmente como una evasión temporal de la normalidad de la vida cotidiana” mientras que inmigración es el “desplazamiento unidireccional seguido por la integración en la sociedad receptora”. El problema de estos retirados surge al no encajar en ninguno de los dos grupos, lo que da lugar a una falta de categorización social.
Lanquar (2007) opina que teniendo en cuenta el contexto en el que la sociedad actual está inmersa, influido por la globalización, la relación existente entre turismo y migración cada vez son más difusas, ya que se produce una fusión en una misma zona de producción y consumo. Rodríguez (2008) defiende que no hay una adecuada definición para este tipo de migración, ya que el problema reside en que las fuentes no llegan a un consenso para delimitar los posibles elementos que puedan definir a los retirados, como la diferencia entre migrante o persona que realiza un determinado movimiento; determinar una edad para poder considerarlos mayores; definir residencia para ubicarlos como turistas o residentes; acotar el tiempo que deben permanecer en el lugar de destino y por tanto el ritmo; y, diferenciar conceptos de tipo administrativo como nacionalidad, lugar de residencia anterior, lugar de origen, de nacimiento, etc., que faciliten poder evaluar el subregistro. Por su parte, O´Reilly (2008:49) opina que los límites entre migración y turismo son borrosos, ya que en palabras de la autora “emigran, oscilan, circulan o viajan entre su hogar y sus países de acogida”.
El término más utilizado por los autores consultados es el de “turismo residencial” – “turista residencial” cada vez es más utilizado por inmobiliarias, ayuntamientos, prensa, algunos investigadores del fenómeno, etc., aunque no es muy esclarecedor se podría definir, de forma general, como “hecho de poseer propiedades y residencia a corto plazo que no llegan a considerarse como migración y se aplica normalmente a todos los inmigrantes del norte de Europa sin distinción ni aclaración” (O´Reilly, 2008:62).
Debido a esta indefinición podemos decir que tienen rasgos de un residente, de un migrante y de un turista, lo que favorece la dificultad de poder categorizarlos. Miralles (2008:338) considera “turismo residencial” como una manera de introducir un cuarto espacio situado entre el “turista”, el “residente” y el “inmigrante”.
- VIVIENDO EN ESPAÑA
Rodríguez (2008) establece una serie de características que suelen cumplir estos ciudadanos que deciden venir a España coincidiendo con la retirada del ámbito laboral. Nos encontramos ante casi la misma proporción de ambos sexos, aunque hay un pequeño ascenso del género masculino; suele tratarse de parejas, casados que vienen sin sus familiares (hijos); como él los llama, se trata de “viejos jóvenes” o recién retirados de la actividad laboral; en la gran mayoría de los casos tienen una vivienda en propiedad; disponen de pensiones tanto públicas como privadas; su formación suele haber tenido lugar en grupos cualificados y profesiones liberales; provienen de estratos con medios y altos ingresos; una vez en España su movilidad se reduce.
Son numerosos los investigadores que han reflejado, al menos, alguna de estas características en sus estudios, como Gustafson (2002), Paniagua (1991), Casado – Díaz (2000), Serrano (1991), O´Reilly (2000, 2008), Hurtado (2007, 2008a, 2008b), entre otros. Serrano (1991) hacía referencia al factor económico, puesto que suelen venir de países donde hay un alto nivel de vida, por orto lado Gustafson (2002) refería que las