Inicio > Formación en Ciencias de la Salud > Propuesta de acciones para la superación profesoral en el fortalecimiento del valor responsabilidad en los estudiantes de la carrera de Medicina > Página 2

Propuesta de acciones para la superación profesoral en el fortalecimiento del valor responsabilidad en los estudiantes de la carrera de Medicina

como José Francisco. Martínez Delgado, Serafín Ruiz de Zárate Ruiz; todos sintetizados en la acción y pensamiento de Fidel Castro Ruz.

Las condiciones impuestas por el período especial en la década del 90 del pasado siglo XX, introdujo transformaciones importantes en la vida económica y social del país, con repercusión en la estructura y organización del proceso de formación de los estudiantes universitarios; no obstante las acciones de mejoramiento y desarrollo de los procesos sustantivos de la educación superior, no sólo se mantuvieron sino que se incrementaron con apoyo de la capacitación de directivos y docentes y de modificaciones sustanciales en la composición de los claustros; lo que representó un nuevo desafío para el progreso de la moral en la sociedad cubana y para la salvaguarda de las conquistas de la Revolución, sin dudas con un impacto ideológico en el sector más vulnerable de la población, la juventud.(4)

Otras transformaciones esenciales están las asociadas a la Batalla de ideas y la III Revolución Educacional que trajo cambios en todos los niveles educacionales y exigió un elevado cambio en los docentes, en la instrucción y la educación de los estudiantes, con relevante significado en la formación de valores como parte de la cultura general integral a la que había convocado Fidel Castro (2000) cuando expresó: (…) ”educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, es una actitud ante la vida…’’(5)

Trabajar sistemáticamente con los estudiantes universitarios, en aras de desarrollar sus valores y formar el hombre nuevo que precisa la sociedad desde la docencia y en todos los órdenes de la vida, es tarea de los educadores cubanos; por lo que el trabajo educativo curricular es la columna vertebral de la educación superior y su estructura debe responder a la concepción integradora, dentro de la cual cada asignatura y disciplina del plan de estudio desempeña un papel específico y la determinación de las potencialidades de cada disciplina es una tarea pedagógica que está en la base de la estrategia educativa a tener en cuenta durante el desarrollo del proceso de formación.

La educación en valores está ligada al proceso de desarrollo del pensamiento, a la capacidad de reflexionar y de crear que marca el trabajo educacional, debe ser característica de las actitudes tanto de los estudiantes como los docentes.

La educación en valores es abordada por Chacón Arteaga (2002), García Batista (2004), Garay Chaviano (2007), De Armas Garcías (2008), Guaramato (2008), Leal García (2010) y otros que ponen de manifiesto la necesidad de una discusión integrada, multi e interdisciplinaria en el tratamiento científico de la temática para integrar los principales aportes de distintas visiones y posiciones. (6-11)

En el contexto actual, a la universidad le corresponde un papel determinante como parte del proceso de transformación del trabajo educativo, orientado hacia la focalización de la actividad docente sobre los procesos axiológico – educativos; en tal sentido, el docente está llamado a convertirse en sujeto capaz de fomentar la creatividad necesaria para que el estudiante enfrente determinadas situaciones de la práctica social y tome decisiones para su solución. (12)

Por tal motivo, la formación de valores es una prioridad del Ministerio de Educación Superior, es así que, la enseñanza universitaria se propone que los estudiantes adquieran una cultura general e integral y sean poseedores de cualidades que les permitan actuar de manera acertada tanto en el aspecto moral como en el deontológico.

Para contribuir a la formación de valores es necesaria la unidad de influencias de todos los agentes socializadores. En este sentido es importante aprender a comunicarse en las diferencias, descubrir las contradicciones en que viven y aceptar su condición de individualidad, donde los valores actúan como reguladores de la conducta y convertirse en motivos de su actividad mediante el tránsito de lo cognitivo a lo afectivo.

La pedagogía cubana actual, esencialmente humanista y revolucionaria, persigue el pleno desarrollo de la personalidad y la educación integral del hombre y se proyecta como verdadera pedagogía de la diversidad para la formación de un ciudadano responsable, comprometido con el bienestar de la sociedad en su conjunto y que no asuma una posición individualista en la utilización de los conocimientos adquiridos, esta es una función vital en la universidad transformadora que el mundo nuevo reclama. (13)

Por esta razón la Revolución cubana en estos últimos años ha intensificado el perfeccionamiento de la educación superior, en la construcción del socialismo en un contexto internacional complejo, caracterizado por Fidel Castro cuando expresó: “(…) Ese es el mundo en que estamos viviendo, no es un mundo lleno de bondad, es un mundo lleno de egoísmo: no es un mundo lleno de justicia, es un mundo lleno de explotación, de abuso, de saqueo, donde un número de millones de niños mueren cada año y podrían salvarse, ’’(…) (14)

Igualmente durante la Conferencia Inaugural Universidad 2010 Díaz Canel expresó: (…) “Para dar continuidad al perfeccionamiento de la educación superior, se han identificado dos prioridades que forman un todo orgánico, se habla de dos esferas del trabajo universitario que están recibiendo atención prioritaria: el fortalecimiento de la labor educativa de la universidad y el aseguramiento de la calidad de sus procesos sustantivos’’ (…). (15)

En la formación de los recursos humanos necesarios para el sistema nacional de salud, le corresponde a la Universidad médica un papel determinante como parte del proceso de transformación del trabajo educativo que está estrechamente relacionado con la educación en valores, la cual no es una tarea de carácter informativa, sino que debe incidir en los modos de actuación, mediante un proceso complejo de comunicación entre docentes y estudiantes, donde estos últimos asumen una posición activa en el proceso enseñanza aprendizaje de las ciencias médicas, necesario para la apropiación individual de los significados y la construcción de sus valores; en tal sentido el personal docente asume nuevos retos, con una nueva función: enseñar para aprender; de modo tal, que los estudiantes desarrollen procesos cognoscitivos para ser aplicados a situaciones cambiantes, para lo cual debe desarrollar habilidades y actitudes lo que implica desarrollar capacidades como la creatividad y la comunicación interpersonal, establecer relaciones estables y asumir riesgos y retos. Esto implica el dominio de procesos y métodos para aprender de la práctica, de la experiencia y de la intersubjetividad.

Cada vez más, se requerirá en las ciencias médicas de docentes competentes que perfeccionen y profundicen en sus conocimientos y habilidades, a través de procesos de superación continua de postgrado en sus diferentes formas. Esta consideración encuentra su basamento principal en las características específicas que le dan individualidad al proceso enseñanza-aprendizaje en la educación de postgrado, que reconoce como objetivos el «aprender a aprender» y «enseñar a pensar», a un profesional con capacidad crítica y reflexiva que contribuye con sus iniciativas, a la solución de los problemas de salud; que cuenta con un docente equipado con medios y metodologías adecuadas para cumplir los objetivos del proceso de enseñanza – aprendizaje; cuya misión es organizar, estimular, integrar y coadyuvar al proceso educativo; Se convierte el docente en un guía que facilita las experiencias de aprendizaje y establece una relación recíproca con el estudiante donde ambos aprenden entre sí, mediante el uso de didácticas flexibles que permiten el desarrollo de la creatividad en docentes y estudiantes.