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Úlceras por hipertensión arterial, tumorales y neutróficas o neuropáticas

La prevalencia de úlceras de pie diabético en los países desarrollados varía según el sexo, edad y población, oscilando entre un 15 y un 25%. La prevalencia estimada de neuropatía periférica, oscila entre el 30 y el 70% y aproximadamente entre el 70-100% de las úlceras presentan signos de neuropatía periférica.

Los factores de riesgo para este tipo de úlceras son: tener una edad superior a 70 años, diabetes mellitus con más de 10 años de evolución, historia previa de úlceras o amputaciones, vasculopatía o neuropatía, mal control metabólico, pies deformados, higiene deficiente de los pies, disminución de la agudeza visual, actitudes psicológicas de negación de la enfermedad, tabaquismo y exceso en el consumo de alcohol.

En la fisiopatología de la úlcera de etiología neuropática intervienen tres tipos de factores: predisponentes, desencadenantes y agravantes. La diabetes mellitus constituye el principal factor predisponente. Los factores desencadenantes inciden sobre la vulnerabilidad causada por la neuropatía, que en una úlcera neuropática será siempre traumático, ya sea intrínseco (alteraciones osteoarticulares del pie o producidos por la limitación de la movilidad articular, que condiciona un aumento de la presión plantar en la zona provocando formación de callosidades) o extrínseco (traumatismos de tipo físico, químico o térmico, la utilización de un calzado inadecuado y las alteraciones en el cuidado de callosidades y uñas). Los factores agravantes más importantes son la infección y la isquemia, además de ser los principales determinantes de pérdida de extremidad en estos pacientes. La infección incide en una mayor extensión de la lesión y la isquemia sobre el retraso en el proceso de cicatrización.

Las principales características de la úlcera neuropática son:

Su localización sobre áreas de apoyo. Las más frecuentes son: plantar, lóbulos de dedos, área trasera de articulaciones interfalángicas, talón y borde del pie sobre cabeza de metatarsianos.

Su morfología suele ser redondeada.

Los bordes periulcerosos normalmente presentan un área de hiperqueratosis.

Su lecho ulceroso es en general granulado y puede presentar áreas de esfacelo o necrosis.

El dolor es debido a la neuropatía asociada, ya que la úlcera es una lesión indolora a la exploración. La existencia de dolor sería indicativa de infección.

La clasificación más utilizada es la de Wagner-Merrit, que permite dividir las lesiones en función de la profundidad de la úlcera:

  • Grado 0: Ninguna lesión. Se caracteriza por callos gruesos, cabezas metatarsianas prominentes, dedos en garra, deformidades óseas.
  • Grado 1: Úlceras superficiales. Se caracteriza por una destrucción total del espesor de la piel.
  • Grado 2. Úlceras profundas. Se caracteriza por penetrar en la piel, grada, ligamentos, pero sin afectar hueso. Está infectada.
  • Grado 4: Gangrena limitada. Necrosis de parte del pie.
  • Grado 5: Gangrena extensa. Todo el pie afectado, efectos sistémicos.

En cuanto a los métodos diagnósticos, el más conocido es el test del filamento de Semmes-Weinstein, ya que combina una gran sensibilidad, especificidad, facilidad técnica, simplicidad de aparatos, bajo coste y es fácilmente aplicable y reproducible. Consiste en la aplicación de un monofilamento sobre distintos puntos del pie hasta que haga un bucle, lo que equivale a una presión de 10. La ausencia de percepción en 4 puntos será diagnóstica.

El tratamiento general de este tipo de úlceras consistiría en: un control metabólico regular, mantener el estado nutricional adecuado, estudio y tratamiento del flujo arterial, drenaje, desbridamiento, cultivo y antibiograma, descartar y tratar la infección y descarga adecuada de la zona. En cuanto al tratamiento farmacológico, deberá ir dirigido al control de los factores de riesgo cardiovascular, al control metabólico estricto, y al tratamiento sintomático de la neuropatía (alivio de dolor y parestesias). Además, las diversas estrategias de corrección mediante la modificación de la distribución en las cargas plantares han mostrado efectividad.

Conclusión: Las úlceras cutáneas son un grave problema que afecta a un gran número de personas. El personal sanitario ejerce una gran labor en la prevención y tratamiento de las mismas.

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