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Vaginosis Bacteriana: una revisión integral del desbalance microbiológico vaginal

Vaginosis Bacteriana: una revisión integral del desbalance microbiológico vaginal

Autora principal: Carolina de los Ángeles Moraga Arias

Vol. XIX; nº 5; 122

Bacterial Vaginosis: a comprehensive review of vaginal microbiological imbalance

Fecha de recepción: 18/02/2024

Fecha de aceptación: 28/02/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 5 Primera quincena de Marzo de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 5; 122

Autores:

Dra. Carolina de los Ángeles Moraga Arias

Médico general. Área de Salud Aserrí, Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

Dr. Eric Gerardo Umaña Miranda

Médico general independiente.

Dr. Alberto Jesús Vargas Solís

Médico general. Área de Salud Garabito, Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

Resumen

La condición de Vaginosis Bacteriana (VB) es un reto por las complicaciones que implica en la esfera de la salud reproductiva femenina. Se estima que incide en un 25-35% de las pacientes que buscan atención en ginecología. Es crucial reconocer que aproximadamente la mitad de las afectadas no manifiestan síntomas evidentes. Este documento tiene como fin indagar en la VB como el agente predominante en las infecciones del tracto vaginal. Con este objetivo, se efectuó un análisis detallado de documentación reciente y fidedigna para proporcionar una perspectiva renovada del tema. Los hallazgos revelan que la VB es una afección común en mujeres, especialmente en aquellas en edad fértil y con una vida sexual activa. La prevención, el manejo adecuado y el tratamiento son elementos esenciales en la lucha contra esta problemática.

Palabras clave: Vaginosis Bacteriana; Microbiota; Factores de Riesgo; Prevalencia; Salud Sexual y Reproductiva.

Abstract

The condition of Bacterial Vaginosis (BV) is a challenge due to the complications it involves in the sphere of female reproductive health. It is estimated to affect 25-35% of patients seeking gynecological care. It is crucial to recognize that approximately half of those affected do not show evident symptoms. This document aims to investigate BV as the predominant agent in vaginal tract infections. With this objective, a detailed analysis of recent and reliable documentation was carried out to provide a renewed perspective on the subject. Findings reveal that BV is a common condition in women, especially those of childbearing age and with an active sexual life. Prevention, proper management, and treatment are essential elements in the fight against this problem.

Keywords: Bacterial Vaginosis; Microbiota; Risk Factors; Prevalence; Sexual and Reproductive Health.

Introducción

La Vaginosis Bacteriana (VB) constituye una infección vaginal originada por la proliferación de diversas bacterias, la cual se distingue por un desbalance en el microbiota vaginal habitual. Esto resulta en la disminución de las bacterias beneficiosas, como el Lactobacillus, y su reemplazo por una proliferación de bacterias anaerobias como el G. vaginalis, así como otras especies como Prevotella, Bacteroides y Mobiluncus [1].

Se reconoce que esta patología es compleja y multifactorial, involucrando una combinación de factores que pueden desencadenar su desarrollo. Algunos de estos factores asociados con un mayor riesgo de VB incluyen, la utilización de dispositivos intrauterinos (DIU) para la anticoncepción, el hábito de fumar tabaco, prácticas sexuales de riesgo, falta de higiene adecuada, cambios hormonales, entre otros [2]. La interacción de estos factores puede perturbar el delicado equilibrio del microbioma vaginal, creando un ambiente propicio para el crecimiento excesivo de bacterias perjudiciales.

La VB puede ocasionar diversas complicaciones gineco-obstétricas, lo que la transforma en un problema de salud pública para las mujeres en edad reproductiva. Entre las complicaciones más comunes se incluyen la inflamación de la mucosa vaginal, un mayor susceptibilidad a contraer infecciones de transmisión sexual (ITS) como el VIH, parto prematuro y ruptura prematura de membranas durante el embarazo, así como una mayor susceptibilidad a infecciones postoperatorias después de procedimientos ginecológicos [3].

Es crucial el reconocimiento temprano y el diagnóstico preciso de la VB para prevenir estas complicaciones y mejorar la salud reproductiva de las mujeres afectadas. Un tratamiento oportuno, que puede involucrar el uso de antibióticos y medidas para restaurar el equilibrio del microbioma vaginal, es esencial para recuperar el equilibrio y reducir los riesgos asociados con esta infección [4].

Además, es fundamental continuar investigando los factores desencadenantes y las interacciones microbianas en el contexto de la VB para formular tácticas de prevención más eficaces y tratamientos a medida. Promover hábitos de vida saludables, el uso adecuado de métodos anticonceptivos y fomentar el reconocimiento de la relevancia de la limpieza personal son esenciales para disminuir la incidencia de la VB y sus complicaciones asociadas. Asimismo, el cuidado integral de la salud reproductiva de las mujeres debe ser una prioridad para los profesionales médicos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y el bienestar de las pacientes afectadas por esta compleja infección vaginal.

Material y Métodos

La elaboración de este estudio conllevó la revisión de literatura a través de plataformas abiertas de publicaciones médicas centradas en la vaginosis bacteriana, cubriendo el periodo de 2015 a 2022. Se seleccionaron 15 documentos y trabajos académicos de importancia, considerando su pertinencia en el ámbito sanitario, así como la fiabilidad y la utilidad práctica de la información.

Los criterios empleados para la elección del material de este análisis abarcan publicaciones científicas destacadas, artículos de reciente emisión e investigaciones relacionadas con esta enfermedad. Se llevó a cabo un escrutinio de estos documentos, se sintetizó el contenido obtenido y se brinda un resumen preciso y conciso del panorama actual referente a la vaginosis bacteriana.

Resultados

Vaginosis Bacteriana y sus síntomas

La Vaginosis Bacteriana (VB) constituye una preocupación significativa para la salud pública por las complicaciones gineco-obstétricas asociadas que puede provocar (1). Esta afección es la más común entre los distintos problemas vaginales que afectan a las mujeres en diversas fases de la vida, particularmente en aquellas en etapa reproductiva y con actividad sexual (2).

La VB se manifiesta por un desbalance de la microflora vaginal, caracterizado por la dominancia de bacterias anaerobias como G. vaginalis y variedades de las especies Prevotella, Bacteroides y Mobiluncus, desplazando a las bacterias propicias como Lactobacillus. En síntesis, la etiología de la VB se distingue por una abundante presencia de Gardnerella vaginalis y una disminución de Lactobacillus (3).

Este desequilibrio en la microbiota vaginal está asociado a cambios en el pH vaginal, lo que brinda la oportunidad para que los microorganismos anaerobios se establezcan en la vagina de forma agresiva y causen infecciones [4]. Estos cambios en la microbiota pueden desencadenar diversas complicaciones gineco-obstétricas que afectan la salud reproductiva y sexual de las mujeres [3,4].

Una proporción significativa de pacientes femeninos con VB experimenta síntomas, entre ellos se encuentra una secreción vaginal que tiende a ser copiosa y que se caracteriza por un aroma particularmente molesto, a menudo comparado con el de pescado, o simplemente un hedor proveniente de la misma área. Tal situación se debe a la transformación de la mucina vaginal, un proceso ocasionado por las enzimas secretadas por bacterias anaerobias Gram negativas, así como la formación de aminas por el metabolismo de estos microorganismos (4).

Clínicamente, la VB se caracteriza por la presencia de una leucorrea blanco-grisácea, espumosa y adherida a la pared vaginal, acompañada de mal olor y puede causar picor y escozor. También se observa la presencia de células esenciales en el epitelio vaginal, un pH >4,5 cuando la prueba de KOH es positiva [2].

Este documento tiene como finalidad el aporte de datos científicos confiables; es esencial abordar la VB con precisión debido a su influencia adversa en la calidad de vida de quienes la padecen. Como causa primordial de infecciones vaginales, esta condición puede repercutir de manera importante en la salud física y emocional de las pacientes. Entre las complicaciones obstétrico-ginecológicas vinculadas con la VB se incluyen la inflamación del revestimiento vaginal, incremento en el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, complicaciones durante la gestación como el nacimiento prematuro y la ruptura temprana de membranas, así como una susceptibilidad aumentada a infecciones posquirúrgicas (3).

Prevalencia

Las infecciones vaginales representan un problema de salud que afecta a individuos de distintas edades, aunque se reporta una mayor incidencia en mujeres en sus años reproductivos y sexualmente activas (5). Entre estas, la VB se distingue como la infección vaginal más común a escala global, con una prevalencia reportada entre un 11% y un 48% (1). Investigaciones adicionales sugieren que la VB ocurre en cerca del 25% de las mujeres que buscan atención ginecológica y que aproximadamente la mitad de estos casos pueden ser subclínicos. Se ha observado una correlación entre la frecuencia de VB y ciertos comportamientos como la higiene personal y las conductas sexuales (2).

En estudios recientes, se notó un incremento en la incidencia de VB en mujeres jóvenes, solteras y con múltiples compañeros sexuales (3). Se reconoce que las dinámicas sexuales, especialmente la ausencia de barreras de protección como el condón, son factores críticos que favorecen el cambio de una microbiota vaginal saludable hacia una dominada por bacterias patógenas, en particular entre mujeres que han tenido varias parejas sexuales en el último año (4).

A pesar de las suposiciones de que la frecuencia de VB en mujeres solteras y jóvenes podría estar directamente relacionada con la cantidad de compañeros sexuales, estudios multivariables han confirmado que este patrón se mantiene incluso al ajustar por variables independientes de la VB como el estado civil y la localización geográfica (3).

Además, se ha descubierto que el uso inconsistente de métodos de barrera en las relaciones sexuales recientes puede estar asociado con una mayor prevalencia de VB, lo que sugiere que las prácticas sexuales sin protección pueden tener un papel importante en la alteración de la flora vaginal y en la promoción de las condiciones para el desarrollo de la VB (7).

Factores de riesgo asociadas a la infección

Numerosos estudios han documentado una conexión significativa entre la vaginosis bacteriana (VB) y factores como el uso de dispositivos intrauterinos para control de la natalidad (2). Se ha evidenciado también una correlación estadísticamente relevante entre el consumo de tabaco y la incidencia de VB, revelando que el riesgo de padecer esta afección escala con la cantidad de cigarrillos consumidos diariamente (4). Esta relación puede atribuirse a la influencia de compuestos químicos en el tabaco sobre el moco cervical y su posible impacto en la microbiota vaginal y la función del sistema inmune en el tracto reproductivo (3).

A pesar del debate en torno a la VB como una enfermedad de transmisión sexual (ETS) (8), es esencial reconocer su presencia en mujeres que no mantienen actividad sexual, y se han identificado múltiples factores de riesgo para esta condición. Estos incluyen el consumo de tabaco previamente mencionado, el consumo excesivo de alcohol, un nivel educativo más bajo y un inicio temprano en la vida sexual (9, 10).

Adicionalmente, se han hallado otros elementos que contribuyen a la susceptibilidad a la VB, incluyendo el uso de estrógenos y anticonceptivos orales, la aplicación de antibióticos sistémicos, así como la diversidad de parejas sexuales o el inicio de nuevas relaciones íntimas (11). También se ha notado que la retención extendida de tampones y esponjas vaginales, así como el consumo de antibióticos de amplio espectro, puede perturbar el equilibrio de la flora vaginal y aumentar la probabilidad de infecciones (12).

Asimismo, factores como la diabetes que no se controla de la mejor forma, la inmunodepresión, las infecciones por VIH, el uso de ropa ajustada y las duchas vaginales también se han identificado como causas importantes de la VB [5]. Además, se han dado a conocer otros factores predisponentes, como una higiene personal inadecuada, así como la irritación o alergia a productos químicos como detergentes, suavizantes de prendas e incluso el uso de desodorantes vaginales [13].

Recientes investigaciones han revelado que una deficiencia de vitamina D puede ser un factor contribuyente adicional en la VB (14), ofreciendo así nuevas perspectivas para entender la enfermedad.

Es crucial subrayar la importancia de reconocer y entender a fondo los factores que predisponen y contribuyen a la VB, ya que esto es clave para lograr una comprensión completa de la enfermedad y para el desarrollo de intervenciones preventivas efectivas que beneficien la calidad de vida de las mujeres afectadas. El esfuerzo continuo en investigación y el incremento de la sensibilización en la comunidad médica son vitales para el progreso en el tratamiento y la prevención efectiva de la VB.

Complicaciones

Reconocer y tratar adecuadamente la VB adquiere una relevancia inmensa debido a las graves complicaciones obstétricas y ginecológicas asociadas a esta condición. Los estudios han puesto de manifiesto que la VB está estrechamente vinculada con una serie de problemas que pueden impactar significativamente la salud femenina. Entre las complicaciones más preocupantes se encuentran el parto antes de tiempo, la endometritis después del parto, la corioamnionitis, el nacimiento de bebés con bajo peso y la rotura temprana de membranas [7,15], así como las infecciones pélvicas que pueden surgir tras cirugías ginecológicas, cervicitis e incluso la infertilidad tubárica [4].

Dentro del campo de la obstetricia y ginecología, el impacto de la VB en la salud materna y fetal se convierte en un motivo de preocupación crucial. Los estudios epidemiológicos han proporcionado pruebas contundentes de que las mujeres con VB enfrentan un mayor riesgo de parto prematuro en comparación con aquellas que no presentan esta condición. Se ha observado que la presencia de VB puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el tracto genital, afectar el cérvix y las membranas fetales, lo que contribuye a la ruptura prematura de membranas, una condición que puede adelantar el inicio del parto antes de término [6,8].

Es imperativo para los profesionales de la salud prestar especial atención a la asociación entre la vaginosis bacteriana (VB) y el embarazo, realizando evaluaciones detalladas y prevención de posibles complicaciones obstétricas en las pacientes gestantes. El manejo eficaz de la VB durante el embarazo es esencial, no solo para disminuir el peligro de nacimiento prematuro sino también para favorecer resultados perinatales positivos (15).

Dada su prevalencia, la VB constituye un riesgo considerable para la salud de la madre y el feto, y está vinculada con el nacimiento prematuro (12). La detección y tratamiento oportunos de la infección son fundamentales para preservar la salud materno-infantil y asegurar un resultado perinatal óptimo.

Además, es importante reconocer que la VB no se circunscribe solo a la salud reproductiva; estudios han evidenciado que la VB incrementa el riesgo de contraer otras infecciones de transmisión sexual (ITS), posicionándola como un punto de preocupación más amplio para la salud sexual. Es particularmente inquietante que la VB se asocie con un aumento en la susceptibilidad a infecciones graves como herpes, clamidiasis, tricomoniasis, el virus del papiloma humano, gonorrea (11), y de forma notable, se ha observado que casi dobla las posibilidades de adquirir el VIH en comparación con personas sin VB (8).

Por todo lo anterior, se reconoce la importancia de enfrentar la VB considerando su papel en el aumento de riesgo para otras ITS, incluido el VIH. Es vital implementar estrategias integrales para la recurrencia de estas infecciones, las cuales tienen un impacto significativo en la salud pública (10). El compromiso con la investigación y la sensibilización son clave para abordar este complejo desafío y mejorar el bienestar general.

Diagnóstico y evaluación

La VB no es fácil de diagnosticar adecuadamente por su etiología de origen polimicrobiana [7], así, su diagnóstico ha sido objeto de controversia y ha dado lugar a diversas metodologías propuestas con variaciones en la incidencia de la VB variando conforme al método diagnóstico aplicado y la demografía del grupo examinado. Dentro de los enfoques diagnósticos predominantes en este ámbito, resaltan la metodología de Amsel para el diagnóstico clínico y la escala de Nugent.

La metodología de Amsel para diagnosticar la VB se fundamenta en la detección de características específicas (2). Entre estas se incluyen un valor de pH superior a 4.5 en la secreción vaginal, la aparición de un flujo vaginal de color gris uniforme y adherente, una reacción olfativa de pescado al mezclar la secreción vaginal con una solución al 10% de KOH, y la visualización de células clave bajo examen microscópico (3).

Por otro lado, la estrategia de Nugent se centra en la evaluación cuantitativa de distintas formas de bacterias encontradas en la muestra vaginal, que abarcan grandes bacilos Gram positivos, pequeños bacilos Gram negativos y bacilos Gram variables en forma de curva (1).

La técnica de Nugent ha demostrado ser altamente sensible y específica, superando al método de Amsel en estos aspectos, lo que ha propiciado su recomendación como método preferente para el diagnóstico de la vaginosis bacteriana (4).

La utilización de métodos precisos y fiables para el diagnóstico de la VB es de suma importancia para garantizar un tratamiento adecuado y una mejor comprensión de la prevalencia de esta infección en diferentes poblaciones. La selección de la técnica más apropiada dependerá de factores como la disponibilidad de recursos, la experiencia del personal de salud y las características específicas de la población estudiada.

Un mal diagnóstico incapacita al médico o no lo orienta de forma adecuada en la toma de decisiones [7], sin embargo, se reconoce que, a medida que se avanza en la investigación y se perfeccionan las técnicas de diagnóstico, se espera una mayor precisión y fiabilidad en la detección temprana de la VB, lo que beneficiará la salud reproductiva y sexual de las mujeres afectadas. La mejora en la precisión del diagnóstico también contribuirá a una mejor comprensión de la epidemiología de esta infección y permitirá implementar estrategias más efectivas para su prevención y tratamiento. El diagnóstico concreto en este caso permite un tratamiento adecuado, a la vez que disminuye los gastos y reacciones adversas derivados del auto-tratamiento, así como las consecuencias de un trastorno gestionado de manera deficiente (11).

Abordaje y tratamiento

El abordaje y tratamiento efectivo de la VB pueden tener un impacto significativo en la prevención de complicaciones tanto en el ámbito obstétrico como ginecológico. Asimismo, una gestión integral y efectiva de la VB puede contribuir a reducir la propagación de otras ITS, incluyendo el VIH, lo que a su vez disminuiría la carga de enfermedades infecciosas en la población en general [8]. Por lo tanto, es crucial que los profesionales de la salud estén conscientes de estas asociaciones y promuevan una atención integral para garantizar el bienestar y la salud sexual de las personas afectadas por la VB.

En relación con las opciones terapéuticas, los estudios revisados, que forman la base de la comparación entre el tratamiento convencional (metronidazol o clindamicina) y el uso de probióticos, presentan resultados diversos y poco concluyentes al respecto. Aunque se han llevado a cabo investigaciones exhaustivas para evaluar el impacto del uso de probióticos en combinación con terapias antibióticas en comparación con su uso como monoterapia, aún existe ambigüedad en los resultados.

Sin embargo, se ha observado que el uso de probióticos como complemento a las terapias antibióticas puede disminuir significativamente la incidencia de recurrencias de VB [9]. La adición de probióticos a la terapia antibiótica desempeña un papel esencial en el restablecimiento y el mantenimiento del equilibrio del microbiota vaginal. Esto resulta crucial, ya que la administración de antibióticos puede alterar la flora vaginal normal, facilitando el florecimiento de microorganismos oportunistas y provocando recurrencias de la vaginosis bacteriana. Sin embargo, al incorporar probióticos, se promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas como Lactobacillus, las cuales contribuyen a mantener un ambiente vaginal saludable y a reducir la probabilidad de recurrencias [9,12].

Aunque algunos estudios han mostrado resultados ambiguos, la comunidad médica está comenzando a reconocer el potencial beneficio del uso de probióticos como coadyuvantes en el tratamiento de la vaginosis bacteriana. Los probióticos ofrecen una estrategia prometedora para mejorar los resultados terapéuticos y reducir la carga de esta afección recurrente en las pacientes [12]

Es clave, además, tener en cuenta que se necesitan más investigaciones y estudios clínicos rigurosos para establecer las pautas óptimas de tratamiento y las cepas de probióticos más eficaces para abordar la vaginosis bacteriana de manera efectiva. Con el tiempo, la investigación continuará proporcionando información valiosa para mejorar el manejo de esta afección y reducir las recurrencias, mejorando así la calidad de vida de las mujeres afectadas.

En el contexto de los enfoques terapéuticos tradicionales, el manejo estándar de la VB ha implicado el uso de agentes antiinfecciosos, destacando principalmente los antibióticos como la clindamicina o el metronidazol, administrados por vía oral o vaginal (10). Estos han demostrado ser efectivos, sin embargo, presentan un espectro de actividad que puede ser insuficiente contra algunos microorganismos y existe la posibilidad de que promuevan resistencias (14), y se ha reconocido que la VB puede persistir a pesar del tratamiento (13).

Las pautas de tratamiento para la VB han demostrado eficacia comparable, y la elección entre los diferentes tratamientos debe considerar factores como la probabilidad de recurrencia y posibles efectos adversos. La clindamicina tópica en crema es considerada una opción viable frente al metronidazol sistémico. Historial previo de VB, así como variables como la edad, número de parejas sexuales y variaciones en el sistema inmunológico, pueden ser determinantes en la reaparición de la infección.

Se ha investigado el uso de alternativas terapéuticas como el cloruro de dequalinio (CDC), un agente antiséptico y antimicrobiano de aplicación tópica vaginal, eficaz contra un espectro amplio de patógenos que incluye anaerobios, aerobios Gram-positivos y Gram-negativos, hongos y protozoos. El CDC se destaca por ofrecer beneficios adicionales frente a los antibióticos, tales como la no contribución a resistencias antimicrobianas preexistentes, promoviendo una pronta restauración del pH y la microbiota vaginal y presentando una tasa reducida de infecciones por cándida vulvovaginal tras el tratamiento, sin afectar la integridad de los preservativos de látex (14).

En consideración, la importancia del abordaje efectivo de la VB no solo puede prevenir complicaciones obstétricas y ginecológicas propias de la VB, sino también, se reconoce que puede contribuir a reducir la propagación de otras ITS. Se requiere una comprensión más profunda de las terapias disponibles, incluyendo los probióticos y el cloruro de decualinio, y se deben seguir llevando a cabo investigaciones para mejorar el manejo y tratamiento de esta afección, brindando una atención integral y efectiva para mejorar la calidad de vida de las mujeres afectadas.

Aspecto Detalle Importante
Impacto del Tratamiento Prevención de complicaciones obstétricas y ginecológicas; reducción de la propagación de otras ITS, incluido el VIH.
Opciones Terapéuticas Comparación de tratamientos convencionales (metronidazol, clindamicina) con probióticos; resultados aún ambiguos.
Uso de Probióticos Pueden disminuir recurrencias de VB; esenciales para mantener el equilibrio del microbiota vaginal.
Reconocimiento Médico Creciente reconocimiento del beneficio de los probióticos como coadyuvantes en el tratamiento.
Necesidad de Investigación Estudios más rigurosos necesarios para establecer pautas de tratamiento óptimas y cepas eficaces de probióticos.
Tratamientos Tradicionales Uso de clindamicina o metronidazol; eficaces pero con limitaciones y riesgo de resistencia.
Consideraciones de Tratamiento Factores como historial de VB, edad, número de parejas sexuales y sistema inmunológico influyen en la elección del tratamiento.
Alternativas Terapéuticas Cloruro de dequalinio (CDC) como alternativa; eficaz contra un amplio espectro de patógenos, sin contribuir a resistencias antimicrobianas.

Prevención

La VB es una condición compleja y multifactorial que requiere un enfoque integral para su abordaje. Para prevenir su desarrollo y propagación, es fundamental identificar y tratar los factores de riesgo vinculados. Una de las principales estrategias es promover una sexualidad segura, fomentando el uso adecuado del presevativo y brindando educación sobre métodos anticonceptivos efectivos [4]. La utilización consistente del condón durante las relaciones sexuales puede ayudar a reducir la aparición y recurrencia de la VB, ya que el semen puede alterar la flora vaginal normal y contribuir al desarrollo de la infección [7].

Un aspecto relevante es que la prevención y el control de la VB están estrechamente relacionados con la protección contra otras ITS [8]. Al abordar adecuadamente la VB, se mejora la salud sexual de las mujeres y de las poblaciones en riesgo. Esto se debe a que ciertos factores de riesgo comunes para la VB, como el uso inconsistente del condón y tener múltiples parejas sexuales, también están asociados con un mayor riesgo de adquirir otras ITS. Por lo tanto, la promoción de prácticas sexuales seguras y la concienciación sobre la importancia del uso del condón no solo son fundamentales para prevenir la VB, sino también para reducir la incidencia de otras enfermedades transmitidas sexualmente.

Además, es esencial aumentar la concienciación sobre la importancia de mantener un equilibrio en la flora vaginal y de adoptar hábitos de higiene adecuados. Un ambiente vaginal saludable, poblado por bacterias beneficiosas como Lactobacillus, es fundamental para prevenir y tratar la VB (3). También es importante abstenerse de realizar lavados vaginales y aplicar sustancias químicas que puedan ser agresivas, dado que tienen el potencial de desequilibrar la microbiota vaginal y elevar la probabilidad de desarrollar infecciones (5).

Discusión

La VB es una infección vaginal que se encuentra ampliamente distribuida, convirtiéndola en un asunto importante de salud pública debido a su vinculación con una serie de complicaciones obstétricas y ginecológicas, y un incremento en la susceptibilidad a enfermedades de transmisión sexual. En particular, entre las mujeres en su etapa reproductiva, la VB es la infección vaginal más común, representando aproximadamente un tercio del total de infecciones vulvovaginales (12).

Se han reconocido numerosos factores de riesgo asociados con la VB, incluyendo prácticas como el fumar y el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos métodos anticonceptivos hormonales y de barrera, así como un nivel educativo más bajo y una temprana iniciación de la actividad sexual (3). Condiciones como el embarazo, el uso de hormonas y anticonceptivos orales, así como la administración de antibióticos de amplio espectro, pueden influir en el desequilibrio de la microbiota vaginal y favorecer el crecimiento de bacterias dañinas (15). La VB también se ha relacionado con la utilización prolongada de tampones y la utilización de métodos anticonceptivos internos como el DIU, diafragmas o esponjas.

Además, otros factores médicos, como el manejo inadecuado de la diabetes mellitus y la inmunodepresión, incluidas las infecciones por VIH, se han relacionado con un riesgo incrementado de VB (8). La falta de higiene adecuada o la sensibilidad a ciertas sustancias químicas presentes en productos de limpieza, suavizantes y desodorantes vaginales, se han identificado también como factores predisponentes.

Para el diagnóstico de la VB, el método más utilizado y aceptado en muchos países es el sistema de puntuación de Nugent. Esta prueba diagnóstica se basa en una evaluación microscópica de la muestra vaginal sin la necesidad de utilizar un espéculo, lo que lo convierte en un procedimiento más sencillo y menos invasivo para obtener la muestra adecuada. El sistema de puntuación de Nugent ha sido validado y estandarizado, siendo considerado como una prueba de oro para el diagnóstico de la VB [1], sin embargo, también existen otros métodos importantes de considerar como lo es el criterio clínico de Amsel.

Es crucial detectar de manera precoz los factores de riesgo y emplear de forma correcta herramientas diagnósticas fiables, tales como la escala de Nugent previamente descrita, para enfrentar esta enfermedad y optimizar el tratamiento clínico así como el bienestar de las mujeres que la padecen. El reconocimiento de estos factores de riesgo permitirá adoptar medidas preventivas y terapéuticas adecuadas, contribuyendo así a reducir la incidencia de la VB y sus complicaciones asociadas.

Una aproximación integral a esta condición será esencial para la mejora de la salud ginecológica y reproductiva de las mujeres, garantizando un bienestar óptimo en su vida cotidiana, en donde, además, cobran relevancia las alternativas médicas para abordar esta afectación, las cuales, pueden en algunos casos reconocerse como complementos entre las acciones más convencionales y aquellas más novedosas como el uso de probióticos, para lo cual se requiere más detalle e investigación científica.

Conclusiones

En resumen, este artículo presenta un enfoque esclarecedor sobre la prevalencia de la VB como una infección de tipo vaginal que con frecuencia afecta a mujeres, en especial en edad reproductiva, poniendo en relieve la crucial importancia de un diagnóstico preciso y oportuno para evitar complicaciones a nivel gineco-obstétrico asociadas con esta afección. Es imperativo garantizar una terapia efectiva, evitando cualquier reacción adversa a los medicamentos utilizados en su tratamiento.

Para prevenir tanto infecciones primarias como reinfecciones, se enfatiza la necesidad de adoptar rutinariamente el uso constante del condón durante las relaciones íntimas [2]. Junto con esta medida, se destacan otras acciones fundamentales, como mantener una estabilidad en la cantiddd de parejas sexuales, adoptar hábitos adecuados de higiene íntima, utilizar productos químicos que sean respetuosos con el entorno físico de la mujer y eliminar en la ingesta de alcohol y tabaco, siendo todos ellos riesgos asociados.

Resulta fundamental reconocer que una gestión adecuada por parte del personal de salud puede tener un impacto beneficioso en la salud reproductiva y el bienestar general de las mujeres que experimentan VB. Por tanto, integrar la educación sobre las implicaciones de la VB en la atención médica es crucial, lo que ayudará de forma notable a disminuir la prevalencia de la infección y a promover una salud sexual más robusta.

Este enfoque integral y proactivo en la prevención y tratamiento de la VB resulta de vital importancia para fortalecer la salud pública y promover el bienestar de las mujeres en el ámbito médico. Esta aproximación no solo beneficiará a las pacientes individualmente, sino que también contribuirá al bienestar colectivo de la sociedad al reducir la incidencia y complicaciones asociadas con la VB. Con un abordaje completo y bien informado, se podrá aspirar a una mejora.

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