costras,
– Facilite el proceso de cicatrización,
Para el paciente, que su aplicación:
– Reduzca el dolor durante el tratamiento,
– Minimice el dolor durante los cambios de apósito,
– Disminuya el tiempo de duración de las curas y del tratamiento,
– Permita la ducha diaria,
– Requiera menos cambios de apósitos,
– Facilite la actividad diaria,
– Mejore la calidad de vida,
Para el profesional, que su utilización:
– Reduzca el número de cambios (frecuencia intercuras),
– Facilite la limpieza de la herida,
– Agilice y simplifique el cambio de apósitos,
– No requiera material de fijación adicional,
Para el Centro Hospitalario:
– Que su uso no produzca un incremento del coste sobre otros tratamientos,
– Que sea fácil de almacenar,
– Que exista seguridad en el suministro,
– Que produzca satisfacción por los resultados obtenidos.
TENDENCIAS ACTUALES DE TRATAMIENTO
Existen diferentes posturas a seguir en el tratamiento de estas heridas a pesar de los miles de años que llevamos con el tema.
¿No deberíamos ya haber hecho un protocolo estándar agrupando todos los conocimientos de estos años?
Y de los que se han hecho ¿por qué no se siguen?
Podríamos responder con otras preguntas a este tema:
– ¿Por qué siguen las guerras?
– ¿Por qué sigue muriéndose la gente de hambre?
– ¿Por qué se ultrajan y pisotean los derechos básicos?
– ¿Por qué …?
El ser humano es sin duda la especie más complicada y difícil de la creación, y en estos temas, «… la ruindad, la avaricia, el deseo de fama y reputación enturbia nuestras mentes» como rezaba Maimónides.
Todavía vemos con pesar tratamientos realizados y prescritos incluso por especialistas, que contradicen lo aprobado por todos los demás.
En la actualidad la postura que cuenta con más seguidores, más trabajos científicos, y la que nosotros defendemos, es el de mantenerlas ocluidas en un ambiente húmedo para favorecer la aparición del tejido de granulación, acelerar el proceso de cicatrización y evitar infecciones entre otras razones.
También el calor favorece la cicatrización y el frío por el contrario la enlentece (una herida puede tardar varias horas en recuperar su temperatura normal después de simplemente haberla irrigado con un líquido frío)
El mejor método de tratamiento y a la vez el más económico es sin duda la prevención, pero si esta se ha descuidado tendremos que hacer un tratamiento sistémico (cuidando el estado general, nutricional,…) y local (según explicamos en el siguiente capítulo)
NUESTRA POSTURA
¡Nunca una herida al aire!
¡Siempre oclusión y humedad!
Tras estudios comparativos realizados, estamos a favor de que cualquier herida cicatriza mejor en medio húmedo y en oclusión. En todos los casos la oclusión genera una proporción de infecciones inferior a la observada con otros tratamientos convencionales.
Está demostrado que el ambiente húmedo facilita la epitelización, y la cicatrización es casi dos veces más rápida que cuando se deja secar por exposición al aire.
El principio básico del tratamiento de las úlceras debe ser el mantenimiento o restablecimiento de las condiciones de cicatrización normales, de aquí que aconsejemos la Oclusión y la Humedad para este normal mantenimiento.
Es de vital importancia limpiar bien la herida antes del tratamiento y retirar costras, esfacelos y todo tejido necrosado bien por medios mecánicos o químicos aunque nos inclinamos por el desbridamiento quirúrgico amplio.
Una vez bien limpia la herida recomendamos su limpieza con suero fisiológico hipertónico templado durante cinco minutos, empapando gasas estériles que previamente habremos colocado en la herida.
Proscribimos todo tipo de desinfectantes tópicos (generalmente tóxicos, de dudosa o escasa acción) o caso de tenerla van acompañados de un poder destructivo que también nos interfiere en la cicatrización pues producen biológicamente hablando «muerte celular».
Haremos profilaxis antitetánica en todos los casos.
Referente al apósito a utilizar, no existe ninguno que por sí solo pueda resolver el problema, pero debe reunir bajo nuestro criterio unas características básicas que resumimos en el siguiente capítulo.
Nuestra postura es aprovecharnos de todos según la herida lo exija, según el estado de la piel circundante y según la tolerancia del paciente a los mismos pero la experiencia que hemos obtenido en el tratamiento de estas lesiones nos hace inclinarnos y recomendar los Hidrocoloides y los Hidrocelulares por este orden.
A lo largo del tratamiento, especialmente en la primera fase, puede presentarse una dermoepidermitis o eczema periulceroso que mejora rápidamente con violeta de genciana en solución acuosa (solo en la región periulcerosa)
En pacientes diabéticos utilizar insulina regular y no de acción lenta, con el fin de obtener el máximo rendimiento en la utilización de los nutrientes para la reconstrucción de los tejidos y para evitar crisis de hipoglucemia en ancianos o debilitados.
En ocasiones estará indicado tras valoración por cirugía vascular el